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viernes, 10 de marzo de 2023

DILIGENCIA II

DILIGENCIA II

 No hay pues trabajo malo ni trabajo aburrido, solamente hay trabajo hecho con el corazón, con diligencia, o hecho de una manera descuidada. Y si es hecho de una manera descuidada, nos aburre, nos molesta. Nosotros pues tenemos que cambiar esa mentalidad de “así no más”, porque es motivo de mucha frustración para la gente.


jueves, 28 de abril de 2022

EL SENTIDO DE RESPONSABILIDAD I a


EL SENTIDO DE RESPONSABILIDAD I a

 El sentido de responsabilidad es aquella cualidad que asegura el buen desempeño de las labores asignadas, o asumidas, por cada miembro de la sociedad en el lugar que ocupa. Al mismo tiempo es la cualidad indispensable que nos permite ser conscientes de las consecuencias de nuestros actos, y que nos frena cuando tememos que puedan ser negativas o perniciosas para nosotros mismos, o para terceros




miércoles, 27 de octubre de 2021

"HUMILDAD Y SERVICIO" CONTRASTES EN JESÚS VI


"HUMILDAD Y SERVICIO" - CONTRASTES EN JESÚS VI


No tratemos de ponernos por encima de otros, o de creernos más, ni de alardear de sabiduría, porque podemos quedar en ridículo. Jesús dijo: “El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo” (Mt 23:11), y nos dio ejemplo práctico extraordinario.


jueves, 12 de agosto de 2021

LA GLORIA DE SER EL SEGUNDO (EL PROFETA ELISEO II)

LA GLORIA DE SER EL SEGUNDO 
(EL PROFETA ELISEO II)
El discipulado comienza por el servicio. Sólo cuando se es fiel en lo humilde y sencillo se puede acceder a responsabilidades mayores. Para llegar a ser el primero es necesario haber sido un buen y fiel segundo -o tercero, o cuarto, etc., esto es, un buen subordinado.



miércoles, 17 de octubre de 2018

LA GENEROSIDAD II


LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
LA GENEROSIDAD II

¿Quieres probarle a Dios que lo amas realmente? Da al necesitado. Eso es lo que nos dice 1ª Juan 3:17 y 18: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?”. Claro, ¿cómo puede tener amor de Dios en su corazón el que ve a un necesitado y no le da nada? El amor, si es verdadero, debe impulsarle a dar. El apóstol concluye: “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua,” que es un amor falso, mentiroso, una apariencia de amor, “sino en hechos y en verdad”.

