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martes, 20 de octubre de 2015

OCASIONES DE CAER

LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
OCASIONES DE CAER
Un Comentario de Mateo 18:6-9
6. "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le  colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar."
Continuando lo que ha dicho acerca de los niños, o de los que son como ellos en la fe, Jesús hace una muy seria advertencia sobre los escándalos: Cualquiera que haga caer en pecado, o que viole la inocencia de un  niño, o que lo encamine hacia el mal, o que siembre dudas en su espíritu acerca de la fe, a ese tal más le  valiera que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar para que se ahogue (Ap 18:21). (Nota 1)

¿Por qué usa Jesús la imagen de una piedra de molino? Porque, para moler el grano y hacer harina, esas grandes piedras rotatorias eran colocadas encima de una gran piedra fija y, como eran sumamente pesadas, eran movidas con fuerza animal, generalmente por un asno, por lo que solía llamárseles "piedra de molino de asno".

Jesús usa aquí, como hace con frecuencia, un lenguaje exagerado, para hacer impresión en sus oyentes. Él quiere advertirles acerca de la gravedad de provocar la ruina espiritual de un niño, o de una persona inocente, o poco instruida, esto es, de un niño en la fe. En esta advertencia se incluye a todos los que seducen a  menores, o que despiertan prematuramente sus instintos sexuales, así como a los que violan a muchachas  inocentes.

En esta advertencia están incluidos no sólo los individuos, sino también los medios de comunicación, los diarios y revistas, los espectáculos, el teatro y el cinema. Todo aquello que incite al pecado. El que haga pecar a alguno, será responsable de su pecado, y deberá pagar por ello terriblemente. Más le valiera ahogarse en el  mar, dice Jesús, señalando que el castigo que algún día ha de recibir será muchísimas veces peor que esa forma de morir. Aquí se podría aplicar la frase que Jesús dijo una vez acerca de Judas: "Más le valiera no  haber nacido." (Mt 26:24). Y en efecto, a todo el que se condene, más le valiera no haber nacido.
Y Jesús continúa diciendo:

7. "¡Ay del mundo por los tropiezos! Porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!"
¿Qué significa aquí "tropiezo", o más precisamente "escándalo"? (2). Es la acción de inducir a una persona a hacer algo que ocasionará su ruina espiritual; o el suceso que produce ese resultado (Véase Rm 14:13). ¡Ay  del mundo! ¡Ay de la gente! ¡Ay de la persona que lo cause, porque su castigo será tremendo!

Pero ¿por qué dice Jesús que es necesario que haya escándalos? ¿Está diciendo que es inevitable que los haya, o que es necesario por algún motivo? ¿O lo dice porque el diablo aún anda suelto tentando a la gente?  Yo me inclino por la primera opción. Es inevitable que ocurran porque, debido a la caída de Adán, la  naturaleza moral y física del hombre se ha corrompido y, como consecuencia, el mundo está lleno de  ocasiones de caer. Pero también porque el príncipe de este mundo tiene cautivos a mucha gente.

¿No vemos acaso a cada rato cómo los personajes de la farándula son ocasión de tropiezo para muchos jóvenes y muchachas por la vida desarreglada que llevan, y con cuánta frecuencia provocan escándalos? Debido a su notoriedad se convierten en modelos de los que no tienen formación moral ni criterio, y los conducen a la perdición a la que ellos también fatua y ciegamente caminan. Los grandes de este mundo hacen tropezar a los pequeños. ¡Qué cuenta tremenda tendrán que dar a Dios por cada alma que se pierda por su culpa!

8,9. "Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego."
Jesús repite aquí la advertencia que ya había hecho en el sermón del monte (Mt 5:29,30). Lo hace porque nuestros miembros pueden ser ocasión de tropiezo para uno mismo. (3) Él emplea aquí el lenguaje exagerado al cual con frecuencia recurre para grabar en la mente de sus oyentes el mensaje que quiere transmitir: Más vale salvarse estando cojo, manco, o tuerto, que condenarse con el cuerpo con todos sus miembros, dándole más pasto al fuego del infierno. (4)

La vida eterna, la salvación, es un bien, una dicha demasiado valiosa para no sacrificarle lo que fuere. Pero pudiera no tratarse de un miembro del cuerpo. Pudiera tratarse de una amistad, de una compañía, de una afición, o incluso de un trabajo, o negocio rentable.

