Pasaje
tomado de mi libro
Matrimonios que Perduran en el Tiempo
EL
MARIDO SUSTENTA Y CUIDA A SU ESPOSA como Cristo a la iglesia
(Ef 5:29). Hay maridos que descuidan la salud de su esposa, o que le exigen
esfuerzos superiores a sus fuerzas. Al comportarse de esa manera demuestran que
no la aman como a su propio cuerpo, sino que la tratan como si fuera un cuerpo
ajeno. Pero es el suyo propio y es más frágil (1P 3:7). Si no la cuidan,
después no pueden quejarse de que su salud se deteriore o se enferme. En verdad
en muchos casos el microbio responsable de la enfermedad de la mujer es el
marido.
El
marido debe proveer el pan –insisto en ello- el vestido y la vivienda, etc., y
todas las necesidades de su casa, como lo manda la palabra. De lo contrario “ha
negado la fe y es peor que un incrédulo.” (1Tm 5:8). Pero es un hecho que la
vida moderna, por el costo de vida, que incluye los altos precios de los
servicios esenciales y del colegio, entre otros rubros, obliga con frecuencia a
la mujer a trabajar para contribuir al presupuesto familiar. Pero ése no es el
ideal, sino una deformación impuesta por las realidades económicas actuales.
Sin embargo, cuando hay hijos pequeños la mujer debe en lo posible permanecer
en el hogar y no confiar a sus hijos a una empleada doméstica, porque en ese
caso, será ella quien los forme y les enseñe quizá hábitos indeseables.
Si
es necesario que la mujer trabaje es mejor que lo haga en su casa. Hay muchas
formas de ganar dinero hoy en día que no requieren acudir a un centro de
trabajo. El Internet lo ha hecho posible.
(Vol II, por publicar, Editores Verdad &
Presencia. Av. Petit Thouars 1191, Santa Beatriz, Lima, tel. 4712178.)
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