martes, 24 de agosto de 2010

¡CUÁN AMABLES SON TUS MORADAS! III

Por José Belaunde M.

Comentarios al Salmo 84
Prosigo publicando pasajes de comentarios de autores famosos del pasado que he traducido y adaptado del inglés. Mis anotaciones están impresas en color negro; los textos citados están impresos en color azul.

San Agustín
Vimos en el artículo anterior que San Agustín toma como base de su exposición de este salmo la palabra “gitit” que figura en el encabezamiento, y que él toma en su tercer sentido, “la prensa del vino”.

5. Después de haber disertado acerca del vers. “Dichosos los que habitan en tu casa.”, él se pregunta: “¿Pero cómo llegaremos ahí? “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas.” Sabía dónde estaba y que debido a la fragilidad de su carne no podía volar a ese estado de beatitud. Pensó acerca de su propia carga, como ha sido dicho en otro lugar: “Pues el cuerpo corruptible agrava al alma, y la morada terrestre oprime a la mente pensativa.” (Sab 9:15). (Nota 1).

El Espíritu llama hacia arriba y el peso de la carne tira hacia abajo. Del doble esfuerzo de levantar y bajar procede una especie de lucha que contribuye a la presión de las prensas del vino. Oigamos cómo el apóstol Pablo describe esta lucha de las prensas del vino, porque él mismo la ha experimentado, y fue ahí apretado: “¡Miserable de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Porque yo me deleito en la ley de Dios conforme al hombre interior.” (Rm 7:24,25) Pero ¿qué haré? ¿Cómo volaré y cómo llegaré ahí? “Pero veo otra ley en mis miembros que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado…” (Rm 7:23) En las palabras del apóstol esa dificultad y esa lucha casi inextricable son aliviadas por la adición: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo.” (2)

De modo que mientras suspiraba en su ardiente anhelo por la casa de Dios y las alabanzas a Dios, y cuando le venía una especie de desesperación al sentir el peso de su cuerpo, de nuevo surgió la esperanza y exclamó: “Bienaventurado el hombre cuya ayuda viene de ti.” (vers. 5)

¿Qué es lo que Dios provee en su gracia para aquel a quien Él ha tomado pa ra conducirlo hacia adelante? Sigue diciendo: “Ha puesto pasos en su corazón.” ¿Dónde? En su corazón, estando en el valle de lágrimas. De modo que aquí tienes como prensa del vino al valle de lágrimas. Las lágrimas muy piadosas de la tribulación son el vino nuevo de los que aman (a Dios, se entiende).
“Salieron llorando echando su semilla…” (Sal 126:5). Por tanto, por la gracia de Dios sean puestos pasos de ascenso en tu corazón. Asciende por amor. Por eso se llama a ese salmo “cántico gradual” (3) “Él ha puesto pasos de ascenso al lugar que Él ha determinado.” (vers. 7)

Ahora nos lamentamos. ¿De dónde procede nuestro lamento sino del lugar donde fueron puestos los pasos de ascenso (esto es, del valle de lágrimas)? ¿De dónde procede nuestro lamento sino del motivo por el cual el apóstol exclamó que era un hombre miserable porque vio otra ley en sus miembros que luchaba contra la ley de su mente? (Rm 7:23).

¿Y de dónde procede esto? De la penalidad del pecado. Nosotros pensábamos que podíamos fácilmente ser justos en nuestras propias fuerzas antes de que recibiéramos el mandamiento: “Pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí,” dice el apóstol. (Rm 7:9). Porque al hombre le fue dada una ley, no para que pudiera salvarlo, sino para mostrarle cuán severa era la enfermedad que lo afligía. Pero cuando el pecado fue manifestado por la ley dada, el pecado aumentó. “El pecado –dice él- tomando ocasión del mandamiento produjo en mí toda clase de concupiscencia.” (Rm 7:8). ¿Qué significa “tomando ocasión del mandamiento”? Habiendo recibido el mandamiento los hombres trataron de cumplirlo en sus propias fuerzas pero, conquistados por la lujuria, se volvieron culpables de transgredir ese mismo mandamiento (que querían cumplir). Pero ¿qué dice el apóstol? “Donde abundó el pecado, sobreabundó más la gracia.” (Rm 5:20). Esto es, aumentó la enfermedad, pero también el efecto de la medicina.

Spurgeon
(Véase nota en el artículo anterior. Su texto es el de la versión King James)
5. “Bienaventurado el hombre que tiene en ti su fuerza.”
Habiendo hablado de la bienaventuranza de los que residen en la casa de Dios, ahora el salmista habla de los que son favorecidos porque pueden visitarla en las ocasiones prefijadas, yendo en peregrinaje con sus hermanos devotos. Pero el salmista no es indiscriminado en su elogio, porque habla sólo de los que asisten a los festivales sagrados con todo el corazón. La bendición del culto sagrado no pertenece a los adoradores de corazón dividido, ni a los indiferentes, sino a los que se entregan a ello con todas sus energías. Ni la oración, ni la alabanza, ni la escucha de la palabra será agradable, o provechosa, a los que han dejado atrás su corazón. Una compañía de peregrinos que hubiera dejado en casa su corazón no sería mejor que una compañía de cadáveres, inapropiados para unirse a los santos vivientes en la adoración a Dios.
“En cuyo corazón están tus caminos.”
Los que aman los caminos de Dios son bendecidos. Cuando tenemos los caminos de Dios en nuestro corazón y nuestro corazón en los caminos de Dios, somos lo que debemos ser y estamos donde debemos estar y, por tanto, gozamos de la aprobación de Dios.