El amor verdadero se traduce en actos, sobre todo en actos de generosidad. Si lo hacemos así Dios sabrá que le amamos realmente, porque si le amamos a Él, dice Juan, amaremos también a aquellos a quienes llama hijos. ¿Puede uno amar a una pareja de esposos y no amar a sus hijos? Si amamos a los padres amaremos a sus hijos. De igual manera, si amamos a Dios, amaremos también a los hijos de Dios, amaremos a sus criaturas.
Santiago lo pone en términos ligeramente diferentes: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (St 2:14-16) ¿Van a comer tus palabras? ¿Son acaso tus palabras pan como las palabras de Dios? “Así también la fe si no tiene obras está muerta en sí misma.” (v. 17) Santiago vincula aquí la realidad de la fe con el compartir, con la generosidad. El dar es no solamente prueba de amor, sino también de fe.
En otro lugar, hablando del diezmo, Dios nos dice algo extraordinario: “Probadme ahora en esto… si no os abriré las ventanas de los cielos.” (Mal 3:10) Ya no solamente le probamos, sino que Él nos pide que lo pongamos a prueba. Prueba a ver si mi palabra es verdadera. Si eres generoso, da, a ver si yo no te voy a dar en abundancia mucho más de lo que tú me das.
Nosotros probamos lo que somos dando, y Dios nos prueba su amor y su fidelidad, dándonos. Nosotros podemos descansar mucho más en la generosidad de Dios que en nuestra habilidad, que en nuestro talento, Él siempre nos dará lo necesario, si actuamos como actúa Él, dando de lo nuestro. Como dije al comienzo, el que es generoso en lo poco, será generoso en lo mucho, y Dios lo va a prosperar para que pueda seguir dando. Dios tiene un especial cuidado del generoso. Él no hace acepción de personas, es cierto, pero su palabra se cumple.
Entonces no seamos tacaños, no solamente con el dinero. Los padres, dicho sea de paso, tienen algo muy valioso que regalarles a sus hijos, algo que no cuesta nada. ¿Saben qué es? Tiempo, su tiempo. Nada aprecian más los niños que el tiempo que sus padres pasan con ellos. La madre especialmente. El amor que liga al hijo, o a la hija, con su madre es el tiempo y el cuidado que la madre le regala y le dedica.
Dice así el comienzo del Salmo 41: “Bienaventurado el que piensa en el pobre.” (El que tiene en cuenta, o se preocupa por el pobre) “En el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregará a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirá toda su cama en su enfermedad.” (Vers. 1-3)
¡Cuántas promesas para el generoso, para el que da! Él se va a ocupar de ti, Él va a ser tu enfermero, si acaso necesitas cuidado; o si acaso enfermas, o pasas por un mal momento, Él se acordará de ti, te alargará la mano en el instante preciso en el que lo necesites. Serás bienaventurado en la tierra durante los años de vida que Dios te dé.
En cierta manera el que da al pobre asegura su futuro. El Salmo 112:5 dice: “El hombre de bien tiene misericordia y presta;” al que pueda necesitar ayuda, y perdona la deuda si es necesario. Luego en el vers. 9 dice: “Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre.” ¿De qué justicia habla ahí? En el sentido del Antiguo Testamento, de sus acciones, de la bondad y justicia de sus actos, porque el bien que hizo permanecerá para siempre en la memoria de Dios.
 En la epístola a los Gálatas 6:6-10, Pablo nos dice algo semejante: “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (tú recibes aquello que das). “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad (y Dios nos va a ir dando esas oportunidades a lo largo de la vida), hagamos bien a todos (es decir sin restricciones), y mayormente a los de la familia de la fe.” (que somos nosotros, porque nosotros somos una familia). Así que abre tu mano con generosidad y Dios será generoso contigo.
