jueves, 11 de marzo de 2021

LA PATERNIDAD DE DIOS I

LA PATERNIDAD DE DIOS I

Dios es Padre, en primer lugar, de su Hijo unigénito, el Verbo (la Palabra), que estaba con Él desde el principio (Jn 1:2); y es Padre del pueblo escogido, de Israel, a quien Él llama hijo; Padre también de todos aquellos a quienes ha dado la potestad de ser hechos hijos de Dios, esto es, a todos “los que creen en su nombre…los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”, (Jn 1:12,13). Ellos son hijos porque han recibido el espíritu de adopción “el cual clama ¡Abba, Padre!” (Gal 4:6). Y lo han recibido por haber creído, “pues todos sois hijos de Dios, por la fe en Cristo Jesús.” (Gal 3.26).


miércoles, 3 de marzo de 2021

LA MAGDALENA III

LA MAGDALENA III

Quizá alguno diga: “Entonces si estoy en Cristo Jesús, ¿puedo pecar a mis anchas?”, como, en efecto, algunos acusaban a Pablo de sostener. No, no es así. Jesús le dijo una palabra clave a la mujer: "Vete y no peques más". La realidad del arrepentimiento se prueba en que el individuo cambia de vida, y no vuelve a pecar habitualmente. De lo contrario su arrepentimiento no sería más que un sentimiento pasajero. Pero el verdadero arrepentimiento es un estado.



LA MAGDALENA II

LA MAGDALENA II

"Y quedó solo Jesús y la mujer que estaba en medio". El pecador y Dios están siempre solos, uno frente al otro. Los testigos sobran.
"Enderezándose Jesús y no viendo sino a la mujer, le dijo: 'Mujer, ¿donde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?’" Cuando se descubre lo que en realidad somos, toda nuestra jactancia, toda nuestra osadía, desaparecen.
"Ella dijo:’ Ninguno, Señor’. Entonces Jesús le dijo: ‘Ni yo te condeno. Vete y no peques mas.’"



LA MAGDALENA I

LA MAGDALENA I

"Entonces los escribas y fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: 'Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio '" Sorprendida, por así decirlo, con las manos en la masa. ¡Hipócritas! Sólo traen a la mujer, no al hombre. Se diría que cometió adulterio sola. ¿Y el hombre? No, él no pecaba; sólo la mujer. Debieron haber traído a ambos y decir: "Esta pareja ha sido sorprendida..."