miércoles, 11 de enero de 2017

MANANTIAL DE VIDA ES LA BOCA DEL JUSTO

LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
MANANTIAL DE VIDA ES LA BOCA DEL JUSTO
Un Comentario de Proverbios 10:11-15


En esta sección los versículos 11,13 y 14 tratan acerca de la boca, que es el órgano por  medio del cual el hombre expresa lo que tiene en su interior, y manifiesta su sabiduría o su necedad. En el libro de Proverbios, la boca, la lengua y los labios asumen un rol protagónico.


11a. “Manantial de vida (Nota 1) es la boca del justo…”  por lo que dice a otros, edificándolos, y por lo que confiesa para sí mismo y los suyos. Al ser un manantial de vida el justo tiene en su boca palabras que provienen de la fuente de aguas vivas que es la boca del Señor (Jr 2:13; 17:13).
El vers. 15:4a describe una cualidad de la boca del justo, al decir que es “apacible” (esto es, llena de paz) y que es “árbol de vida” para muchos, que es como si dijera “fuente de vida”, porque está en condiciones de guiar a la verdad a los que la ignoran.

            El vers. 10:21a dice que los labios del justo apacientan, es decir, alimentan a muchos, esto es, a los que le escuchan, que son confortados, consolados, o enseñados por él (15:7a). Todo ello apunta al hecho de que, estando lleno de Dios, porque vive en unión con Él, el justo es un instrumento que Dios usa para llevar su mensaje a los que ama, y consuelo a los que más lo necesitan.
El salmo 36.9 dice que con Dios está “el manantial de la vida”, de cuyo torrente delicioso beben los hijos de los hombres; lo cual nos remite al bello pasaje en Ezequiel 47:1-12, en el que el profeta describe el río de aguas salutíferas que brotan por debajo del umbral del templo, y que van creciendo hasta formar un río anchuroso en cuyas riberas crecen árboles frutales, cuyas hojas nunca caen (cf Sal 1:3).
Pero no sólo la boca del justo es manantial de vida. También lo son “la ley del sabio” (Pr 13:14), y “el  temor de Jehová” (14:27), que hacen que el hombre se aparte de los lazos de la muerte.
Es un privilegio del cristiano que busca a Dios mañana, tarde y noche, que su boca sea un manantial de vida para los que andan desorientados y sin esperanza, tropezando a cada rato con las piedras que el enemigo coloca en su camino.
Jesús dijo que del interior de los que creyeran en Él “fluirían ríos de agua viva” (Jn 7:38; 4:14) la que por tener como fuente al Espíritu Santo que lo representa, calmaría la sed espiritual de muchos, reviviéndolos y refrescándolos.
La segunda línea contrasta con la primera:
11b. “Pero violencia cubrirá la boca de los impíos,” porque de ella sólo salen palabras perniciosas, ofensivas y dañinas para los que la oigan.
Alternativamente algunos traducen este estico así: “La boca del impío cubre (o esconde) (la) violencia” que trama contra otros. Aquí vemos un contraste: El justo es fuente de vida para sus semejantes con sus palabras, mientras que el impío complota contra su prójimo, ocultando sus intenciones, como hizo Judas al traicionar a Jesús con un beso (Mt 26:48,49); o como Joab, que mató a Abner fingiendo que quería conversar con él (2Sm 3:22-29).
12. “El odio despierta rencillas (29:22a); pero el amor cubrirá todas las faltas.”
Podría completarse así: El odio despierta rencillas, por aun la menor falta y si no las encuentra las inventa, chismeando y difundiendo sospechas y calumnias para azuzar los celos y las rivalidades. En cambio el amor cubrirá todas las faltas, por lo cual no despierta rencillas, sino es, al contrario, conciliador y pacificador.
“El amor cubrirá todas las faltas…” porque no las anda divulgando sino, más bien, las disimula para que no surjan conflictos entre las personas que puedan sentirse afectadas.