En 2ª Corintios Pablo habla bastante de esto. Parece que él estuviera comentando alguno de los versículos de Proverbios que hemos mencionado antes, así como el salmo 112 que él cita concretamente. 2ªCorintios 9:6 comienza diciendo: “Pero esto digo”, es decir, tengan esto bien en cuenta, noten lo que voy a decir: “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”
Jesús lo dijo de otra manera: “Según la medida que uses, serás tú a su vez medido.” (Lc 6:38b) Si usas una medida grande para dar, Dios usará también una medida ancha, grande, profunda, para darte a ti. Si usas una medida pequeña, tú recibirás tu pequeña cuota de la generosidad divina. Si tú eres abundantemente generoso, Dios será abundantemente generoso contigo; porque la cosecha es según lo que se siembra. El agricultor que siembra poco, que fuera tacaño con la tierra, tacaño con la semilla y que sembrara poco maíz ¿va a tener una cosecha abundante de maíz? La cosecha que reciba y vea brotar de la tierra será en función de la abundancia de la semilla.
Y luego sigue diciendo Pablo en el versículo siguiente: “Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad (es decir, no obligado), porque Dios ama al dador alegre.” (2Cor 9:7) Bueno, Dios ama a todos, pero ama más, se complace más, en el dador alegre. Así que si das, da con alegría. A veces no es fácil, a veces nos cuesta dar, sobre todo cuando sentimos que el Señor quiere que demos algo nuestro, ya no dinero, sino algo que uno, sea mujer, u hombre necesita. De repente es un abrigo, de repente es una chompa, de repente es un par de zapatos.
Hace tiempo, cuando vivía en una calle muy concurrida, venía a tocar la puerta de mi casa un mendigo, un viejo pesado, insistente y desagradable, que te hacía sentir culpable de su pobreza. Venía con unos zapatos viejísimos y destartalados. Se quejaba: Mire los zapatos que tengo, señor. Y me insistía para que le comprara unos nuevos. Con tanto lagrimear me dio pena el hombre. Así que tomé unos zapatos nuevos que había traído de un viaje, que eran sumamente cómodos, y en un arranque de generosidad, se los dí mis lindos zapatos elegantes. Cuando a la semana siguiente regresó le miré los pies, y vi que no llevaba puestos los zapatos que le había regalado. Le pregunté: ¿Y mis zapatos? Los vendí, me dijo. ¡Qué cólera! Me desprendí de ellos para que los usara, no para que los vendiera. Pero él me dijo: ¿Yo para qué quiero esos zapatos finos? Y se compró unos zapatos viejos, usados. Fíjense, a veces las personas prefieren lo que está en mal estado, a lo que está bien.
Después tuve que arrepentirme de haberme arrepentido de ser generoso, de haberme molestado porque vendió mis zapatos en vez de usarlos, ya que sin querer me estaba robando a mí mismo la bendición de haber sido generoso.
A veces nos cuesta más dar los objetos o prendas que usamos, porque estamos acostumbrados a ellos, que los que ya no usamos, aunque sean de mayor valor. La costumbre los hace valiosos para nosotros y nos cuesta desprendernos de ellos. Pero Dios seguramente lo tendrá en cuenta. Si somos generosos con esas cosas, Dios también lo será por su lado.
Pero ahí se nos dice también, que demos alegremente, porque Dios es un dador alegre. ¿O será de repente que cuando Dios nos da algo Él se dice a sí mismo: Cómo me cuesta darle esto a éste? ¿Ustedes los creen? Al contrario. Él nos da siempre con un ánimo generoso, gozoso de hacernos el bien. Luego sigue diciendo Pablo: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia (y esto es muy importante), a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.” Así que si tú eres un dador alegre y das oportunamente, Dios va a pensar de ti que eres un buen mayordomo, al que le puede encargar el reparto de sus bienes. Así que le voy a dar más, se dirá, para que pueda dar más.