¿Vale el dinero que ganas más que la vida eterna? Nada hay tan valioso en esta vida que valga tanto como la dicha de gozar de la compañía de Dios por toda la eternidad. Si algo has de salvar, salva tu alma a costa de tu vida, si es necesario. Sería el peor negocio hacer lo contrario. Todo lo que pudieras perder en este mundo lo recuperarás con creces en el más allá.

Notas: 1. Esa forma de suplicio era usada entre los antiguos para castigar a los grandes criminales: Atarle un gran peso al cuello y echarlo al mar, o a un río, para que se hunda y ahogue. Era una forma especialmente ignominiosa de castigo porque privaba a la persona del derecho a la sepultura.
2. La palabra griega que figura en el original es skándalon.
3. El gran escritor e intérprete de la Biblia, Orígenes de Alejandría (c. 185-254), en vista de las grandes tentaciones sexuales a las que estaba expuesto debido a la popularidad que gozaba de joven como maestro, llevando a la práctica literalmente este consejo de Jesús, se amputó el miembro viril. Sólo más tarde  reconoció la necedad de su error.

4. Existe una tendencia a pasar por alto el tema del infierno para no ofender, o asustar, a la gente. Sin embargo, es una realidad que no podemos soslayar, porque la existencia del infierno fue el motivo por el cual Jesús vino a la tierra haciéndose hombre: Salvarnos de sus llamas. Y es Él quien más ha hablado del fuego eterno, al cual están destinados los que se niegan a creer en su mensaje, y viven y mueren en pecado. Doy a continuación una selección de referencias de los evangelios en que Jesús habla del infierno: Mt 10:28; 13:42,49,50; 25:30,41,46; Mr 9:43-48; Lc 16: 23-28.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

PORNOGRAFÍA Y VIOLENCIA


LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
PORNOGRAFÍA Y VIOLENCIA
El presente artículo fue publicado a fines de la década del setenta en un medio impreso hoy desaparecido. Eran los finales del régimen militar y había en el país un clima de agitación que llevó a la convocación de elecciones presidenciales. Como puede verse, su contenido fue involuntariamente profético. Lo he revisado para ponerlo al día y lo publico nuevamente con pocos cambios, porque creo que su mensaje sigue siendo actual.

