viernes, 22 de febrero de 2013

DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS

Por José Belaunde M.

DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS

Hay un pasaje en el Evangelio de Mateo que suele llamar la atención, o peor aun, que choca literalmente a muchos lectores. Es el episodio en que un discípulo a quien Jesús le dice que lo siga, le pide al Maestro que le permita primero enterrar a su padre.
Para comprender cómo la respuesta de Jesús debe haber sorprendido fuertemente al discípulo -así como nos sorprende a nosotros- hay que tener en cuenta que, para los judíos de entonces -como lo es para todos- una de las obras de misericordia más encomiables era precisamente la de enterrar a los difuntos. Ése era un deber de amor filial que el discípulo, como buen hijo, quería cumplir con su padre fallecido.
Sin embargo, Jesús le responde: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ven y sígueme.” (Mt 8:21,22; Lc 9:59,60).
El discípulo debe haber entendido lo que Jesús le decía, pues no se registra que le desobedeciera. El discípulo entendió sus palabras. Pero ¿nosotros?
¿Qué cosa quiere decir Jesús con eso de que los muertos entierren a sus muertos? ¿Cómo puede un muerto enterrar a otro muerto? ¿Quiénes eran esos muertos que según Jesús debían enterrar a sus muertos?
La frase suscita una multitud de interrogantes que se aclaran en parte si pensamos que Jesús debe haber empleado la palabra "muerto" en dos sentidos diferentes en la misma frase. Los "muertos" que entierran a sus "muertos" no están muertos en el mismo sentido en que están muertos los que son enterrados. Obvio. Pero ¿en qué sentido están muertos los primeros, si son capaces de enterrar a los segundos?
El apóstol Pablo escribió a los cristianos de Éfeso: "Él -esto es, Jesús- os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados." (Ef 2:1). Están muertos en vida todos aquellos que llevan una vida de pecado, "siguiendo la corriente de este mundo" (v. 2), como agrega Pablo. Es decir, viviendo como vive la mayoría de la gente, a su manera y a espaldas de Dios.
Deja que tus parientes -que están muertos por la vida de pecado que llevan- entierren a tu padre, que cumplan ellos ese deber. Pero tú, que ya no estás muerto, sino vivo, ven y sígueme.
¿Cómo es que ese joven estaba vivo, y ya no muerto, como sus familiares? Hablando de Jesús, San Juan en el Prólogo de su Evangelio, escribe: "En Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres." (Jn 1:4). El discípulo de Jesús estaba vivo porque estaba en contacto frecuente con Aquel en quien estaba la vida; no estaba muerto porque se le había contagiado -por así decirlo- esa vida que Jesús tenía.
Pues bien ¿cómo se le había contagiado? ¿Cómo había recibido esa vida?
Las Escrituras, querido lector, son como un rompecabezas compuesto de millares de piezas de tamaño y forma diferente, que encajan unas con otras, y que se encuentran dispersas a lo largo y ancho de todas sus páginas; y que, una vez, colocadas en su lugar, forman una bella serie de cuadros armoniosos. Busquemos las piezas que llenen los vacíos que quedan, para que podamos ver la imagen completa del asunto que estamos tratando.
En su primera epístola el apóstol Pedro escribió que los creyentes han "renacido no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre." (1P 1:23).
Han renacido, esto es, han vuelto a nacer, engendrados por una semilla incorruptible, que es la palabra de Dios, de la que brota una nueva vida. Estos son los que "han sido rescatados de su vana manera de vivir que recibieron de sus padres" (1P 1:18), en la que estaban muertos, aunque parecía que vivían.
Vemos pues que tanto Efesios como la primera epístola de Pedro, hablan de la misma cosa: del haber estado muertos en delitos y pecados y del haber renacido a una nueva vida, mediante una semilla, no corruptible, como la semilla humana natural de la que surge la vida física, sino de una semilla incorruptible, por la que se recibe la vida imperecedera del espíritu.
Eso nos recuerda la famosa conversación de Jesús con el fariseo Nicodemo, que vino a buscarlo de noche -para que sus colegas no se enterasen- y que empezó diciéndole: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer esas señales que tú haces, si Dios no está con él" (Jn 3:2).
A este hombre cuyos conceptos han sido cuestionados por las cosas que dice y hace Jesús, y que, siendo un sabio de Israel, está intrigado por la enseñanza nueva que ha escuchado de labios de Jesús, el Maestro, sin darse por aludido por el elogio, le dice sin muchos miramientos: "A menos que uno nazca de lo alto -o de nuevo, según otra lectura del texto- no puede ver el reino de Dios." (Jn 3:3).
Frente a la sorpresa del fariseo que contesta: "¿Puede acaso un hombre viejo como yo volver a entrar en el vientre de su madre para volver a nacer?" (Jn 3:4), Jesús sin responderle directamente, le reitera en términos ligeramente diferentes el mismo pensamiento: "A menos que uno nazca de agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios". (v. 5).
Es como si Jesús le preguntara: ¿Tú quieres entrar en el reino de Dios, tal como tú y tus compatriotas, como buenos judíos, ardientemente desean? Pues bien, tienes que volver a nacer, tienes que nacer de nuevo, pero esta vez no de tus padres mortales, como ya naciste, sino de agua y del espíritu.
Y Jesús le explica para que el hombre no siga perplejo: "Lo que es nacido de la carne, es carne; lo que es nacido del espíritu, es espíritu." (v. 6). A la semilla que produjo el primer nacimiento corresponde el cuerpo físico que ahora tienes y que surgió de ese nacimiento. A la semilla espiritual del segundo nacimiento, corresponde un cuerpo espiritual, que aún no tienes, pero que necesitas para poder entrar en el reino de los cielos. Ambos cuerpos son de naturaleza diferente: una, es carne y sangre; la otra, divina. "No te maravilles que te haya dicho -añade Jesús- que tienes que nacer de nuevo." (3:7). A la naturaleza de cada reino, corresponde metafóricamente un cuerpo adaptado a ese reino.