Enseguida cita Pablo el salmo que ya he mencionado: “Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.” Y en seguida dice: “Y el que da semilla (que no es otro sino Dios) al que siembra (habla de bienes espirituales), y pan al que come (porque todo viene de Él), proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia (es decir de vuestras buenas obras), para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad (que es un sinónimo de generosidad), la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.” (v. 10,11) Así que si tú provees para las necesidades de otros, Dios proveerá a las tuyas, y te dará más para que sigas proveyendo a las necesidades ajenas y, de paso, te ganes alguito o algaso, es decir, que tú tengas tu parte en la generosidad de Dios. No cerremos la mano al pobre, porque si lo hacemos es a Jesús a quien se la cerramos (Mt 25: 41-45).
Vamos a Deuteronomio 15:7,8: “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.” Le darás lo que necesite, le prestarás; no estarás pensando en lo que dice a continuación, si te va a devolver o no, o si tú pierdes al darle. Y continúa: “Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión (el año en que las deudas, lo que uno había dado en garantía, era devuelto automáticamente al que lo había dado y la deuda se perdonaba), y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti al Señor, y se te contará por pecado.”  (v. 8).
Ustedes saben muy bien que Dios escucha la oración del pobre, y escuchará su clamor contra ti (Jb 34:28; Sal 9:12). Después quizá te quejes: Señor ¿por qué no me bendices? ¿No sabes la razón? Por tu tacañería Dios no puede bendecirte. Nuestra tacañería borra con una mano lo que hacemos de bueno con la otra; así que no seamos tacaños, seamos generosos y Dios nos bendecirá.
Vale la pena preguntarse, ¿por qué dijo una vez Jesús: “Pobres tendréis siempre con vosotros”? (Mt 26:11) Eso suena casi a maldición. ¿Por qué va haber siempre pobres con nosotros? Yo creo por tres razones: Una, para probar nuestro corazón. Es una ocasión para que nuestro corazón, nuestra generosidad, (que, como hemos visto, es una manifestación de nuestro amor a Dios en última instancia) sea probada. En segundo lugar, para que tengamos ocasión de practicar la generosidad. Es la manera como nos entrena Dios a dar, para que nos cueste menos al momento de hacerlo, pues con la práctica las cosas se hacen más fáciles. Y tercero, es una ocasión que Dios te da para poder bendecirte, porque Él tiene especial cuidado de los pobres, y tú estás haciendo la función de representante suyo cuando atiendes a las necesidades del menesteroso. De manera que hay muchas razones, no acabaríamos de mencionarlas todas, por las cuales debemos ser generosos.
En el Antiguo Testamento la forma como el pueblo manifestaba su amor y su temor a Dios era el olor suave de los sacrificios. Pero en la nueva dispensación, ¿qué clase de sacrificios le damos nosotros a Dios? ¿Cuál es el sacrificio que a Dios le agrada? En Hebreos 13 se habla de dos formas de sacrificios que podemos ofrecer a Dios. El vers.15 dice: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Eso es lo que hacen ustedes cada vez que se reúnen en el templo; le cantan con sus labios, le adoran. Pueden hacerlo también a solas en sus casas cantando y alabando simplemente. Luego sigue: “y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” Y Dios, que no es deudor de nadie, nos lo pagará abundantemente.
¿Y qué sucede si en lugar de dar retenemos nuestra limosna al necesitado? En primer lugar, nos perdemos la recompensa eterna. Y en segundo, nos perdemos lo que Dios en su generosidad quería darnos si dábamos.

