EL DIEZMO
La gran
diferencia entre los que toman en serio su fe y los otros; entre los cristianos
que llamamos profesionales y los que hemos llamado aficionados, está en el
diezmo. Los que toman en serio a Dios, los que le han entregado todo lo que son
y todo lo que tienen, son los que dan el diezmo, porque reconocen que todo lo
que tienen viene de Él y que, por tanto, le pertenece.
Ésa es la línea
divisoria entre los cristianos. Los que no dan el diezmo a la iglesia no toman
en serio a Dios que estableció la iglesia. Y la iglesia que no enseña y no pide
el diezmo tampoco toma en serio a Dios. Pero, además, priva a sus fieles de una
gran oportunidad de ser bendecidos.
Cuando tú le
entregas tu dinero a Dios, le estás probando tu fidelidad. En recompensa Él
derramará sus bendiciones sobre ti. Primero las espirituales, que son las más
importantes. Fortalecerá sus lazos contigo, porque sabe que eres suyo. Y
después te dará las bendiciones materiales que tú necesitas para desarrollarte
plenamente.
(Estos párrafos están tomados de un
artículo del mismo título publicado hace nueve años).
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