martes, 9 de abril de 2013

SANSÓN I


LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
SANSÓN I
Nacimiento de Sansón

Jueces 13:1. “Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en manos de los filisteos por cuarenta años.”
La vida de Sansón se sitúa al final del período de los Jueces, que duró unos 200 años, durante los cuales el pueblo desorganizado hacía lo que quería. Ese período de la historia de Israel se extiende desde la muerte de Josué, ocurrida aproximadamente el año 1220 AC (Js 24:29), hasta la institución de la monarquía con la elección de Saúl como rey, hacia el año 1030 AC. (1Sm 10:1).
Cuando, debido a su infidelidad, el pueblo hebreo caía en idolatría Dios permitía que fueran oprimidos por los pueblos vecinos. Pero cuando se arrepentían y clamaban a Dios, Él levantaba a un líder –al que la Biblia llama juez (shafat en hebreo)- que los libraba de la opresión. Se les llamaba así porque entre sus funciones estaba la de juzgar y dictar sentencia en los casos que se les presentaba. Pero solía ocurrir que, muerto el juez, el pueblo recaía en la idolatría, y nuevamente alguna nación vecina los oprimía.
El episodio de Sansón ocurrió durante el pontificado de Elí, pero antes de que el arca cayera en manos de los filisteos (1Sm 4-6).
Sansón es el antepenúltimo de los jueces. Después de él vinieron Elí (1Sm 4:8) y el profeta Samuel, el que ungió a Saúl como rey (1Sm 10:1), y luego a David como el escogido de Dios (1Sm 16:13).
Según este versículo Israel había vuelto a caer en idolatría y Dios los castigó entregándolos en manos de los filisteos por 40 años, el período de opresión más largo que registre el libro de Jueces. Pero es singular que el libro no diga en este caso que los israelitas clamaran al Señor que los librara. Quizá porque se habían acostumbrado a convivir con los filisteos, como algunos episodios de esta historia muestran. Ése es el gran peligro que encierran algunas costumbres o hábitos inconvenientes que se infiltran inadvertidamente en nuestra vida si no estamos alertas.
2,3. “Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.”
Con frecuencia cuando Dios quiere levantar a un hombre que cumpla una misión especial Él escoge como madre a una mujer estéril.
Tenemos los casos de Sara, la madre de Isaac (Gn 11:30);
    de Rebeca, la madre de Jacob (Gn 25:21);
    de Raquel, la madre de José (Gn 29:31);
    de Ana, la madre de Samuel (1Sm 1:5,6),
    y de Isabel, la madre de Juan Bautista (Lc 1:7). (Nota 1)
¿Qué significa eso? Que el nacimiento de la criatura será obra de Dios. El hijo que van a tener será un don especial de Dios para ellos y para su pueblo. Cuando Dios interviene en la concepción de una criatura eso es señal de que está marcado para tener un destino fuera de lo común.
Para la mujer en esa época no tener hijos era una gran desgracia, una vergüenza (Gn 29:32: 30:1-3), pues las mujeres eran apreciadas por el número de hijos que tenían. Y así lo ha sido durante mucho tiempo, y todavía lo es en algunas regiones de nuestro país. Pero, como bien sabemos, en la cultura moderna las mujeres no son apreciadas por ese motivo, sino que más bien por lo contrario en muchos casos, son apreciadas por no tenerlos, ya que tener hijos limita su libertad. En la Biblia la fecundidad es una bendición y una recompensa (Sal 127:3; 128:3). ¡Cuánto nos hemos alejado de su mentalidad!
4, 5. “Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.”
Su hijo será nazareo (del hebreo nazir), es decir, consagrado a Dios desde el vientre de su madre. Nunca se cortará el cabello, lo cual será el signo externo de su consagración (Nm 6:1-5). Será nazareo no por un período limitado de tiempo, como era usual, sino de por vida.
Como será nazareo su madre no deberá comer nada inmundo, ni beber ninguna bebida alcohólica durante el embarazo.
Sansón, según dice el ángel, tendrá una misión que cumplir: Comenzar a salvar a su pueblo de los filisteos, tarea que será completada más adelante por David.
¿Quiénes eran los filisteos? (Véase la nota 2)
6,7. “Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.”
Ella le cuenta a su marido lo que le dijo un varón con aspecto de ángel que había venido a verla. No actuó como Eva que, aparentemente, no le contó a Adán el diálogo que había sostenido con la serpiente (Gn 3:1-6).