Amado lector: Jesús dijo: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mt 16:26). Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios, yo te invito a pedirle perdón a Dios por tus pecados haciendo una sencilla oración:
   "Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido consciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte."
#970 (09.04.17). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).

viernes, 18 de noviembre de 2016

EL PROFETA ELISEO

LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
EL PROFETA ELISEO


Marco Histórico.- Eliseo, como Elías, desarrolló su ministerio en el reino de Israel, aunque también tuvo contactos con los reyes de Judá y de Siria. Su actuación abarcó un lapso de más de 50 años y se extendió desde el reinado de Acab en Israel, hasta el de Joás, hijo de Joacaz, pasando por los reinados de Ocozías, Joram, Jehú y Joacaz. Al mismo tiempo reinaron en Judá, Josafat, Joram, Ocozías, Atalía y Joas, hijo de Ocozías. (1R 19–2R 13)
Es el período inmediatamente posterior a la división de la monarquía hebrea en los reinos del Norte y del Sur –Israel y Judá- que marca el apogeo de ambos como reinos separados, sólo superado por el poder que alcanzó el reino unido bajo Salomón.
Profetismo.- Diversos episodios de la vida de Eliseo nos dan una visión bastante clara de lo que era la actividad de los profetas para el pueblo elegido.
El profeta no se limita a llevar los oráculos de Dios al pueblo. Lo hace también a los reyes y a los poderosos. A veces Eliseo busca al rey, otras el rey lo busca a él.
El profeta interviene en la vida pública del reino reprendiendo, exhortando, ungiendo reyes, todo ello en nombre der Dios. Alcanza gran prestigio y ejerce gran influencia, tanto en las esferas del gobierno, como en la vida del común de las gentes. En este aspecto la carrera de Eliseo tiene puntos comunes con la de Elías, Isaías y Jeremías. Pero mientras los dos últimos nombrados (más Ezequiel, Daniel y los 12 llamados profetas menores) escribieron libros que llevan sus nombres, Elías y Eliseo no dejaron obra escrita.
Además del profeta individual existen escuelas, o comunidades de profetas, que viven y profetizan juntos (1S 19:20). El hecho de vivir en comunidad no les impide casarse (2R 4:1).
La expresión “hijos de los profetas” viene posiblemente del hecho de que esos profetas eran discípulos de algún profeta mayor al que seguían (2R 5:22). Pero no sólo le seguían, sino que, además, con frecuencia moraban con él (2R 6:1), lo cual constituye un modelo de la forma cómo Jesús llamó a sus apóstoles a seguirle, es decir, a estar todo el tiempo con Él y a morar con Él, dejando su familia y sus ocupaciones. (Lc 9:57,58).
A sus discípulos les encomendó Eliseo tareas específicas, como la de ungir a Jehú como rey de Israel (2R 9:1). Ahí vemos además que, aunque se dice que llamó a uno, en realidad éste no va solo sino se hace acompañar por otro (v.6). El primero, sin embargo, es el principal, pues es el que recibe el encargo. Jesús también envió a sus discípulos de dos en dos para que se apoyaran el uno al otro (Lc 10:1). Igualmente el Espíritu Santo envió a Pablo y a Bernabé juntos (Hch 13:2,3). Moisés no fue enviado solo sino en compañía de Aarón (Ex 4:14-16). Elías, Isaías y Jeremías, en cambio, sí fueron enviados solos, hasta donde estamos enterados, aunque Jeremías tuvo un secretario (Baruc), que escribía lo que él decía y cumplía sus encargos (Jr 36:4-68).
Origen Social.- Eliseo era de posición acomodada, hijo de terratenientes medianos, pues tenía obreros a sus órdenes. Se dice que trabajaba con doce yuntas de bueyes (1R 19:19,21), lo que supone campos de cierta extensión, ya que en un campo pequeño una fila de doce yuntas no puede maniobrar. Se dice también que necesitó matar dos bueyes para festejar a sus obreros (posiblemente a manera de despedida). Pero no era tan rico como para que él mismo no trabajara directamente la tierra, pues leemos que él llevaba la última de las doce yuntas.
Llamamiento.- Ocurrió cuando Elías estaba llegando al final de su ministerio. El texto dice que Elías pasó delante de Eliseo mientras éste araba (1R 19:19). No sabemos si ya lo conocía, o si fue el Espíritu quien lo llevó donde Eliseo sin conocerlo. Este silencio es característico del relato bíblico, que con frecuencia más es lo que calla que lo que revela. Dios nos revela sólo lo indispensable, sin satisfacer nuestra curiosidad por más detalles. En muchas instancias es una manera de poner nuestra fe a prueba.
