miércoles, 20 de octubre de 2010

EL LIBRO DE DANIEL HABLA A LOS JÓVENES

Por José Belaunde M.

En la juventud uno tiene la vida en sus manos. Tú puedes ser lo que quieras ser.

Quizá digas: Imposible, hay cosas que no puedo ser, no está en mis manos decidirlo, porque depende de factores que no están a mi alcance.

Cierto. Si no tienes la estatura requerida no puedes entrar a la escuela militar. Si pesas 70 kilos no puedes ser bailarina de ballet.

Es muy cierto que nuestro futuro en la vida depende del camino que ya hemos recorrido anteriormente.

Cuanto más avanza uno en la vida menos libertad tiene para decidir lo que va a hacer en los años que le quedan de vida.

Si tomas el ómnibus para ir a Pacasmayo, no puedes decidir de repente ir a La Oroya. Está en otra dirección.

Si uno tiene 50 años, lo que uno hizo o logró hasta esa edad condiciona fuertemente lo que puede hacer en los 20 ó 30 años que le quedan de vida.

Pero a los 16 ó 18 años, el partido recién empieza. Tienes dos tiempos por delante para meter goles, para plantear el partido a tu gusto.

Por de pronto, hay algo que tú puedes decidir cualesquiera que sean las circunstancias de tu vida, seas rico o pobre; nadie puede impedir que tú lo hagas, sólo depende de ti:

Puedes decidir ahora mismo que vas a servir a Dios y nadie puede impedírtelo.

Pero ¡ojo! servir a Dios no quiere decir únicamente predicar o ser pastor. Uno puede servir a Dios sin haber subido nunca a un púlpito.

Servir a Dios quiere decir ante todo vivir de acuerdo a su palabra, amarlo, obedecerlo. Y eso nadie te lo puede impedir. Puedes hacerlo aunque estés preso.

Ahora puedes decidirlo, en este momento y sólo de ti depende el que mantengas esa decisión hasta tu último día en la tierra, cualquiera que sean las circunstancias exteriores de tu existencia. Y puedes hacerlo aunque te cueste la vida. Pero si te costara la vida, tendrías una gran recompensa en el cielo, habrías hecho un gran negocio.

Pero en el campo puramente humano, a esta edad tienes la capacidad de decidir lo que quieras ser en tu vida. Es verdad que tienes un campo de posibilidades relativamente limitado, es cierto; no es infinito, ilimitado, pero es, no obstante, bastante amplio.

Puede ser que llegar a ser un profesional no esté a tu alcance porque no tienes el dinero para estudiar en la Uni, eres demasiado pobre y lo poco que ganas lo empleas en sostener a tu madre viuda y hermanitos.

Pero eso no te impide decidir capacitarte en algún oficio, aunque sea artesanal. O puedes decidir llegar a ser una persona culta, leyendo y estudiando de noche. Si no tienes plata para comprar libros, puedes prestártelos de alguna biblioteca.

Puedes decidir a quién vas a servir, si a Dios o al diablo. Si decides lo primero, Dios te va a ayudar a alcanzar las metas que te propongas, metas que parecerían ser imposibles para ti si Dios no viene en tu ayuda.

Quizá te llamaron de la banca de suplentes a medio partido, cuando el marcador estaba en contra, pero ahora tienes todavía un tiempo amplio para voltearlo.

Al inicio del primer capítulo del libro de Daniel hay un versículo que habla de las cualidades que debían tener los jóvenes que debían ser seleccionados para ser entrenados y preparados para el servicio del rey. Veámoslo.

Dn 1:4 "muchachos en quienes no hubiere tacha alguna."

¿Cual es la tacha más grave que se puede hacer contra una persona? Que no sea de buena conducta. Que tenga malos hábitos, malos antecedentes.

Si tienes un pasado malo, si has sido arrestado varias veces, si has estado en la cárcel. Eso es una tacha grave. Y puede ser un obstáculo grave.

Pero puedes arrepentirte hoy de tus pecados y de tu mala conducta y a partir de hoy, con la ayuda de Dios, comenzar una vida nueva, llevar una vida irreprochable. Muchos lo han logrado, aunque tenían un largo prontuario de antecedentes en la PIP.

Pero si no es ese tu caso, te será más fácil.

Quizá tienes defectos de carácter. Puedes pedirle a Dios que te cambie y te libre de ellos.