Desde hace cerca de dos años se observa en Lima la aparición de una serie de publicaciones y revistas abiertamente pornográficas: sus carátulas están adornadas de desnudos llamativos y sus artículos explotan y azuzan la curiosidad de los lectores acerca de temas sexuales. De otro lado, a las películas eróticas algo osadas que se exhibían antes, ha sucedido una avalancha de “films” de franco corte pornográfico. En varios programas de TV los participantes asumen actitudes y gestos descaradamente eróticos como motivo de broma.
Se observa al mismo tiempo en los últimos meses una agravación de los fenómenos de violencia que asumen algunas características inéditas en nuestro medio: desafío abierto a la autoridad, toma de rehenes, asalto a lugares públicos, etc., que configuran los primeros síntomas de un fenómeno que aflige terriblemente a otros países.
Esta simultaneidad de fenómenos no es una mera coincidencia; hay más bien una estrecha vinculación entre ambos. En gran número de países, con excepción de los escandinavos, la aparición de la violencia como fenómeno endémico ha seguido de cerca a la difusión abierta de material pornográfico. Esta vinculación es más marcada en aquellos países como los nuestros, en donde el contraste entre pornografía y moralidad tradicional es más grande.
Yo caí por primera vez en la cuenta de la vinculación que existe entre pornografía y violencia cuando, residiendo temporalmente en Nueva York a inicios de la década del setenta, leí que el lugar más violento del mundo, en el que ocurrían más asesinatos por metro cuadrado, era nada menos que Times Square, la zona de Broadway en la isla de Manhattan que pocas décadas antes había sido el centro glamoroso de los espectáculos, las comedias musicales y el cinema. Pero en los años setenta se había convertido en el antro repugnante de la pornografía. Las funciones teatrales de calidad habían emigrado a otros barrios de la isla, los prestigiosos cines antiguos de estreno, si no habían cerrado, estaban dedicados a la exhibición de películas pornográficas, y las calles estaban llenas de prostitutos homosexuales que se ofrecían por la noche a los transeúntes. Era un lugar para salir corriendo.
Si bien no existe una demostrada relación causal directa entre pornografía y violencia, es fácil comprender el vínculo que existe entre ambos fenómenos si se recuerda que el proceso civilizatorio de la humanidad ha sido uno de dominio paulatino, afinamiento y sublimación de los impulsos instintivos de origen animal. Una lenta evolución ha llevado a la especie humana desde una etapa en que las necesidades vitales (alimentación, vivienda, procreación, etc.) se satisfacían mediante el uso de la fuerza, a una en que la satisfacción de esas necesidades se efectúa a través de canales establecidos por un orden más o menos respetado, y en que la agresividad ha asumido formas sutiles de manifestarse.
La clave de bóveda de este proceso de afinamiento de los impulsos instintivos ha sido el dominio adquirido, o impuesto, sobre el instinto sexual. De ahí que todas las civilizaciones de la historia, sea a través del orden social o de la religión, hayan puesto un énfasis primordial en educar y normar la conducta sexual del hombre. Cuestionada esta llave maestra todo el edificio de frenos e inhibiciones morales y sociales empieza a desmoronarse.
De otro lado, es conocida la vinculación que existe entre agresividad y sexo. Los impulsos agresivos pueden expresarse sexualmente y, viceversa, los impulsos sexuales pueden manifestarse en forma de agresión, es decir, se expresan en forma de actos tales como la violación y el acoso. Ahora bien, las imágenes contempladas en revistas, películas y TV exacerban los impulsos instintivos e inflan las expectativas de satisfacción sexual. Como estas expectativas crecidas no pueden ser satisfechas en el mundo real, se produce un fenómeno de sustitución en que la agresión provee el canal por el que se descargan las tensiones y frustraciones acumuladas. Es obvio que este fenómeno incide más en las personalidades inestables y en los jóvenes, que no la tienen aún plenamente formada.
En suma, la difusión de la pornografía contribuye significativamente a la creación de un clima psicológico en que la violencia puede prosperar, en que las tensiones sociales encuentran fácilmente una válvula de escape en actos de violencia irracional. (Nota)
No es necesario subrayar los prejuicios que a la sociedad causan la violencia y el terrorismo. Además de producir enorme sufrimiento individual, la violencia perturba la marcha normal de las actividades sociales; su necesaria prevención y represión absorben considerables recursos humanos y económicos. Aún más, la sola existencia de la violencia interfiere en los actos de gobierno, o en la administración de justicia, porque el temor a una represalia hace que los individuos se inhiban de actuar. El caso de los jueces y fiscales en Italia que se inhiben, o renuncian, a causa de las amenazas de la mafia, es un ejemplo patente. En nuestro país, como bien sabemos, los fiscales y jueces, los testigos, las autoridades locales y los candidatos a las elecciones, son objeto de amenazas, ataques y asesinatos. Por último, ciertos actos de terrorismo pueden paralizar la marcha de un gobierno, al enfrentarlo a dilemas penosos, cuya solución acapara toda su atención.
Si se quiere evitar que la violencia endémica se instale definitivamente como un fenómeno normal en nuestra sociedad, como ha sido el caso de tantos países, es necesario poner coto ya a la difusión pública de material pornográfico en los tres canales de difusión principales: la prensa escrita (diarios y revistas), el cine y la televisión.
La libertad de prensa, que protege la libre difusión de las ideas, no puede amparar a la pornografía por el mismo motivo por el que la libertad de comercio no ampara al tráfico de drogas.
A este respecto debe hacerse una distinción clara entre dos aspectos del fenómeno de la pornografía. Hay la pornografía que el individuo busca voluntariamente, y por la que está dispuesto a pagar un precio (cuya difusión está prohibida por la ley), y la pornografía a la que, como el ruido o la lluvia en las calles, están expuestos todos, quiéranlo o no: las carátulas de las revistas exhibidas en los quioscos, los afiches de publicidad de películas en las puertas de los cines y en carteles, los anuncios de las películas pornográficas en los diarios y, recientemente, ciertos “sketches” publicitarios y escenas de algunas series y programas televisivos importados, o producidos localmente.
Es sobre todo esta segunda forma la más insidiosa que es necesario atacar, porque afecta más a los menos preparados para defenderse de su influencia, esto es, a los niños y jóvenes.