Elías echa su manto sobre Eliseo. El manto que cubre la vestimenta del hombre simboliza en unos casos la autoridad de la persona (la autoridad real en el caso del manto de púrpura, Jn 19:2,5), o su carácter o estado de ánimo (Is 59:17; 61:3), o la protección de Dios (Ez 16:8), o la unción de su ministerio, como en este caso.
En Lc 9:61,62 Jesús reprende al discípulo que, siendo llamado, quiere primero ir a despedirse de los suyos antes de seguirlo. Pero la reprimenda de Jesús no tiene la intención de desechar al discípulo, sino, más bien, la de aprovechar la ocasión para hacer una advertencia general: Cuando Dios te llama debes dejarlo inmediatamente todo para seguirlo En el caso de Eliseo, Elías se muestra aparentemente tolerante de que quiera despedirse de sus padres, pero no sabemos si lo esperó ahí mismo, o si se siguió de largo y Eliseo le dio luego alcance (1R 19:20).
Servicio.- Uno de los pasajes más instructivos de toda la historia de Eliseo son –aunque parezca contradictorio- los cuatro capítulos (1R20 a 2R1) en donde no se le menciona para nada. No sabemos qué lapso de tiempo abarca ese silencio, pero debe haber durado por lo menos dos años, si no el doble o más. Lo único que sabemos es que Eliseo servía a Elías durante ese tiempo. El hecho de que no se le mencione parece indicar que no intentó destacarse en lo menor; vivía a la sombra de su maestro. Es lo que un conocido maestro llamaba “la gloria de ser el segundo”.
El discipulado comienza por el servicio. Sólo cuando se es fiel en lo humilde y sencillo –esto es, en lo poco- se puede acceder a responsabilidades mayores. Para llegar a ser el primero es necesario haber sido un buen y fiel segundo -o tercero, o cuarto, etc., esto es, un buen subordinado. Eso es lo que también la historia de Josué (siervo de Moisés) nos enseña.
El comportamiento de Eliseo contrasta notablemente con el de su criado Giezi: Cuando la sunamita viene a decirle que su hijo ha muerto, Eliseo encarga a Giezi que vaya a devolverlo a la vida usando su báculo. Pero la viuda no acepta; exige y obtiene que el propio Eliseo sea quien vaya (2R 4:27-30). Ya no es pues necesaria la intervención de Giezi. Sin embargo, éste quiere usar el poder de Eliseo por su cuenta, sin que le haya sido confirmado el encargo. Él desea destacarse, hacerse admirar obrando un milagro. Naturalmente su obrar en la carne no obtiene ningún resultado: el niño no vuelve a la vida (2R 4:29-31). Más tarde (5:20-27) vemos que, además de vanidoso, es un codicioso que trata de obtener para sí los regalos que su maestro rechaza. ¡Cuántos cristianos hay por desgracia que actúan de manera similar! Buscan poderes o una unción que no les corresponden, o tratan de enriquecerse a costa del Evangelio. Cabría preguntarse ¿porqué eligió Eliseo tener como siervo a una persona tan poco adecuada, tan poco fiel y recta? Quizá no lo eligió él sino Dios para que sirviera de ejemplo del mal siervo. O quería simplemente enseñar a Eliseo a tener paciencia. (¿Cuántas personas pone Dios a nuestro lado con ese fin?)
Ungimiento de Eliseo.- (2R 2:1-15) El texto sugiere que hubiera habido un anuncio o
profecía acerca del alzamiento de Elías, pues no sólo Eliseo sino también los hijos de los profetas estaban prevenidos de que él partiría.
Elías pone a Eliseo dos veces a prueba: “Quédate aquí porque el Señor me manda a tal parte”. Quedarse en el mismo lugar es la comodidad, conformarse con lo que ya se tiene, no desear una mayor llenura del Espíritu Santo, una mayor intimidad con Dios. Es la tentación a la mediocridad a la que todos estamos expuestos, y alguna vez lo hemos sido de hecho. Pero Eliseo no cede a esa tentación. Él desea lo máximo, la cumbre, no sólo heredar la unción de su maestro, sino aún más: una doble porción de su espíritu.
Eliseo ha superado la prueba dos veces………Pero ahora es sometido a una prueba mayor, a un seguimiento más estrecho: ya no sólo no deberá apartarse de Elías sino que no deberá quitarle los ojos de encima. La menor distracción puede ocasionar que se pierda el momento del levantamiento. La dificultad de la prueba corresponde al valor de la recompensa buscada: “Cosa difícil has pedido”. (v. 9,10).
La perseverancia de Eliseo es premiada con el espectáculo del arrebatamiento. Debe haber sido una vista impresionante porque, fuera de sí, lo hizo exclamar: “¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!”, lo que sugiere la presencia de ángeles cuando un carro de fuego (e.d. en llamas) viene a llevárselo (v. 11,12). Pero si el espectáculo lo había maravillado, grande fue también la pena que lo embargó al perder a su maestro pues desgarró sus vestidos en señal de duelo.