¿Cómo? Despojándote del hombre viejo y vistiéndote del nuevo (Ef 4:22-24).

Transformándote por la renovación de tu entendimiento (Rm 12:2).

"De buen parecer"
¿Qué quiere decir eso? Bueno, eso podría ser tener buena pinta, o ser una reina de belleza. Pero no está hablando de eso.

Mírate en el espejo. No se trata de que puedas ganar un concurso de belleza o de que seas un Adonis, que te busquen para ser modelo, sino de que tengas un aspecto correcto, agradable.

Dios no está interesado en la belleza externa de las personas sino en la interior, pero la belleza interior se refleja en el orden exterior, en lo ordenado de su aspecto.

Fíjate en este punto: Si eres hombre ¿andas desgarbado, mal peinado, sucio, con el pelo desgreñado y largo, con tu ropa descuidada?

Conoces el dicho: “Como te ven te tratan”. Así es el mundo. Eso se refiere también al vestido.

Si llevas ropa fina, de marca, elegante...dicen: “Este es un señor”. Pero no estoy hablando de eso.

Quizá no tengas ropa fina, pero puedes tenerla limpia, estar bien arreglado, lavado, afeitado, pelo no muy largo. Si te ven así, causas buena impresión.

Y si eres una muchacha ¿A dónde llega tu falda? Si es una mini mini, ya te tasaron; apenas te ven, pensarán: Esta es una chica tan ligera de costumbres como de ropa.

¿Qué dice 1P 3:3,4? “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.”

Puedes tener un aspecto agradable y a la vez discreto, ordenado.

La manera cómo nos vestimos refleja nuestra personalidad. No lo olvides.
Si andas pintarrajeada, ya te calificaron de frívola, o de pretenciosa, o de tener mal gusto.

Pero si te arreglas con buen gusto y discreción, aun los atrevidos te guardarán respeto.

Igual ocurre con los hombres. Tu aspecto te delata.

"Enseñados en toda sabiduría"
Que hayas sido o no enseñado en toda sabiduría hasta ahora quizá no ha dependido de ti.

La sabiduría más importante es la de Dios. Si no naciste en un hogar que era cristiano, o no fuiste a un colegio cristiano, es poco probable que hayas sido enseñado en la sabiduría de Dios.

Pero quizá tus padres tenían una buena moral y te dieron buen ejemplo. Eso es un gran capital para la vida.

Pero también pudiera ser que te enseñaron mal y que te dieron muy mal ejemplo con la vida que llevaban. Si ese es el caso, ahora que conoces la verdad, puedes reaccionar contra ese pasado negativo y eso tendría mucho mérito para Dios. Él quizá te quiera usar para que des testimonio a los que tienen un pasado como el tuyo. Recuerda para Dios no hay nadie perdido.

Pero no olvides que hay también una sabiduría del mundo que puede ser muy útil para la vida y quizá tus padres te la enseñaron, aunque no fueran creyentes. Recuerda que Jesús dijo que “los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.” (Lc 16:8). (Nota).

Y dijo también: “Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.” (Mt 10:16).

Si no recibiste una buena educación en casa ni en el colegio, ponte ahora en la escuela del Espíritu Santo y empieza a aprender la sabiduría de Dios. Ponte a leer y meditar el libro de Proverbios.

¿Sabes por qué este libro tiene 31 capítulos? Para que leamos uno cada día del mes. ¿Qué capítulo? Pues el del día. Si haces eso te llenarás de la sabiduría de Dios y la sabiduría de Dios será adorno a tu cuello y dará gracia a tus palabras (Pr 1:9; 16:23).

"Sabios en ciencia..."
Esto se refiere al conocimiento humano. Quizá fuiste un mal alumno en el colegio y eres como consecuencia un ignorante.

EN LO HUMANO, LO QUE TÚ ERES HOY DECIDE LO QUE SERÁS MAÑANA.

Toma nota de lo siguiente: tu futuro en la vida, tu éxito, tu progreso, depende en gran parte de lo que sabes. Es el conocimiento, la capacitación lo que nos abre la puerta del éxito en el mundo.

Ahora estás en la edad de adquirir conocimientos que te sean útiles para triunfar.
Adquirir esos conocimientos depende de cómo utilizas tu tiempo ahora.

¿Cómo lo empleas? Hay personas que aprovechan las 30 horas del día. ¿Cómo 30? ¿Acaso tiene el día 30 horas? Es que aprovechan tan bien hasta el último minuto que parece que para ellos el día tuviera más horas que para los demás.