Para cumplir esta tarea no es suficiente adoptar medidas paliativas, intermitentes, que hasta ahora se han demostrado ineficaces. Es necesario atacar el problema con consistencia y perseverancia, tomando medidas concretas que, sin violar los preceptos constitucionales, frenen con eficacia la difusión de la pornografía.
Lo más adecuado sería una combinación calculada de medidas directas reglamentarias (con normas y prohibiciones pertinentes), y de trabas indirectas de orden administrativo-burocrático y tributario que desalienten no sólo la producción o importación del material pornográfico, sino también su distribución y comercialización en detalle.
Estamos todavía a tiempo para contener el afloramiento incipiente de la violencia endémica en nuestro país –decía yo entonces- pero la tarea urge; una vez instalado, el fenómeno adquiere una dinámica propia, independiente de los factores que contribuyen a generarlo.
Esto es precisamente lo que ha ocurrido en nuestro país. La violencia en sus diversas formas, incluyendo la más cruel y perniciosa de todas, esto es, el sicariato, se ha instalado en nuestra sociedad, y el número de asesinatos a mansalva ha aumentado exponencialmente. De no ponerse coto a este fenómeno la inseguridad en nuestro país podría alcanzar los niveles terribles a que ha llegado en Colombia, Centroamérica o México. Dios nos libre.
Nosotros no podemos ignorar que la pornografía es un ataque a la santidad de Dios, que creó el sexo como medio para la propagación de la raza humana, y para el contentamiento mutuo de los hombres y mujeres unidos en matrimonio. Por ello el acto sexual es una acción santa. Todo lo que lo degrade atenta no sólo contra el Creador, sino también contra la dignidad de la criatura, esto es, de la persona humana.
Nota: Es conocido el hecho de que la mayoría de los asesinos en serie que han sido condenados a muerte en los EEUU eran adictos a la pornografía. Más aún, antes de iniciar su carrera criminal habían caído en la adicción a la pornografía.
Amado lector: Jesús dijo: “De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mr 8:36) Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios es muy importante que adquieras esa seguridad, porque no hay seguridad en la tierra que se le compare y que sea tan necesaria. Con ese fin yo te exhorto a arrepentirte de todos tus pecados y te invito a pedirle perdón a Dios por ellos haciendo la siguiente oración:
 “Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”
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miércoles, 6 de agosto de 2014

EL CRISTIANO Y LA TELEVISIÓN (NEGATIVIDAD II)

LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
EL CRISTIANO Y LA TELEVISIÓN (NEGATIVIDAD IIB)


