Pasaje tomado de mi libro
Matrimonios que
Perduran en el Tiempo
DIOS CREÓ AL HOMBRE Y A LA MUJER
PARA QUE SEAN UNO, no en infelicidad sino en
felicidad. Y la esposa, la mujer es el mayor bien que el hombre puede recibir
en la vida, después de la salvación. Proverbios dice al respecto: “El
que halla esposa, halla el bien, y alcanza el favor del Señor” (18:22).
Tu bien, tu bien personal es la mujer que tienes al lado, es la mujer que
duerme contigo, tu esposa. Atesora ese bien que el Señor te ha dado. ¡Cuídala,
cuídala! porque esa responsabilidad es una parte muy importante del matrimonio.
Trátala, como dice el apóstol Pedro en otra parte, “como a vaso más frágil”
(1P3:7).
¿Cómo
tratamos nosotros a una porcelana, a una cerámica frágil?, Con muchísimo
cuidado. No se vaya a romper. Un vaso de plástico lo ponemos aquí, o allá, y si
se cae no se rompe. No trates a tu mujer como si fuera un vaso de plástico,
sino como un vaso de porcelana fina. Trátala con guantes de seda y ella te
responderá de la misma manera, con igual gentileza. “Vuestra gentileza sea
conocida por todos”, escribió el apóstol Pablo (Flp 4:5). Si eres gentil con
todos pero no con tu mujer, no en tu hogar, eres un hipócrita.
Nosotros los hombres en
el Perú no estamos acostumbrados a portarnos así. Somos bruscos y
desconsiderados con nuestras mujeres, como si eso fuera lo varonil, lo macho,
cuando es precisamente lo contrario.
(Pasaje tomado de las páginas 114 a 115. Editores Verdad y Presencia, Tel
4712178)
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