Al reino material de este mundo, corresponde el cuerpo material que ahora tienes. Al reino de Dios, que es espiritual, corresponde un cuerpo espiritual (Nota), sin el cual no puedes ver ni entrar en ese reino, esto es, la naturaleza divina de la que hemos sido hechos partícipes (2P1:4).
En el mismo evangelio Juan escribe que Jesús "vino a los suyos -es decir, a su pueblo- y los suyos no le recibieron. Pero a los que le recibieron -esto es, a los que creyeron en su nombre- les dio la potestad (o el derecho) de ser hechos hijos de Dios." (Jn 1:12). Y sigue diciendo: "los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios." (v. 13).
Obviamente aquí está hablando de un nacimiento de otro orden, que no tiene su origen en un deseo carnal humano, sino que proviene directamente de lo alto, es decir, de Dios. Es un nacimiento de carácter espiritual, que convierte al que lo experimenta en hijo de Dios, algo que no era antes.
Esta afirmación puede sorprender a quienes estén acostumbrados a pensar que todos los seres humanos son, por definición, hijos de Dios. Pues no lo son, en el sentido del Nuevo Testamento.
Hijos de Dios son aquellos que -según la epístola a los Gálatas- reciben el espíritu de adopción por el cual pueden exclamar. "¡Abba! ¡Padre!" (Gal 4:6). Abba en el griego coloquial de entonces es como si dijéramos: Papá.
En otras palabras: Nadie es hijo de Dios por nacimiento; nadie nace siendo hijo de Dios. Somos hechos hijos de Dios cuando somos adoptados como tales por Dios. Esto es, cuando creemos en el nombre de Jesús, según explica el versículo de Juan que hemos citado hace un momento. Recordemos que el nombre de Jesús (Yehóshua en hebreo) quiere decir: "Dios salva" (propiamente "Yavé –o Jehová- salva").
Este punto requiere de una explicación. En la epístola a los Efesios, poco después del verso que hemos leído al comienzo, Pablo escribe que hemos sido salvados por gracia -esto es, gratuitamente- mediante la fe. Y que esto es un don de Dios. No es de ninguna manera por obras, es decir, por ninguna cosa que haga o pueda hacer el hombre (Ef 2:8,9), pues de lo contrario tendría de qué jactarse.
¿Qué quiere decir haber sido salvados, si aún estamos vivos? La salvación de que aquí se habla no es una salvación futura –post mortem- sino una salvación presente, la regeneración, de la que escribe Pedro; el nuevo nacimiento del que habla Jesús a Nicodemo; el haber sido hecho hijo de Dios, de que habla el prólogo de Juan.
Es creyendo en Jesús, es creyendo en su obra redentora, como somos perdonados, justificados, regenerados, esto es, salvados del pecado en que vivíamos, con todas sus consecuencias, incluyendo la condenación eterna. No es por ninguna obra que hayamos hecho, ni por ningún mérito nuestro. Es algo enteramente gratuito, es obra de la misericordia de Dios.
¿Y cómo viene esa fe que nos permite recibir esa gracia de la salvación? ¿Acaso por investigar, o por pensar mucho? ¿O por repetirme, como dice la canción: “Yo tengo fe, yo tengo fe”?
No. Dios ha previsto una manera más sencilla, accesible a todas las personas, aun a las más ignorantes: Por oír simplemente. Eso es todo. ¿Nada más que por oír? Así es.
"La fe es por el oír y el oír, por la palabra de Dios." (Rm 10:17) dice una famosa frase del apóstol Pablo, que seguramente alguna vez habrás leído o escuchado.
Esto es, la fe viene cuando escuchamos hablar acerca de Jesús y algo sucede en nuestro interior, que recibe, que acepta aquello de que se habla, y que nos hace creer en lo que escuchamos. Esa palabra escuchada y creída se convierte en la semilla incorruptible que nos hace renacer, y que, analógicamente, hace las veces de la simiente que hace brotar una nueva vida de orden espiritual en nosotros.
Lo que es nacido de la carne -este cuerpo- es carne; y lo que es nacido del espíritu -mi nueva vida- es espíritu. Ya lo hemos leído (Jn 3:6).
En una ocasión Jesús dijo: "En verdad, en verdad os digo: El que oye mis palabras y cree en el que me envió, tiene vida eterna; y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida" (Jn 5:24).
Fíjense que dice: "tiene vida eterna", la tiene ya en tiempo presente. No se trata de algo futuro. Es ahora.
¿Tienes tú vida eterna? ¿Has creído en Jesús? ¿Has pasado de muerte a vida, como el discípulo del que hemos hablado al comienzo? ¿Estás seguro de ello? ¿Tienes la seguridad de que Cristo habita en ti? Si no la tienes, necesitas tenerla para ser salvo y escapar del infierno. Sí, del infierno, algo tan terrible que no se lo deseo ni al peor de los criminales.
Esa es la cuestión más crucial de toda la existencia, porque, como dijo Jesús, ¿de qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma? (Mt 16:26).
Repite conmigo esta oración: ¡Oh Jesús! Yo creo en ti. Yo deseo que tú vivas en mí y me llenes de tu gracia. Perdóname todos mis pecados y límpiame con tu sangre de todas mis faltas. Renuévame por dentro y haz de mí una nueva criatura. Toma el control de mi vida y guíame en todos mis caminos. En adelante quiero vivir para ti y servirte. Gracias, Jesús.
Nota: Naturalmente no se trata de un cuerpo propiamente dicho sino de una realidad espiritual. Pero su fruto futuro sí será un cuerpo: el cuerpo glorioso que todos los salvos recibiremos en la resurrección, al final de los tiempos (1Cor 15:51-54).
NB. Esta charla radial fue publicada hace diez años en una edición limitada. La vuelvo a publicar ligeramente revisada.
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#763 (27.01.13). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI). 