De cómo uses el tiempo depende cuánto avances en la vida.

En el Perú hay una cultura de la pérdida de tiempo. Somos expertos en eso. Se habla y se habla ... pero no se hace nada. Se la pasan discutiendo en los cafetines o en las esquinas sobre lo que hay que hacer, pero no pasan de palabras que se lleva el viento.

¿Cuánta saliva gastas al día en decir tonterías? ¿En hablar piedras? Jesús dijo que de toda palabra ociosa daríamos cuenta en el día del juicio. ¿Recuerdas? (Mt 12:36).

¿O cuánto tiempo inviertes en mirar tonterías? ¿En ver TV, en oír radio, en parlotear por teléfono?

De cómo inviertas tu tiempo depende lo que llegues a ser. El tiempo que pierdes nunca lo recuperas. Aprovecha tu tiempo.

Es como llenar una maleta. Cuando vas de viaje puedes llevar poco o mucho en una maleta. Depende de que aproveches o no hasta el último resquicio, el último huequito que queda para poner algo. O si eres comerciante de que no lleves papeles viejos en lugar de mercadería para vender.

Tu tiempo es tu vida. No tienes otra vida que tu tiempo. A medida que pasan las horas, a medida que avanza el minutero, se te va la vida.

Cuando se es joven uno cree que tiene una eternidad por delante. Sí la tienes, pero no en la tierra. En la tierra el tiempo vuela.

Si no siembras en los surcos de tu tiempo, no cosecharás satisfacciones.

Si no siembras conocimiento, no cosecharás reconocimiento.

¿Qué es el reconocimiento? Es que la gente te aprecie, que reconozcan lo que vales, lo útil que puedes serles. Que reconozcan lo que has logrado con o sin diploma.

Si el agricultor siembra poca semilla, poco cosechará. Si siembra mala semilla, tendrá una mala cosecha.

Lo que tú coseches más adelante (es decir, una buena posición, un hogar, una casa propia...) depende de que lo siembres ahora. No te caerá del cielo.

Siembra en los surcos de tu tiempo semilla apretada, de buena calidad, para que tengas una buena cosecha.

¿Qué es lo que puedes cosechar ahora mismo como fruto inmediato de tus estudios? Un buen currículum.

Cuando vas a buscar trabajo en una empresa, te piden tu currículum. Si eres joven, eso consiste básicamente en lo que has estudiado, en qué institutos, en qué universidad, qué experiencia tienes...

¿Por qué quieren saber eso? Porque de esas cosas depende cuán útil tú puedas serles, qué conocimientos o experiencia aportas a la empresa.

Si no sabes nada sólo servirás para portero o conserje... (Ahora de repente hay uno aquí cuyo padre es conserje o portero. No se lo eches en cara ni te avergüences de él. Quizá él no tuvo oportunidades de estudiar, o quizá nadie le habló de que debía aprovechar el tiempo en su juventud. Además Dios puede usar poderosamente a los conserjes como embajadores porque, estando en la puerta, entran en contacto con mucha gente).

Pero si eres un buen electricista, serás muy apreciado porque no se encuentra muchos buenos. Si además eres ordenado, cumplido, puntual, honrado, vales oro para ellos. La gente busca buenos técnicos, buenos operarios, que hagan bien su trabajo, que no los defrauden, que no lo dejen todo a medias, que reciban un adelanto y nunca regresen.

Las empresas grandes y chicas tienen hambre de buenos empleados, de empleados confiables, porque son escasos.

Al que trabaja bien lo buscan, lo necesitan, no hay nada peor que tener un empleado malo. El libro de Proverbios habla bastante de eso (Pr 26:6).

Pero quizá digas: yo no tengo oportunidad de estudiar porque tengo que trabajar y ayudar a mi familia. No tengo para la matrícula ni para las mensualidades de un instituto.

¿Sabes lo que es un autodidacta? Alguien que estudió solo, que no estudió en ninguna escuela. Muchos grandes hombres lo fueron. Edison, por ejemplo, el inventor de la bombilla eléctrica, del fonógrafo y de tantas otras cosas, también lo fue.

Un buen libro puede ser el mejor maestro.