Pr 15:18 presenta otro aspecto de este principio: “El hombre iracundo promueve contiendas, mas el que tarda en airarse (porque es paciente) apacigua la rencilla.” Son dos maneras de obrar completamente distintas, y que tienen efectos opuestos: Uno puede terminar en derramamiento de sangre, el otro lleva al abrazo conciliador.
Pr 16:27 y 28 califican de perverso al contencioso, y agrega que en sus labios hay una llama de fuego. Un nefasto papel semejante cumple el orgulloso, el que es “altivo de ánimo” (Pr 28:25). ¿Lo hace acaso el  humilde? Al contrario, el humilde rara vez suscita contiendas; y suele ser, más bien, instrumento de paz. ¡Cómo es Dios deshonrado cuando los creyentes andan en peleas y rivalidades! ¡Cuán contraria es su conducta a la de su Maestro, que era “manso y humilde de corazón”! (Mt 11:29). Aprendan de su Maestro, y darán gloria a Dios con su comportamiento.
En otro lugar se dice que “el que cubre la falta busca amistad” (Pr 17:9). Eso es bueno y encomiable, con tal de que no se convierta en complicidad. Porque ¿cómo podría nadie conservar el afecto de su amigo si anda divulgando sus defectos? Al contrario, el que perdona graves agravios, como hizo José con sus hermanos, compromete su gratitud y su afecto (Gn 45:4-8).
En Gn 9:20-23 tenemos el caso concreto de una falta cubierta por cariño filial, cuando, al beber vino por primera vez, Noé se embriagó, y sus hijos Sem y Jafet, cubrieron la desnudez de su padre, caminando de espaldas para no verlo.
            "El amor cubrirá …" El hecho de que el apóstol Pedro cite este proverbio (1P4:8) ha sido objeto de controversias, pues afirma que el que ama no ve las faltas de aquel a quien ama o, al menos, no le da importancia. O, mejor aún, es indulgente, las perdona, no las toma en cuenta, (cf 1 Cor. 13:5), que es el verdadero sentido de “cubrir”; en contraste con el que odia, que no solamente las hace resaltar, si no que anda rebuscando qué reprochar al que odia.
Según algunos, al citar este proverbio Pedro le da otro sentido: al que ama le son perdonados muchos pecados, en mérito de su amor, lo cual concuerda con las palabras de Jesús en el episodio de la pecadora: “Sus muchos pecados le son perdonados porque amó mucho”. (Lc 7:47). Pero la primera interpretación es la más natural.
13. “En los labios del prudente se halla sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.”
Aquí el contraste consiste en que mientras que el prudente edifica y enseña a otros con la sabiduría que Dios le ha dado, y suscita respeto, cuando no admiración, por la utilidad de sus consejos, el que es “falto de cordura”, es decir, el que carece de sabiduría, hace daño con las necedades que atrevidamente profiere su boca, y necesita ser corregido –si es necesario, castigado físicamente- si persiste en su terquedad, a fin de que aprenda a razonar convenientemente.
El rey Salomón, y su hijo y sucesor, Roboam, ilustran muy bien el contraste que expone este proverbio. Mientras que en los labios del primero se hallaba sabiduría, y por eso de todo el mundo venían a escucharlo (1R 10:1,8), al suceder Roboam a su padre en el trono, en lugar de escuchar los consejos prudentes de los ancianos que habían estado con su padre, prefirió seguir la opinión de los jóvenes con los cuales se divertía. Su actitud necia provocó que más adelante se rebelaran contra él las diez tribus del norte, y se produjera la división del reino, hecho nefasto que fue para él como una vara para sus espaldas (1R 12:8-19), y una catástrofe para el pueblo elegido. Pero si él hubiera sido castigado de pequeño con vara, algo que quizá Salomón omitió, pese a que lo aconseja (Pr 19:29; 22:15; 26:3; 29:15), quizá no se hubiera comportado como un necio al heredar el trono de su padre.
