martes, 7 de junio de 2016

MENSAJE A LAS SIETE IGLESIAS I - A LA IGLESIA DE ÉFESO I

LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
MENSAJE A LAS SIETE IGLESIAS I
A LA IGLESIA DE ÉFESO I
Un Comentario de Apocalipsis 2:1 al 4
La forma de las siete cartas sigue un patrón regular que se observa en todas, después de la fórmula inicial: "Escribe al ángel..."

1) El autor del mensaje es identificado con uno de los títulos del Hijo del Hombre que se ha mencionado en el capítulo anterior. Es de notar que al empezar las cuatro primeras cartas Jesús se identifica con una de las características con las que Él mismo se ha descrito en la visión inicial que tuvo Juan en el capítulo anterior. Compárese el vers. 2:1 con 1:16,20 y con 1:13; el vers. 2:8 con 1:17 y 1:18; el vers. 2:12 con 1:16; y el vers. 2:18 con 1:14,15.

Los títulos de Jesús en las tres siguientes cartas están tomados de otros pasajes de las Escrituras que son pertinentes a su contenido, el cual en las siete cartas está precedido por las escuetas palabras "Dice esto". Estas palabras recuerdan la frase profética común: "Así ha dicho Jehová" que se encuentra en Am 1:3; 2:11; Abd 1:1; Hg 1:2; Zc 1:3; Mal 1:2,9.

2) El mensaje en sí empieza declarando: "Yo conozco tus obras..." a los que siguen palabras de alabanza, o de reproche; de advertencia, o de aliento, según lo que haya que elogiar, o criticar, en cada iglesia.

3) El mensaje termina con la promesa: "Al que venciere", precedido en las primeras cartas por las palabras: "El que tiene oído..." que indican que el mensaje está dirigido a todos los cristianos de todos los tiempos. En las cuatro últimas cartas ese orden está invertido.

1. "Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete cándele ros de oro, dice esto:"
Es apropiado que Jesús dirija la primera carta a la ciudad de Éfeso, porque la capital (Metrópolis en griego) de la provincia romana de Asia era, junto con Antioquía, la ciudad pagana más  importante durante las primeras décadas de la evangelización. Éfeso era un centro comercial muy importante en ese tiempo, la ciudad más grande del imperio después de Roma y de Alejandría. En ella permaneció Pablo dos años, y a ella volvía una y otra vez en sus viajes. En ella había una comunidad cristiana numerosa y bien organizada, que fue fundada posiblemente por los esposos
Aquila y Priscila (Hch 18:18,19). En ella predicó el alejandrino Apolos con mucho éxito durante un tiempo (Hch 18:24-28). A ella dirigió Pablo una de sus epístolas más importantes.

Al empezar el dictado de sus cartas Jesús se dirige a la iglesia de Éfeso como Aquel que tiene las siete estrellas en su mano derecha, es decir, el que tiene autoridad sobre sus pastores. Enseguida añade: "y el que camina en medio de los siete candeleros", es decir, Aquel que es el Señor de las siete iglesias, Aquel de quien procede la vida espiritual que ellas tienen, y sin el cual ellas no existirían. En una palabra, Jesús afirma su preeminencia para subrayar por qué motivo los destinatarios deben prestar suma atención a lo que les escribe. Pero, a la vez, Él es el que los guarda de los ataques del enemigo, que no podrá arrebatarlos de su mano (Jn 10:28). Al decir que los tiene en su mano, Él está diciendo también: Éstos son míos, me pertenecen. Jesús subraya su intimidad con ellos.

2. "Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a
los malos, y has probado a los que dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos."
Después de identificarse, Jesús menciona en primer lugar lo que tiene que elogiar en cada iglesia:
"Yo conozco tus obras..." como para subrayar la importancia que tienen las obras en la vida del cristiano. Jesús conoce todo lo que nosotros hacemos, sentimos y pensamos. Él habla como alguien que conoce a la perfección a los destinatarios de sus cartas, así como Él nos conoce a fondo a cada uno de nosotros. No tenemos nada que ocultar a su mirada escudriñadora. Conoce todo lo que hay que elogiar y todo lo que hay reprochar. Pero aunque Él pueda ser severo cuando es oportuno, como nos ama al punto de haber dado su vida por nosotros, lo es sin dejar su tono amoroso y cordial.

Él le dice a la iglesia de Éfeso que conoce sus arduos trabajos, esto es, sus penalidades y fatigas, y la paciencia con que las ha soportado en medio de un mundo hostil, lo cual no debe llamarnos la atención, pues Éfeso era una ciudad muy corrupta, en la que prevalecía la idolatría. En ella había un templo famoso, dedicado a la diosa Artemisa, una de las maravillas de la antigüedad.  Recuérdese el alboroto provocado en la ciudad por el rumor de que Pablo y sus compañeros pretendían suprimir el culto a la gran diosa "Diana (su nombre romano) de los efesios", lo que provocaría la ruina de los plateros (Hch 19:23ss).