26 comentarios:

Anónimo dijo...

En la búsqueda uno se encuentra de todo, porque es una lógica que el que busca encuentra, Esto me he encontrado >>> http://manifiestostronosluz.jimdo.com/

Unknown dijo...

Excelente, me gusto su discernimiento y leyendo encontre otro discernimiento. Fijese, en cuanto el discipulo recibe la noticia de que su padre habia muerto, ahi hay un momento de eleccion: dos caminos o te devuelves (retroceso espiritual) o continuas hacia adelante con Jesus. (vida eterna).

Gracias,

Miriam Tejada
mimitejada@gmail.com

Anónimo dijo...

No creo. No creo que Jesús se refiriese a todas esas cosas. Es mucho más sencillo. Jesús tenía una misión y lo sabía, iba a purificar la tierra, iba a terminar la obra de Dios. Nadie que se ocupara en algo que no fuera esto, era digno de Él. El otro se habría ido o no, esto no importa. Lo que importa es la misión de Jesús

Anónimo dijo...

Hermano que pasa si en una familia todos creen en Jesus quien va a enterrar al muerto el vecino o quien se va a hacer responsable de todos los gastos esta muy bien tu comentario en la parte espiritual pero eso no quiere decir q debemos dejar nuestro familiar abandonado profundiza las escrituras en 2 de Macabeos 12,38-45 gracias y que Dios te Bendiga

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Se renace con el bautismo y al recibir el espíritu santo, como lo recibieron los discípulos de Jesús y poder así predicar la palabra inspirada por Dios.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alfiler dijo...

Yo escuche esta parabola en un contexto de duelo...y ahora estoy en un proceso donde algunas etapas de mi vida han vuelto a surgir a la supericie: madre, tres tios, amigo de infancia desaparecido, amigo de secundaria todos muertos de forma violenta. La sicologa me dice que esos hechos son una fuente de stress, como una especie de esferas pesadas que cargo para todos los lados, unas esferas mas pesadas que otras. Cuando escuche las palabras de un padre mencionando esta parabola trato de aplicarla pero no lo veo claro. Aunque encuentro esas palabras cargadas de mucha sabiduria. Muchas gracias.