La Versión Autorizada inglesa (KJV) traduce así: “En los labios del que tiene inteligencia (entendimiento) se halla sabiduría.” (2) Esto es necesariamente cierto si se trata de alguien que conoce y entiende las verdades divinas del Evangelio, porque las ha experimentado y son parte de su vida. De su boca brotarán dichos y consejos que iluminen el camino de los que, a su vez, buscan la sabiduría (Sal 37:30).
Los labios prudentes son en verdad una joya más valiosa que el oro y las piedras preciosas (Pr 20:15), porque sus consejos sabios pueden librar de la muerte, o de cometer serios errores, a los que los escuchan. Por eso dice bien el proverbista:
“En los labios del prudente se halla sabiduría.” El que es prudente medirá sus palabras para no ofender, para no chocar, para no exponerse a sí mismo ni a sus amigos, para no decir más de lo necesario. Como está acostumbrado a mirar las dos o más caras que presenta un asunto, su opinión será siempre esclarecedora; y si es buen conocedor de las personas, ayudará a escoger bien a sus colaboradores.
La segunda línea contrasta con la primera en el sentido de que describe las consecuencias que recaen sobre el que carece de sabiduría. Si fuera un caso de paralelismo antitético el segundo estico diría: “En los labios del falto de cordura está la necedad”. Pero sería demasiado obvio. Por eso opone a la constatación primera los efectos de la carencia de sabiduría.
Algo semejante ocurre con el proverbio siguiente, que es también un caso de paralelismo antitético, donde el segundo estico describe la posible consecuencia de la negación del primero. Los sabios atesoran, es decir, guardan bajo siete llaves y acumulan en sus mentes la sabiduría para no fallar, mientras que lo que el necio enseña, o aconseja, traerá una desgracia al que sigue sus instrucciones. El segundo estico podría decir: “Pero los necios atesoran necedad”. El autor lo omite y pasa a la consecuencia de la necedad. ¿Por qué dice: “la boca del necio”? Porque el necio suele enredarse en sus propias palabras.
14. “Los sabios guardan la sabiduría; mas la boca del necio es calamidad cercana.”
“Guardar” quiere decir “conservar”, “atesorar”. (Ellos son sus depositarios y los que la transmiten). Pero también quiere decir “obedecer”, o “cumplir”, lo que se aplica a los que se dejan guiar por ella, y como consecuencia, llevan vidas prósperas y tranquilas.
¿Por qué yuxtapone la conducta del sabio a la boca del necio? Porque mientras que el sabio suele guardar silencio mientras no le pregunten, el necio proclama su necedad a los cuatro vientos, y lo que él proclama es el anuncio de lo que va a hacer y que le traerá a él, y a los que puedan estar involucrados con él, grandes desgracias. Su boca es calamidad cercana para los despistados que lo escuchen y sigan sus equivocados consejos. La boca del sabio, en cambio, traerá bendición a los que siguen sus enseñanzas.
Dice que los sabios atesoran (así la KJV) sabiduría oyendo y leyendo la palabra de Dios, y meditando en ella, de manera que puedan instruir y aconsejar a otros en el momento oportuno (cf Mt:13:52). Salomón dedicó los tiempos de ocio que le permitían la administración de su vasto reino a investigar y conocer todo lo que se hace bajo el sol (Ecl 1:13) para poder transmitir sus conocimientos a otros. Eso lo hizo desde su juventud con la diligencia de la hormiga (Pr 6:6-8), por lo cual llegó a ser conocido como el hombre más sabio que había en la tierra.
Tenemos en las Escrituras dos ejemplos que ilustran la verdad contrastante de este proverbio. Timoteo, que perseveró en las verdades que le fueron enseñadas de niño (2Tm 3:14,15). El mago Elymas, que trató de impedir que el procónsul de la isla de Pafos oyera la palabra de Dios en la que deseaba ser instruido, por lo cual el apóstol Pablo lo reprendió severamente, y quedó ciego durante un tiempo (Hch 13:6-10).
15. “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada; y el desmayo de los pobres es su pobreza.”