"Idóneos para estar en la palacio del rey".
Aquí no se trata de la casa de Dios, sino de los buenos lugares del mundo, de los sitios elegantes. ¿Qué se esperaba de esos jóvenes para que pudieran estar en la corte sin desentonar? Que tuvieran buenas maneras, un lenguaje mesurado, que fueran corteses, amables, que tuvieran dominio propio. Esas son cualidades cristianas que también son apreciadas en el mundo Y que todo joven cristiano debe poseer para dejar bien parado el nombre de su padre, Dios.

Hay jóvenes que aprendieron a comportarse así en sus hogares. Esa es una buena herencia que los hijos reciben de sus padres, aun mundanos. Pero si no te enseñaron las buenas maneras en tu casa, puedes aprenderlas por tu cuenta, y tendrás más mérito.

Si tú tienes esas cualidades y te portas así, puedes estar seguro de que serás apreciado y te recibirán en cualquier parte; que no desentonarás, aunque no tengas dinero. Esas son las marcas del carácter controlado por el Espíritu Santo.

Tu aspecto exterior, tu conducta, tu forma de hablar, son tu mejor carta de presentación.

Recuerda lo que dice Pr 20:11. "Aun el muchacho es conocido por sus hechos si su conducta fuere limpia y recta."

"Y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos."
Si entras a una empresa y te haces notar por tu buen testimonio y tu diligencia, quizá te hagan estudiar alguna especialidad. Hay firmas que invierten en la capacitación de su personal. No lo hacen por altruismo sino porque saben que les reportará más tarde algún beneficio.

Tu futuro como profesional, o como empleado, o como operario, depende de cuán bien domines tu oficio o tu profesión o tu puesto en la línea de producción y de cuán bien te desempeñes.

Hazlo todo con excelencia, no sólo para agradar a tu patrón, sino para agradar al patrón de los patrones, a Dios (Col 3:22,23).

¿Por qué adelantó tanto José, digamos, "en su carrera"? Porque todo lo hacía bien. Quizá tú digas: “No, sino porque la mano de Dios estaba con él.” Claro, es cierto, todo lo hacía bien porque la mano de Dios estaba sobre él.

Pero si tú buscas a Dios y te esfuerzas, la mano de Dios también estará sobre ti y todo prosperará bajo tu mano. Hay incontables ejemplos de cristianos que prosperaron porque buscaban a Dios y Él hacía que tuvieran éxito en todo lo que hicieran. Esa es una promesa de Dios (Jos 1:8).

Hay lamentablemente muchos malos hábitos nacionales de los que se han contagiado hasta los creyentes. Se les podría llamar “las cuatro "i" del fracaso”: incumplimiento, impuntualidad, irresponsabilidad, impericia. Nunca cumplen sus compromisos, siempre llegan tarde o cumplen con atraso, no les importa cómo hacen las cosas ni asumen sus responsabilidades, no aprenden a trabajar con calidad profesional.

Arráncate esos malos hábitos. No pierdas el tiempo. Esfuérzate por quedar bien.
Recuerda el proverbio que dice: "¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición." (Pr 22:29). ¿Tú quieres estar delante de los reyes, esto es, delante de la gente que toma las decisiones importantes, que tiene el poder económico en sus manos? ¿Quieres progresar en el mundo? Pues sé solícito en tu trabajo.

Daniel se mantuvo delante de los reyes a lo largo de su vida, a pesar de los cambios políticos que le tocó presenciar, porque siempre fue solícito, diligente, en su trabajo. Su integridad y su eficiencia lo convirtieron en un colaborador y consejero invalorable, indispensable. Le permitieron cumplir tanto con Dios como con los hombres; ser fiel con Dios así como con los hombres que depositaron en él su confianza.

En el Perú hay muchos ejemplos de hombres que partieron de la nada y que alcanzaron grandes posiciones. El dueño de una de las grandes empresas de transporte terrestre empezó como camionero. Los dueños actuales de la más grande empresa de leche evaporada que todo el mundo toma, heredaron de su padre la flota de camiones que transportaba esa leche. Hoy son dueños de uno de los conglomerados industriales más grandes del país.

¿Cuál fue su secreto? Fueron diligentes en su trabajo y Dios les abrió puertas inesperadas. Estudia lo que el libro de Proverbios dice acerca del diligente y de la diligencia. Aprenderás mucho de ese estudio.

Nota: Haber pretendido prescindir de esa sabiduría, como si no viviéramos en el mundo, le ha hecho mucho daño a los cristianos al tildárseles de ignorantes.
#398 (04.12.05) Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M.

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