Pasaje tomado de mi libro
Matrimonios que
Perduran en el Tiempo
LOS HOMBRES AL CASARSE, por lo general, no
saben nada sobre
la psicología del matrimonio porque nadie se los ha enseñado
-en verdad generalmente ellos y ellas suelen casarse a fojas cero en ese campo-
pero la mujer suele ser más insegura que el hombre y depende mucho más de él
que el hombre de ella. Eso está escrito en el tercer capítulo del Génesis: "tu deseo será para tu marido y él se
enseñoreará de ti" (Gn 3:16).
Si hay una
palabra en la Biblia que se cumpla fielmente en los hechos, y que se haya cumplido
a lo largo de los siglos, es ésa, aunque ciertamente no fue el propósito
primigenio de Dios, sino consecuencia del pecado original.
Por consiguiente
el marido debe reforzar el sentimiento de seguridad de su mujer, o dicho de
otra manera, remediar a su inseguridad, diciéndole con frecuencia que la ama y
haciendo gestos cariñosos que expresen ese sentimiento.
Muchos hombres
preguntan: ¿Por qué tengo que estar diciéndole a mi mujer a cada rato que la
amo? ¿No es suficiente prueba el hecho de que yo esté con ella y no la deje?
Eso podría ser a lo sumo una prueba en la Corte de Justicia, pero no ante el
tribunal de sus sentimientos. Allí ella necesita oírlo y oírlo y oírlo. Es
música para sus oídos. Así que, no seas avaro con tus palabras amorosas.
¿Nadie ha
pensado por qué la mujer suele ser más baja que el hombre? Para que el hombre
pueda poner su brazo sobre su hombro y protegerla. Esa es tu función varón, no
sólo en el terreno físico sino también, y sobre todo, en el campo emocional.
Sería muy raro que ella haga ese gesto con su marido, salvo que esté enfermo,
¿no es cierto? Él no necesita que ella lo proteja. Ella sí (mal que pese a
ciertas feministas).
Esa protección
incluye cuidar sus sentimientos. Ella tiene -por así
decirlo- la piel del alma
mucho más sensible. Por eso llora con facilidad. Él, en cambio, tiene piel de
elefante. Pero cuando se ofende, se ofende y ella debe tener mucho cuidado en
no vulnerar su autoestima masculina, porque si lo hace, él puede ir a buscar
consuelo y afirmación en los brazos de otra mujer.
Pero más cuidado
debe tener él con los sentimientos de ella, porque es mucho más delicada y
sensible. Dios hizo a la mujer de esa manera y al hombre de otra para que,
siendo polos opuestos, se atraigan y se complementen. Al hombre le atrae la
feminidad de la mujer (que incluye su fragilidad), y a la mujer, lo varonil del
hombre (que incluye su fortaleza). A los hombres no les suele atraer una mujer
varonil, ni a las mujeres un hombre feminoide.
(Nota: Sin
embargo Dios ha provisto con frecuencia una pareja complementaria para las
mujeres de carácter fuerte, así como para los varones de una psicología poco
afirmativa).
Pasaje tomado de mi libro “Matrimonios que Perduran
en el Tiempo”, (Vol II, por publicar) Editores Verdad & Presencia. Av. Petit
Thouars 1191, Santa Beatriz, Lima, tel. 4712178
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