6. “Quienes pasando por el valle de Bacá lo convierten en fuente.” (4).
Yendo alegremente por el camino a la gran asamblea, los fieles peregrinos se refrescan aun en las partes más desoladas de la ruta. Así como los hombres se juntan alrededor de una fuente y conversan gozosos, siendo refrescados después del viaje, de igual manera en el valle de lágrimas, o en cualquiera otra hoyada desolada, los peregrinos en ruta a los cielos encuentran un dulce descanso en la comunicación fraternal y en la expectativa de la asamblea general arriba, con sus alegrías inexpresables. Probablemente haya acá una alusión local
(es decir, a un lugar específico),
que quizá nunca sea descifrada, pero el sentido general es bastante claro. Hay alegrías en la peregrinación que hacen olvidar las penurias del recorrido.
“Cuando la lluvia llena los estanques.”
Dios da a su pueblo las provisiones que necesita cuando recorre los caminos que Él le señala. Cuando no hay un suministro natural abajo, los peregrinos encuentran compensación en las aguas de arriba, e igual la hallarán las huestes sacramentales de los elegidos de Dios. Los caminos que de otro modo estarían desiertos por falta de comodidades, se convierten en vías abundantemente provistas para cubrir las necesidades de los viajeros, porque los grandes peregrinajes anuales los conducen en esa dirección. (Véase Nota 3). De igual manera los cristianos conversan y la alegría del culto unido hace que muchas obligaciones que serían difíciles y penosas se vuelvan fáciles y deleitosas.

Delitzsch (Véase nota en el artículo anterior. Él usa su propia traducción)
6,7. “Bienaventurado el hombre cuya fuerza está en ti. Los caminos de los peregrinos están en su corazón. Atravesando el valle de Bacá lo convierten en un lugar de manantiales. La lluvia también lo envuelve en bendiciones.”
El presente más oscuro se convierte en brillante para ellos. Al pasar por el páramo más desolado lo convierten en un lugar de manantiales. Su gozosa esperanza y la infinita belleza de la meta, que bien compensa cualquier esfuerzo y penuria, les proporciona un consuelo refrescante, revitalizador y fortalecedor en medio del árida estepa.
No sólo la fe hace brotar agua del arena y de las rocas, sino que Dios, por su lado, cariñosamente anticipa su amor y premia su fidelidad con una lluvia suave que refresca los campos sembrados en otoño, y que desciende de arriba cobijando el valle de Bacá en una plenitud de bendición. El árida estepa resplandece con un vestido festivo de flores (Is 35:1-10), no en apariencia exterior, sino espiritualmente para ellos de una manera no menos verdadera y real. Y mientras que bajo circunstancias ordinarias la fuerza de los viajeros disminuye a medida que atraviesan la ruta penosa, en el caso de ellos ocurre al revés: “van de fuerza en fuerza.”


Bonar (5)
6. “La lluvia…” Por poca agua que haya, basta para el camino. Es una cisterna para ellos. Ellos encuentran sólo piscinas que la lluvia temprana ha cubierto apenas, pero están contentos de tenerla como provisión para el camino. Les es tan bueno y suficiente como si la copiosa lluvia otoñal hubiera llenado la cisterna. Los peregrinos olvidan la mesa escasa de la posada pensando en la abundancia que encontrarán al final del camino. Los israelitas que suben para la Pascua no se quejan por la falta de agua, porque tienen sus corazones puestos en llegar a Jerusalén.

Cosas Nuevas y Antiguas
8. “Oh Señor de los Ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob.”
Hay dos pensamientos distintos de gran valor práctico para el cristiano en esta corta oración. Hay un sentido de la majestad divina, y una conciencia de la relación divina. Como “Señor de los Ejércitos” es inmenso en poder; como el “Dios de Jacob” es infinito en misericordia y bondad para su pueblo.


Calvino (6)
5. “Bienaventurado el hombre cuya fuerza está en ti.”
David nos informa que el motivo por el cual deseaba acceder libremente al santuario no era simplemente el de gratificar sus ojos con lo que ahí se veía, sino el de progresar en la fe. Apoyarse con el corazón en Dios es alcanzar un grado no pequeño de crecimiento, y éste no puede obtenerse a menos que uno postre su orgullo en el polvo y humille su corazón. Al proponerse buscar de esta manera a Dios, el objetivo de David es prestarse de Él, mediante la oración, la fuerza de la que él siente que carece.
Siempre que el hombre se aparta, por poco que fuere, de la ley divina, se extravía y se enreda en errores perversos. Todo el que haya entendido cuán grande bendición es apoyarse en Dios, empleará todos los dones y facultades de su mente en llegar a Él lo más rápido posible.