Hugo A.

PATRICIO SAAVEDRA dijo...

EL HOMBRE QUEDO CORTADO DEL CONTINENTE CELESTE, ES DECIR EL PECADO PRODUJO UNA BRECHA ENTRE DIOS Y EL HOMBRE ,ES EL PECADO UN INTRUSO EL CUAL TRAJO LA MUERTE A TODO SER VIVIENTE.
LA PALABRA DE DIOS DICE QUE LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE. ADAN Y EVA NO MURIERON IN MEDIATAMENTE. PERO SIN EMBARGO FUERO MURIENDO LENTAMENTE.
DIOS NOS CREO PARA VIVIR ETERNAMENTE PERO EL ENEMIGO CAMBIO EL DESTINO DEL HOMBRE.
IMORTANTE ADAN Y EVA FUERON CREADOS PERFECTOS SIN TENDENCIA AL PECADO PERO CON LA LIBERTAD DE ESCOJER. SATANAS PLANTO LA SEMILLA DE LA DUDA EN EL CORAZON DE ELLOS.
LA ETERNIDAD ESTABA SUJETA A LA OBEDIENCIA.MAS PECARON Y QUEDARON CONDENADOS A UNA MUERTE ETERNA.EN PALABRAS SIMPLES EL HOMBRE ES UN MUERTO VIVIENTE. LA UNICA SALIDA PARA EL ES ACEPTAR A SU SUBTITUTO QUIEN PAGO LA DEUDA POR EL Y MURIO LA MUERTE ETRNA A LA CUAL TODO SER HUMANO ESTA CONFINADO, EL QUE TIENE A CRISTO TIENE LA VIDA A PASADO DE MUERTE A VIDA. COMO LO ERA AL PRINCIPIO A NTES DE CAER EN EL EDEN.

classic70 dijo...

Me parece que esta es una manifestación clara del principio budista del desapego e impermanencia, expresados en los textos búdicos como "Que otra cosa se puede esperar", "todo lo que ha sido creado debe llegar a su fin" o mirando un cuerpo en el cementerio "así ha de terminar mi cuerpo", conocimientos que son 600 años anteriores a Jesús, y que dejan de manifiesto en textos como el citado, la influencia que ejercieron en Jesús las religiones brahmánicas y el budismo en especial. Quien no quiera verlo, es simplemente un obtuso.

Adriana dijo...

Buena tarde
mi pregunta es como se aplica el versiculo de mateo 8:21-22 a un cristiano?, ya de por si es duro la muerte de alguien cercano y no cumplir con su deber de enterrar deja mucho de que hablar a los que no creen, como se puede predicar algo que no se aplica, que es la misericordia, y la compasion hacia el doliente.

Gustavo OLIVEROS dijo...

Es simple seguir a Cristo es prioritario. Y es la única opción.

ESTANZUR-YAHVEH dijo...

EXCELENTE INFORMACIÓN ESPIRITUAL DE CARACTER BIBLICO.

Giomaur dijo...

Me complace mucho haber podido resivir la respuesta a mis preguntas, aunque sigo escudriñando encuentro este blog como uno de los mas completos, gracia y muchas bendiciones... amor de Dios

Giomaur dijo...

Me complace mucho haber podido resivir la respuesta a mis preguntas, aunque sigo escudriñando encuentro este blog como uno de los mas completos, gracia y muchas bendiciones... amor de Dios

Poeta Amador Betancourt dijo...

Ese versiculo de Mateo es un código, que muy pocos cristianos pueden decifrar. Se lo explicaré, aunque sé que pocos lo leeran y casi nadie lo creerá, asi tampoco creyeron en Jesus y lo crucificaron, pero en este planeta hay quienes tienen el poder de hablar con su espiritu y nos decifra cuando es un codigo, un mensaje o simples letras, aqui la traducion de:
DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS.

Es un codigo que no está diciendo que vivimos dentro de una antesala del infierno, o sea un infierno donde estan juntos los hijos de Dios y los hijos de Satanas, y en el medio los muertos que son los que se pueden salvar aún y que Jesus bajo hacia este mundo a decirnos que el es él Mesias y trajo la salvacion....Por eso al final viene el Reino de Dios donde restablecerá la paz en este infierno y antes nos sacará mediante el rapto a nosotros...Otra cosa el apocalipsis ya empezó y el rapto tambien...el tiempo de Dios es diferente al de los muertos...Rolando perera


Anónimo dijo...