Hemos estado hablando de los factores que producen una actitud negativa ante la vida, esa visión pesimista del mundo que destruye el ánimo, así como de los efectos dañinos que tiene esta actitud en la vida de la gente.
Voy a mencionar hoy un factor al que no se le suele dar mucha importancia,
pero que sí la tiene y muy grande, tanto más que forma parte de los hábitos más arraigados del común de las personas. Debido a la instantaneidad de las comunicaciones nuestra atención está en buena parte copada por los acontecimientos tanto locales como los que suceden en el orbe entero. Por lo que ocurre en los rincones más apartados del planeta. Esto es, por la noticia. Por el suceso que se convierte en noticia.
Es sabido que hoy se atribuye importancia a las cosas en la medida en que se convierten en noticia. Si algo no es noticia, parece que no tiene importancia y de hecho permanece ignorado. Si algo que concitó la atención de los medios de comunicación durante un tiempo, en algún momento dado deja de ser noticia, la gente se olvida muy pronto de ello.
Pero ¿qué cosa es noticia en términos generales? ¿Qué acontecimientos son los que acaparan los titulares? ¿Los hechos buenos, los actos de bondad de la gente, los actos de heroísmo? No. Con la mayor frecuencia son las cosas malas que ocurren en el mundo, las tragedias, las catástrofes, las guerras, los crímenes, los abusos, lo que atrae la atención de los periodistas. Es muy raro que un noticiero dé buenas noticias, salvo en los espacios deportivos, cuando celebran la victoria de algún equipo favorito.
El hecho es que las buenas noticias no se venden, no llaman la atención del público, no ayudan al “rating” de los programas. Este es un rasgo muy significativo del carácter de la gente. El mal atrae más que el bien. Por eso es que cuando un idealista ha tenido la iniciativa de lanzar un periódico, o una radio, que sólo diera buenas noticias, ha fracasado comercialmente. No tenía público que respaldara su empresa.
Dado pues que el contenido de la información de los medios es preponderantemente negativo, pasar largas horas delante de la pantalla, o leyendo los diarios, enterándose de las desgracias que suceden en el mundo, contribuye enormemente a colorear de negro  nuestra visión de la realidad y nuestro estado de ánimo. Como ese pasatiempo, aparentemente inocente, influye en nuestro estado  anímico, nos predispone a esperar que lo malo suceda y no lo bueno. Nos vuelve pesimistas.
Pero hay algo más. Nosotros sabemos que el causante, el motor detrás de tanta desgracia, de las guerras, de la violencia, de los asesinatos y de todas las cosas feas que nos muestran las pantallas, es el demonio. Dice San Pablo en Efesios: "Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra los gobernadores mundiales de estas tinieblas... contra huestes espirituales de maldad..." (Ef 6:12) que atizan las pasiones humanas, la codicia, el odio, la envidia, la lujuria, que son los móviles detrás de la mayoría de los hechos tristes que constituyen noticia.
El que se la pasa el día absorbiendo malas noticias tiene la mente dominada por lo que Satanás hace en el mundo, no por lo que hace Dios. Porque lo que Dios hace no es noticia, no aparece en los  noticieros. Por lo general permanece secreto, pero algún día se sabrá. Pero lo que contemplas embobado en tu programa impactante favorito, o en el diario de tu preferencia -sobre todo si es uno de esos diarios populares que ahora pululan- es obra del demonio. Es él quien impulsa los bajos instintos del ser humano que constituyen los móviles de tanto hecho de sangre, de las violaciones, los robos y asaltos, etc.
Jesús dijo: "el enemigo no ha venido sino para robar, matar y destruir." (Jn 10:10). Es él quien, odiando al ser humano, busca robarle la felicidad, matar sus ilusiones y destruir su salud y su vida. Es él quien divide a las familias, incita los celos, atiza el deseo de venganza, incentiva la desvergüenza. Todo eso terrible que muestran los noticieros, o los "talk shows" más recientes, incluso las telenovelas que calcan la realidad, es una parte de la obra del demonio en el mundo. Es la manera como él triunfa sobre el hombre.
Quien concentra su atención en esas cosas y dedica buena parte de su tiempo a contemplarlas, o a enterarse de ellas, está mirando lo que Satanás hace, tiene su atención y sus sentidos fijos en él, le está rindiendo homenaje. Sin quererlo le rinde culto, se inclina ante él, lo reconoce como "príncipe de este mundo", que gobierna las acciones humanas, admira la supremacía que ejerce sobre la faz de la tierra. Y como él no quiere sino nuestro mal y las noticias proclaman su victoria, quien bebe todo ese brebaje de amargura, dolor y lágrimas, acaba teniendo su visión de la realidad y su mente dominada por el diablo. Y acabará mirando al mundo a través del cristal que Satanás le ofrece.
A la frase que acabamos de citar del Evangelio Jesús añadió estas palabras: "Pero yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia." (Jn 10:10). Él vino además para destruir las obras del diablo.
Hay las cosas que el demonio causa y promueve, y lo que Jesús hace. Lo que hace el primero, es para nuestro mal. Lo que hace Jesús es para nuestro bien. Lo que hace el demonio nos angustia o nos entristece. Lo que hace Jesús nos alegra y nos consuela. Por amor de Dios, no pases tu tiempo mirando lo que el diablo hace, como si eso fuera lo único que existe. No enfermes tu alma.
Se conoce el caso de muchas personas que, dominadas por las malas noticias
, y deprimidas por la dirección negativa de los acontecimientos, han llegado hasta el suicidio, porque perdieron toda esperanza.