6. “Pasando por el valle de lágrimas lo convierten en una cisterna.”
El sentido del salmista es que nada debe impedir a los adoradores ilustrados y valientes de Dios tomar conciencia
(de la importancia)
de esperar en el santuario. Con ello confirma lo dicho antes, que nada es más deseable que estar continuamente participando del culto divino, mostrando que ninguna dificultad debe detener los ardientes anhelos de los piadosos, e impedirles apurar el paso -aunque el camino atraviese desiertos secos y estériles- para participar de las asambleas solemnes. (7) Al pasar por esos lugares deben soportarse muchas privaciones, especialmente de falta de agua, siendo la bebida para los viajeros la más necesaria de todas las cosas. David quiere con este argumento mostrar la perseverancia de los piadosos a los que la falta de agua –que a muchos descorazona de proseguir el viaje- no impedía apurarse en buscar a Dios, aunque sea a través de valles arenosos. Con estas palabras se reprende a los ociosos que no están dispuestos a soportar ninguna incomodidad cuando se trata de beneficiarse del servicio divino. Se huelgan de su propia comodidad y placeres, y no permiten que nada interfiera con ellos. Con tal de que no se les requiera hacer ningún esfuerzo o sacrificio, de buena gana profesarán ser siervos de Dios, pero no darán ni un cabello de su cabeza, ni harán ningún sacrificio por alcanzar la libertad de escuchar el evangelio, o para gozar de los sacramentos. El espíritu ocioso mantiene a las multitudes firmemente atadas a sus nidos, de modo que no quieren privarse en lo menor de sus propias comodidades y conveniencias. En efecto, aun en esos lugares donde se les llama por el sonido de la campana de la iglesia a orar en público, o a escuchar la doctrina de salvación, o a participar en los sagrados misterios, vemos que algunos se dan al sueño, otros piensan sólo en sus ganancias, otros se enredan en los asuntos del mundo, y otros se entregan a sus diversiones. No es sorprendente, por tanto, que los que viven lejos, y los que no pueden gozar de estos medios de salvación, permanezcan ociociando en casa sin sacrificar nada de su sustancia mundana.

7. “Irán de fuerza en fuerza”.
Puesto que el monte de Sión era el lugar en que, según la ley, debían realizarse las asambleas santas, después de que el arca fuera llevada a ese lugar (1Sm 6:12-19), se dice que el pueblo de Dios vendrá a Sión en gran número, estimulándose los unos a los otros en esta buena obra.
Que vayan “de fuerza en fuerza” implica que los santos adquieren continuamente nuevas fuerzas para subir al monte de Sión, y que prosiguen su viaje sin cansancio ni fatiga, hasta alcanzar el lugar deseado donde contemplarán el rostro de Dios…No se veía ahí ninguna imagen de Dios, pero el arca del pacto era un símbolo de su presencia y los adoradores genuinos experimentaban que ese medio les ayudaba enormemente a acercarse a Dios.

Notas:

1. El Libro de la Sabiduría de Salomón es uno de los libros llamados “apócrifos” que la Iglesia Católica reconoce como canónicos (bajo el nombre de “deuterocanónicos”, esto es, del segundo canon). Formaban parte de la traducción del Antiguo Testamento al griego llamada “Septuaginta”. Fueron excluidos del canon por los reformadores del siglo XVI, aunque Lutero los publicó como apéndice de su traducción de la Biblia al alemán, práctica que es seguida por muchas ediciones modernas de la Biblia.
2. San Agustín emplea para su comentario una versión en latín que es anterior a la Vulgata, y que difiere ocasionalmente no sólo de ésta, sino también del texto hebreo llamado “masorético” en que se basa la mayoría de las versiones modernas del Antiguo Testamento, como Reina Valera 60.
3. Los llamados “cánticos graduales” constituyen un grupo de quince salmos (del 120 al 134), que están asociados con los peregrinajes a Jerusalén que debían realizar los judíos todos los años para tomar parte en las tres principales fiestas anuales (Pascua, Pentecostés –o de las Semanas- y Tabernáculos). En los evangelios hay huella de esa práctica en Lc 2:41; Jn 5:1 y 7:2,3.
4. La palabra hebrea bacá, según como se lean sus vocales, puede traducirse como “llanto” o como “morera”, árbol que crece en lugares secos y arenosos.
5. Andrew Bonar (1810-1892). Clérigo de la Iglesia Libre de Escocia, conocido por su piedad. Además de numerosas obras eruditas, dejó varios libros de carácter devocional.
6. El gran reformador y teólogo francés Juan Calvino (1509-64), además de su vasta obra doctrinal y polémica, escribió un comentario que abarca casi todos los libros de la Biblia, incluyendo los salmos. Él es de los que atribuyen este salmo al rey David.
7. Yo agregaría que la imagen de aridez simboliza también los períodos de sequedad que con frecuencia experimentan los piadosos, en los que su alma parece estar muy lejos de Dios y los cielos cerrados a sus oraciones.

#640 (15.08.10) Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).

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