Son las riquezas las que hacen fuerte al rico, y es la pobreza la que hace débil al pobre. El dinero otorga al que lo posee influencia y respeto (Gn 23:6), y atrae muchos amigos (Pr 19:4), cuya amistad, sin embargo, puede ser sólo interesada (19:6). Además, el rico se defiende de los ataques ajenos con su dinero, del que se dice que es un escudo (Ecl 7:12). En muchos sentidos, gracias a su dinero está libre de las limitaciones y penurias que sufren los pobres. Por su pobreza el pobre no puede pagar abogados que le defiendan, ni médicos y remedios que lo curen, y en su desventura se vuelve odioso para sus amigos (14:20) y hasta para sus hermanos (19:7). ¡Cuán traicionero y falso es el mundo alejado de Dios! ¿Les parece que eso no es posible en nuestros días? En Lima debe haber por lo menos un millón de personas en esa condición, y quizá me quede corto.
No obstante, Santiago nos recuerda que Dios ha elegido “a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman” (St 2:5). Y Jesús mismo nos dio ejemplo al nacer y vivir en la pobreza (Lc 2:7; Mt 8:20). Pero en su misericordia cuando lo considera oportuno Dios “levanta del polvo al pobre… para hacerlo sentar con los príncipes de su pueblo.” (Sal 113:7,8)
Pr 18:11 completa el significado de la primera línea de este proverbio (“Las riquezas del rico…) diciendo “y como un muro alto en su imaginación.” El rico se imagina que su dinero lo protege de toda desventura, pero ¿acaso lo libra de enfermedades, o de disputas familiares? Al contrario, pudiera ser que su fortuna atice rivalidades entre sus futuros herederos, y que eso le amargue la vida. Por eso el salmista aconseja a los ricos no poner su confianza en las riquezas (Sal 62:10b), porque no lo librarán en el día de la ira (Pr 11:4). ¿Hay alguien que pueda sobornar a Dios?
Hay cosas en la vida que tienen mucho más valor que las riquezas como, para comenzar, el conocer a Dios (Jr 9:23,24). Por ello Pablo también aconseja a los ricos no poner su confianza en las riquezas, que son inciertas (1Tm 6:17), sino que, más bien, sean ricos en buenas obras (v. 18).
De otro lado, la pobreza no impide al pobre gozar de la gloria futura, ni la riqueza asegura que se gozará de ella, como nos muestra la historia del rico y del mendigo Lázaro (Lc 16:19-21). Más bien Jesús dijo: “es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Mt 19:24).
Como bien dice Ch. Bridges, ambos estados, la riqueza y la pobreza, tienen sus tentaciones y limitaciones propias (Pr 30:8,9; 1Tm 6:9,10). La mejor defensa contra ellas está en que los ricos sean “pobres en espíritu” (Mt 5:3; Jb 1:21), y que los pobres sean ricos en la fe (St 2:5; 1Tm 6:6-8).
Notas: 1. Curiosamente macor jayim (esto es “manantial de vida”) es en hebreo el nombre de la gran aorta de donde sale del corazón la sangre que irriga todo el cuerpo y le da vida.
2. Ya hemos visto que inteligencia no es lo mismo que sabiduría. Véase el comentario al vers. 10:1 en mi artículo “El Hijo Sabio Alegra al Padre”.


Amado lector: Jesús dijo: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mt 16:26) Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios por toda la eternidad, yo te exhorto a adquirir esa seguridad, porque no hay ninguna seguridad que se le compare y que sea tan necesaria. Con ese fin yo te invito a arrepentirte de todos tus pecados y a pedirle humildemente perdón a Dios por ellos, diciendo:
Jesús, Yo sé que tú moriste por mí en expiación de mis pecados y que me ofreces gratuitamente tu perdón. Aunque soy consciente de que no lo merezco, yo lo acepto y te ruego que laves mis pecados con tu sangre. Entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.

#930 (19.06.16). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI). 

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