No permitas que el diablo te robe la esperanza. A pesar de todas esas cosas que se muestran en las pantallas, hay mucho bien en el mundo. Hay muchos seres que aman y se sacrifican por otros. Hay mucho heroísmo anónimo. Hay mucha buena voluntad que no llega hasta las pantallas, pero que es mucho más real que lo que éstas muestran.
El diablo ha comprado las cadenas de televisión. Los dueños de las estaciones de TV no lo saben, pero el diablo es su patrón y los usa como testaferros. Sus prácticas de mercadeo perverso, son las tretas que el diablo les enseña. Ellos creen que con sus estrategias aumentan su “rating”. Lo que hacen es aumentar la popularidad de Satanás, celebrar su victoria.
En las mesas de directorio de los canales y de la mayoría de los periódicos y revistas no se discute acerca de cómo educar al público, de cómo elevar el nivel cultural de la gente, sino de cómo aumentar la popularidad de sus programas, cualquiera que sea su contenido, a fin de poder vender más publicidad y a mayor precio. Lo que buscan es ganancia.
Y los auspiciadores, los anunciantes, son igualmente culpables, porque lo que buscan es aumentar sus ventas, aunque, en consecuencia, el número de los que se emborrachen con su producto aumente. Y aun a sabiendas de que los que empuñan el timón habiendo bebido más de lo conveniente, pueden causar accidentes. Pero las consecuencias de su negocio no les importan. Piensen un momento: ellos se nutren del dolor ajeno. No del sudor de otros sino de sus lágrimas.
San Pablo lo dijo: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchas codicias necias y engañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición." (1Tm 6:9). Con tal de hacerse ricos apelan a cualquier medio. Pero caen en destrucción y lazo, porque ensucian su conciencia y han de dar cuenta algún día del daño que hicieron a la conciencia y a las vidas de otros. Jesús dijo: "Ay de aquellos por los que viene el escándalo” …“más les valiera que le aten una rueda de molino al cuello y lo echen al fondo del mar. " (Mt 18:7,6).
Hacen caer en destrucción y lazo también a los que contemplan sus programas porque los incitan a hacer lo que allí se muestra. Les hacen creer que es normal. Hemos visto últimamente cómo niños de escuela disparan fríamente sobre sus compañeros de estudio y sus profesores. A esos niños les parece normal porque lo han visto tantas veces en la pantalla.
No llenes tu mente con basura. No contamines tu alma ni dejes que se contamine la de tus hijos pequeños. "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida", reza un proverbio (Pr 4:23). Lo que tú hagas, la manera como reacciones, el color del cristal con que miras al mundo, dependen de lo que tengas en el corazón, y esto, a su vez, depende de aquello con qué lo alimentes. Tú no comerías comida podrida, en mal estado o envenenada. ¿Por qué entonces absorbes por la vista y el oído lo que te sirve el diablo?
La gente tiene hoy día un ídolo en sus hogares. Y a veces uno en cada cuarto. Y pasan horas delante de él embobados, adorándolo. Satanás tiene una tribuna en todas las casas, un púlpito desde donde predica sus mensajes. Es el aparato de televisión. No seas tú uno de sus adoradores. No formes parte de su audiencia. Guarda la independencia de tu mente y guarda tu alma. Usa ese botoncito mágico que hay en todo televisor para apagarlo. Guárdate a ti mismo y sálvate. (Nota)
Nota: No quiero yo decir con esto que no debamos ver la TV en absoluto, ni siquiera los noticieros. Naturalmente puede ser útil ver los noticieros, y algunos programas periodísticos, a fin de estar enterados, o de tener una apreciación mejor de lo que ocurre en el Perú y en el mundo, así como de conocer a los actores del juego político en el que se juega los destinos de la nación. También hay en el cable algunos canales que transmiten información muy interesante. Pero dedicarle mucho tiempo a la televisión constituye una mala administración de ese precioso recurso del tiempo que Dios nos ha dado, aparte de que es dañino para la comunicación familiar. De otro lado cuando se tienen niños en casa, no tener televisor es la mejor manera de resguardarlos de los peligros que encierra la TV para la inocencia de sus almas. Durante casi 20 años no tuvimos televisor en casa, y eso hizo mucho bien a nuestros hijos, aunque pudieran verla -con bastantes limitaciones- en la casa del vecino o donde mi madre. Pero el hecho de no tener el bendito aparato en la casa les permitió jugar y divertirse juntos con mucha alegría y dedicarle más tiempo a la lectura del que le habrían dado a esa ocupación si hubieran tenido la pantalla al alcance de la mano. (Este artículo fue escrito como charla radial el 28 de abril de 1998. Fue publicado por primera vez en mayo del 2005).
No es mi costumbre pero quiero recomendar a mis lectores que navegan por Internet visitar la página (o suscribirse para recibir diariamente sus artículos) de Fuerza Latina a fin de estar enterados de los acontecimientos que afectan a los cristianos en el mundo. Y a los que dominan el inglés les recomiendo con mayor entusiasmo aun suscribirse a la página “Y-Jesus”, que contiene muy buenos artículos apologéticos acerca del Salvador.
            Asimismo, el Ministerio Logos Internacional está ofreciendo cursos acerca del método de estudio inductivo de la Biblia. Como se trata de una herramienta sumamente útil para el estudio de las Escrituras en profundidad, no quiero dejar de mencionarlo (Tel 461-4918).
Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios te invito a pedirle perdón a Dios por ellos haciendo una sencilla oración:
   “Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”