8. “Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.”
Manoa quiere saber cómo deben ellos proceder con el hijo que tendrán, que será consagrado a Dios y que salvará a su pueblo. Él es un hombre responsable y conciente de su misión como padre. Quiere ser ilustrado por Dios sobre la responsabilidad que él y su mujer van a asumir.
Él es un tipo de José, el esposo de María, porque Sansón es también, pese a sus defectos, un tipo de Jesús, ya que él salvará a su pueblo tal como Jesús salvará a su pueblo del gran enemigo.
9-11. “Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella. Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día. Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy.”
La mujer, como buena esposa obediente, sabiendo que su marido quiere hablar con el ángel, corre a buscarlo. ¿Por qué no fue el ángel de frente donde Manoa? Porque ella es más importante que su marido en esta historia.
12. “Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?”
Manoa dirige su pregunta directamente al ángel. Aunque su mujer era estéril, Manoa no duda del anuncio que les ha hecho el ángel.
13,14. “Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.”
El ángel repite las instrucciones que ya le dio a la mujer sobre la conducta que ella debe guardar durante su embarazo, pero no le dice nada acerca de cómo deben educarlo. ¿Por qué? Porque ellos saben que deben educarlo en el temor de Dios y en el conocimiento de la ley de Moisés. Eso es un ejemplo para todos los padres de familia cristianos. Ellos deben educar a sus hijos en el temor de Dios y en el conocimiento de las Escrituras. No en un conocimiento erudito de la letra, sino en el conocimiento de su espíritu porque, como dice Pablo, “la letra mata, pero el espíritu vivifica.” (2Cor 3:6)
15, 16. “Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese el ángel de Jehová.”
Según la práctica de hospitalidad de la gente de campo, no sólo de Israel de entonces, sino de muchas partes del mundo, Manoa quiere ofrecer algo bueno de comer al visitante. El ángel se niega a comer, pero le dice en cambio que ofrezca un holocausto a Jehová. Es necesario que rechace comer para que Manoa empiece a entender que él no es un mensajero humano (3).
17,18. “Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos? Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?”
Manoa quiere honrar al varón, pero ¿cómo puede hacerlo si no sabe cómo se llama? El ángel contesta ¿por qué preguntas por mi nombre que es admirable (o maravilloso)? (4).
Nosotros entendemos que el ángel de Jehová se está identificando, aunque Manoa no se dé cuenta. ¿Cómo así? Porque Isaías profetizó: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is 9:6). Manoa y su mujer no se dan cuenta porque la profecía de Isaías aún no había sido pronunciada.
El Ángel de Jehová que aparece en momentos cruciales de la historia bíblica para transmitir un mensaje importante de parte de Dios, (tal como en Gn 16:7-13; 22:11,12; 31:11-13; Ex 3:2-4) según una interpretación común, es el Verbo, esto es, el Hijo de Dios antes de su encarnación, que hablaba como mensajero en nombre de su Padre (5).
19-21. “Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.  Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra. Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.”
Manoa ofrece un holocausto y el ángel hace algo maravilloso. Ellos se postraron y adoraron, porque el milagro que contemplaron les hizo comprender que el varón con el cual hablaban era nada menos que el ángel de Jehová.
Podemos imaginar la escena: Cuando Manoa enciende el fuego que empieza a quemar el cabrito y la ofrenda, el ángel se aproxima al altar y se eleva al cielo en la llama de fuego.
22,23. “Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.  Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.”
Manoa teme que van a morir porque han visto a Dios (Véase Jc 6:22,23), según lo que advierte Ex 33:18-23, que ningún hombre puede ver el rostro de Dios y vivir. Pero ellos no han visto el rostro de Dios, sino sólo el del ángel de Jehová en forma humana.
La mujer con mucho tino le dice: Si fuera la intención de Dios que muriésemos por haber visto su rostro no habría aceptado el sacrificio, ni nos habría mostrado todas estas cosas anunciándonos el nacimiento de un hijo. Es decir, no nos hubiera escogido para esta misión.
24,25. “Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón (6). Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.”
Nació la criatura y el Espíritu de Dios comenzó a manifestarse en él desde temprano, dándole una fuerza extraordinaria, a pesar de que era un hombre sensual y pecador.
Con Sansón Dios levantó a un hombre que, pese a sus fallas humanas, es un ejemplo de cómo Él puede usar a alguien pese a sus grandes defectos, pero que se consagre a Él.