Eres paciente en la pruebas, continúa Jesús, pero no lo eres, y con razón, con los perversos; ni para soportar a los malos que se infiltran en las iglesias; en particular, con los hipócritas que fingen ser apóstoles, y que pretenden tener autoridad espiritual, pero carecen de ella. Recuérdese la severa condena que hizo Pablo acerca de los "falsos apóstoles" que, siendo ministros de Satanás, "se disfrazan como ministros de justicia" (2Cor 11:13-15), así como la grave advertencia que hizo a los ancianos de Éfeso acerca de los "lobos rapaces que no perdonarían al rebaño", y que hablarían "cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos." (Hch 20:29,30).

¡Oh, cómo tuviéramos los cristianos de hoy la misma lucidez para desenmascarar a los hipócritas y explotadores, y la misma entereza para denunciarlos por lo que son!

En esta denuncia resuena el eco de lo que escribe el apóstol Pedro en su segunda epístola, exponiendo la falsedad de los pretendidos profetas y maestros que contaminan a las iglesias
(2P 2:12-22).

3. "y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado."
Jesús prosigue destacando lo que la iglesia de Éfeso ha sufrido con paciencia en la difusión del
Evangelio en un medio pagano, llamando sin descanso a los perdidos a refugiarse en los brazos del Mesías que murió en la cruz por salvarlos.

Jesús elogia que el pastor de la iglesia de Éfeso hiciera todo eso no por algún beneficio material, sino exclusivamente por amor a su nombre. Nuestros esfuerzos son tanto más valiosos cuanto más desinteresados sean nuestros móviles; cuando no buscamos el aprecio de los demás, o concitar la admiración del mundo, sino sólo agradar a Dios.; cuando todo lo hacemos por amor, y  particularmente por amor al que nos salvó. Y en todo ello te has mostrado perseverante e incansable, reconoce Jesús.

4. "Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor."
Sin embargo, Jesús tiene algo que reprochar a esta congregación y a sus líderes. La llama de su amor que ardía fuertemente se ha ido enfriando, y ya no obran con el mismo fervor que al comienzo.
Ése es un peligro que nos acecha a todos, y a todas las iglesias en especial. Nos acomodamos en lo que hacemos y empezamos a hacerlo como por rutina. Descuidamos nuestra intimidad con Cristo, y no buscamos con el mismo ardor su rostro. Pero si no mantenemos el mismo vínculo de amor con Él, corremos el peligro de convertirnos en funcionarios. Ése es un peligro tan real que Pablo tuvo que exhortar a su discípulo Timoteo: "Aviva el fuego del don que recibiste." (2Tm 1:6; Jr 2:2). Y en otro lugar él nos advierte que nada de lo hagamos por el Señor tiene valor si no lo hacemos por amor (1Cor 13:1-3).

La rutina es el gran peligro que amenaza la piedad del cristiano. "Has dejado tu primer amor." ¿No ocurre eso también entre los esposos cuando la entrega mutua de los primeros abrazos se enfría? ¿Y qué ocurre cuando ese primer amor se enfría? Con él se esfuma la felicidad que al principio los alegraba. Amor y felicidad van juntos. El gozo que debe producirnos nuestra  relación con Dios no depende de la realización de tal o cual obra de evangelismo (aunque esto sea bueno), ni del cumplimiento de tal o cual norma, ni de la recepción de tal o cual bendición, sino del amor de Dios que inflama nuestros corazones, que no debe nunca enfriarse si realmente le pertenecemos por entero. Porque la tibieza tiene ese origen: un corazón dividido. Y es un cáncer que corroe la vida espiritual y la vuelve exangüe e impotente.

Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios, yo te exhorto a arrepentirte de todos tus pecados y te invito a pedirle perdón a Dios por ellos haciendo la siguiente oración:
"Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido consciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte."

¡GLORIA SEA DADA A DIOS! El lunes pasado, a eso de las 6.30 pm, estando yo ausente, uno de mis hijos ingresaba a la casa , cuando dos sujetos se bajaron de un automóvil negro de lujo, lo encañonaron y le dijeron : ¿Dónde están las laptops? Ante la amenaza no le quedó más remedio que llevarlos al lugar donde trabajo y, sin más, tomaron dos laptops que había sobre el escritorio y un celular que tenía de respaldo, y se lo llevaron apuradamente. No les interesó tomar otra cosa. Una de las laptops era vieja , pero me servía de respaldo. La otra, de un modelo muy sencillo, era nueva y su disco duro contenía todo mi trabajo y escritos de años atrás. Felizmente, en la
PC de mi secretaria tengo un resguardo bastante completo, de manera que pienso que conservo la mayor parte de mis escritos y archivos. Felizmente también, en su rápida incursión, no se toparon con ninguna de las otras dos personas que estaban en casa, lo que hubiera podido tener serias  consecuencias.
Sea como fuere, si Dios permite que nos ocurra algo de esa naturaleza es porque Él tiene un propósito bueno, aunque nosotros no lo podamos comprender, y no tenemos otra cosa que hacer sino darle gloria y bendecirlo por su misericordia.


#897 (06.09.15). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI). 

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