#815 (02.02.14). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI). 

miércoles, 16 de julio de 2014

EL CARIÑO EN PÚBLICO

Pasaje tomado de mi libro
Matrimonios que Perduran con el Tiempo
EL CARIÑO EN PÚBLICO
También es bueno que los esposos se guarden de expresiones excesivas de cariño en público. El amor es una cosa privada, no para ser exhibida. Por eso uno de los grandes daños que hace la pornografía, hoy día que pasan escenas de amor candente en la televisión y el cinema, es que ponen a la vista de todos cosas que pertenecen exclusivamente a la intimidad de dos seres. La pornografía viola la santidad del matrimonio, viola el plan de Dios, y contamina terriblemente el corazón de los hombres, de las mujeres y, peor aún, de los niños.
¿Saben ustedes que existe una relación muy estrecha entre pornografía y violencia? Hasta el año 1977 el Perú era una isla donde casi no había violencia, comparado con otros países latinoamericanos, pero ese año apareció la primera revista pornográfica, que se llamaba Zeta, quizá algunos se acuerden de ella. Cuando yo vi eso y vi que las autoridades no hacían nada, yo tuve la certidumbre que el Perú empezaría a sufrir la misma violencia que sufrían los países vecinos, pero que nosotros no conocíamos. Y así ocurrió, en efecto, al poco tiempo, porque el año 80, en que surgió el movimiento de Sendero, ya había un tipo de violencia delincuencial en las calles que nuestro país antes desconocía.
 La pornografía le hace gran daño al ser humano, rompe los frenos internos y permite que toda la violencia, que toda la crueldad que hay dentro de él, se desate. Cuando el hombre pierde el dominio de sus instintos, sobre el instinto sexual, en particular, todo lo demás se desboca. Por eso nadie se extrañe de la violencia y de la delincuencia que campea en nuestras ciudades. Están íntimamente ligadas a lo que muestran el cinema y la TV.
(Págs 196 y 197. Editores Verdad y Presencia Av. Petit Thouars 1191, Santa Beatriz, Lima, Tel. 4712178)