El nazareato no era algo que Sansón hubiera escogido, sino que le había sido impuesto antes de su nacimiento. Por eso quizá él fue un mal nazareo, pero él sabía que de ahí provenía su fuerza. Aparte de nunca cortarse el cabello, él debía abstenerse no sólo de vino y sidra y sus subproductos, sino de todo producto de la vid, así como de tocar un cadáver de un hombre. Es poco probable que él se abstuviera de vino. Pero sobre todo, él no parece haber sido conciente de que su consagración significaba que debía apartarse de todo pecado.
Notas: 1. En el caso de Jesús Dios escoge para que sea su madre no a una mujer estéril por naturaleza, sino a una doncella que concibió sin dejar de ser virgen.
2. Según el Génesis los filisteos descendían de Casluhim, hijo de Mizraim, hijo de Cam (Gn 10:14; cf 1Cro 1:12). Provenían del Asia Menor, de donde tuvieron que emigrar después de la caída de los imperios hitita y miceno. Algunos se establecieron en Creta (Caftor) y otros en la costa de Canaán, en donde fundaron cinco ciudades: Gaza, Asdod, Ascalón, Gat y Ecrón, gobernada cada una por un rey. Se mezclaron con los canaanitas y adoptaron su lenguaje. Abraham y su hijo Isaac tuvieron relaciones amistosas con ellos (Gn 20; 21:34; 26:18-20).
Eran un pueblo guerrero que dominaba el arte de la metalurgia del hierro, cuyos secretos no quisieron compartir con los israelitas porque les daba una notable ventaja militar (1Sm 13:19-22). Impusieron tributos a los israelitas, pero su dominio no fue demasiado opresivo, por lo que el pueblo se acostumbró a convivir con ellos, como puede verse en el incidente en Lehí (Jc 15:9-13). El conflicto, sin embargo, se volvió inevitable. En la desastrosa derrota sufrida por Israel en Afec los filisteos destruyeron el santuario de Silo, y se apoderaron del arca de la alianza (1Sm 4), que fue recuperada después de varios incidentes (1Sm 5,6).
El profeta Samuel organizó la resistencia contra ellos y, al envejecer, ungió a Saúl como primer rey de Israel para que continuara la lucha (1Sm 10:1). Durante su reinado David mató al gigante filisteo Goliat (1Sm 17,18). Posteriormente David les inflingió una fuerte derrota que debilitó seriamente su poder (2Sm 5:17-25), aunque siguieron hostilizando a Israel durante un tiempo (1R 15:27; 16:15-17).
Los filisteos eran unos idólatras que rendían culto a tres dioses: Dagón, en Gaza y Asdod; Astoret, en Escalón; y Baal-zebub, en Ecrón (1Sm 5:1,2; 2R 1:1-16).
3. Compárese este episodio con el llamamiento de Gedeón (Jc 6:17-22), que también quiere ofrecerle algo de comer al ángel del Señor y éste lo rechaza, al mismo tiempo que hace un prodigio que permite que Gedeón comprenda quién es el que le habla.
4. Recuérdese el episodio en que Jacob pelea toda la noche con un ángel, y al final le pide que le diga su nombre y el ángel se niega a decírselo (Gn 32:24-30).
5. Ángel quiere decir literalmente “mensajero”.
6. El nombre Simson en hebreo deriva de semes, que quiere decir “sol”.
NB. Este artículo, y los tres siguientes del mismo nombre, están basados en la trascripción de una charla dada recientemente en el Ministerio de la Edad de Oro, cuyo texto ha sido revisado y ampliado.
Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios por toda la eternidad yo te invito a pedirle perdón a Dios por tus pecados haciendo la siguiente oración:
   “Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”
MATRIMONIO Y FELICIDAD ¿Qué mayor homenaje puede hacerle un marido a su mujer que confiar en ella? ¿Confiar no sólo en su fidelidad sino también en su buen juicio para encargarle todos sus asuntos domésticos? El marido que le demuestra a su mujer que confía en ella la fortalece espiritualmente y la anima a ella a confiar en él. Porque la confianza es algo recíproco. La fortaleza de una unión matrimonial, cuando ambos esposos confían el uno en el otro, es inquebrantable. En cambio cuando hay desconfianza en uno o en el otro, la unidad se resquebraja y las disputas no tardan en aparecer. (Este párrafo está tomado de las pag. 135 y 136 del libro “Matrimonios que perduran en el tiempo” Vol 1)
#769 (10.03.13). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI). 

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