Algo relacionado con "el que mira hacia fuera duerme, el que mira hacia dentro despierta". Si nos atamos al culto a los muertos y al mundo, entonces es como si nosotros también estuviéramos igual. El culto debe ser espiritual. Esto lo leí del Libro el Tercer Testamento: "Bienaventurados los que dan el adiós al cuerpo que depositan en la tierra y no lo vuelven a visitar para contarle sus cuitas, porque ya dejó de ser y no escucha". "Quienes lloran la ausencia de los seres queridos, son los muertos que velan a sus muertos, son los que, materializados en su ignorancia, no comprenden el significado de la vida y diciendo creer en la inmortalidad del espíritu, con su llanto y su luto demuestran que no tienen un átomo de fe, pues lloran por muertos a quienes de verdad viven, sólo porque no los ven, o porque su cuerpo ha desaparecido"."Orad por ellos, no vayáis, a dejar de amarles y recordadles espiritualmente, porque vuestro recuerdo y vuestras oraciones son un dulce consuelo en su lucha. Nunca los imaginéis turbados o habitando entre tinieblas, porque sería tanto como si vosotros os sintieseis capacitados para dictaminar un juicio y una sentencia sobre ellos; y si aquí en la Tierra los humanos suelen ser tan imperfectos e injustos para juzgar las causas de sus semejantes, ¿Qué será tratándose de juicios sobre algún espíritu".

Unknown dijo...

Que clara y hermosa explicacion del verso yo tuve un sueño que me dijeron esas palabras DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIEREN A SUS MUERTOS TU VEN Y SIGUEME... me levante a orar y a leer mas sobre la frase y estas palabras son maravillosas! Gracias a quien las compartio.

Flor de Loto Cayambe dijo...

excelente!!!
felicitaciones por compartir la verdad!!!

Flor de Loto Cayambe dijo...

Para comprender realmente lo que Jesus dijo en Jn. 5 24 deben entender que no se trata del verbo creer, sino del verbo CREAR!!

Unknown dijo...

Este es el unico blog, profundo y sabio, que interpreta y describe fielmente, el verdadero sentido de la Biblia. Los demas: Apocrifos y verdaderos cafres.

Unknown dijo...

Bendecidos sean todos, hermanos son palabras profundas de nuestro creador recuerden que Jesús vino a este mundo a hacer la voluntad del padre, en mi entender el dejar que los muertos entierren a sus muertos es solo que aquellos que aun no han creído en él y han entregado su vida a sus enseñanzas se quedaran enterrando a los cuerpos que ha abandonado el espíritu, no quiere decir que tu no puedas estar en el momento que estén enterrando el cuerpo, lo importante es celebrar que se ha sembrado un cuerpo y su alma si ha reconocido a cristo como su salvador estará juntamente con el en lugares celestiales, recuerden que la palabra dice, estamos en este mundo pero no somos de este mundo, somos seres espirituales en cuerpos carnales, todo el que haga la voluntad del padre tendra vida eterna...saludos

Unknown dijo...

La palabra de Dios es hermosa, gracias a ntro sr JESÚCRISTO q no las a revelado a él sea la gloria la honra amén

Unknown dijo...

Hola yo quiero saber si deja que los muertos entierren a sus muertos también esta en el antiguo testamento muchas gracias y que Dios lo bendiga

Eduardo dijo...

Jesús nos pide tomar una gran decisión.
seguir a cristo es creer en Él hacer las cosas que el dice,
para eso, tenemos que conocerlo amarlo tener Fe en sus palabras en las obras que el ha realizado y lo sigue haciendo, la gran transformación cuando uno se arrepiente de sus debilidades y pide ayuda a Dios en nombre de su hijo Jesucristo. nuestra vida se transforma en un nuevo ser, se abre nuestro entendimiento y el crecimiento espiritual es notorio, donde podemos luchar contra nuestras debilidades y vencer con fe puesto en Dios. dejaremos de ser un muerto viviente, dejaremos de ser un hueso seco; la vida que nos da Dios es una vida fortalecida en Fe y obras para que vaya en armonía con la palabra de Dios.

Hoy y siempre Emmanuel

Unknown dijo...

Yo no tengo mucha información teológica, sin embargo lo que entiendo es que la oración “DEJAR QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A LOS MUERTOS” es que la persona fallecida ya no existirá físicamente y que es hora de ocuparse por los que estan vivos y seguir a Jesús para predicar el evangelio y no como omitir darle santa sepultura a un ser amado