Eliseo era un hombre de fe osada. Él ha pedido una doble porción del espíritu de Elías. Tiene su manto. Él no duda en pedir que ocurra lo mismo que acaba de realizar su maestro al atravesar en seco el Jordán (2R 2:8). En una especie de desafío pone a Dios a prueba, lo tienta: ¿Dónde está el Dios de Elías? ¿Tengo yo o no el espíritu de Elías conmigo? ¿Puede Dios hacer a través mío lo mismo que hizo con Elías? Lo que él pide, en realidad, es una confirmación de que su petición le ha sido acordada, esto es, de que ha recibido una doble porción del espíritu que reposaba sobre su maestro, simbolizado por el manto que Elías le arroja al momento de ser levantado. Recibe la confirmación pues enseguida ocurre el mismo prodigio: las aguas del río se dividen cuando Eliseo las golpea con el manto de Elías. (v. 13,14).
Los hijos de los profetas lo entienden también así, pues vienen a él y se postran delante de él (v.15). Pero ellos tienen una fe débil. Aunque sabían que Dios iba a arrebatar a Elías dudan que haya ocurrido realmente. Es algo demasiado extraordinario para ser cierto. Quizá lo ha depositado en algún sitio y es posible encontrarlo. Creen hasta cierto punto pero no del todo. Por eso se van a buscarlo, pero no lo encuentran naturalmente (v.16). Eliseo, por su parte, no duda en absoluto, sabe qué es lo que ha ocurrido, pero cede finalmente a lo que ellos piden para que se convenzan. Aquellos que tienen una fe débil necesitan una confirmación. (v. 17,18).
Rasgos de carácter.- Ya hemos visto la perseverancia de Eliseo, su fe, su humildad, su amor filial. El episodio de la curación de Naamán (2R 5:1-16) nos muestra además su desinterés, pues se niega a aceptar los regalos que el sirio le ofrece. En él se cumplen las palabras de Jesús: “De gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mt 10:8).
Este episodio, dicho sea de paso, contiene una frase intrigante (v.1): Por medio de Naamán Dios había dado salvación a Siria. ¿Cómo puede Dios otorgar salvación en la guerra a un pueblo pagano, que es incluso enemigo del pueblo escogido? No se trata por supuesto de la salvación del pecado que Dios otorgó a todos, judíos o gentiles, por medio de Jesucristo, sino de una salvación puramente material, es decir de victoria sobre sus enemigos, posiblemente contra el mismo Israel. (Nota 1)
Como Elías, Eliseo vivía en la presencia de Dios (2R 3:14; 5:16) aun en medio de las labores diarias y en compañía de otros. El secreto de su poder era su intimidad con Dios. (Nota 2).
Eliseo tenía un corazón sensible: Llora cuando contempla en el espíritu lo que el malvado Hazael, cuando llegue a ser rey de Siria, va a hacer a los israelitas (2R 8:11-17). (Nota 3).
Era asimismo compasivo. Muchos de los milagros que hizo fueron en beneficio de alguien que se hallaba en necesidad, pero pocos muestran mejor esta cualidad que el episodio del aceite de la viuda (2R 4:1-7), o la liberación de los soldados sirios que habían sido enviados para capturarlo (2R 6:18-23). En este episodio no es seguro que la ceguera que afecta a los soldados fuera una ceguera física total. Más bien parece que se hubieran quedado como pasmados sin poder reconocer el terreno que pisaban. Notemos que la compasión de Eliseo y la generosidad que inspiró al rey de Israel fue, en el corto plazo, al menos, más beneficiosa para su nación que si hubiera matado a todos los soldados enemigos que tenía en la mano, porque “nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel”.
Eliseo no tenía miedo de nadie. Cuando el rey de Israel viene a él con la intención de matarle (2R 6:31-7:2) le habla sin atemorizarse y le predice lo que va a ocurrir al día siguiente. ¡Cuál debe haber sido la autoridad con que habló que el rey desistió de su propósito! Uno de los cortesanos del rey, sin embargo, no le cree y se burla de su anuncio. Eliseo sin inmutarse, le anuncia su próxima muerte -como en efecto ocurrió- a sabiendas de que los poderosos suelen vengarse de los profetas que les anuncian lo que no quieren oír (2R 7:20).
Anteriormente (2R 3:13,14) hemos visto cómo Eliseo no tiene reparos en mostrarle al rey Joram de Israel su menosprecio por los pecados de su casa. El versículo siguiente nos muestra la influencia que la música tiene sobre la inspiración de los profetas.
Pero Eliseo no sólo tenía cualidades, tenía también defectos. El episodio de los adolescentes (2R 2:23,24), a quienes maldice y que son despedazados por dos osos, lo muestra irascible y vengativo. Era también orgulloso: Se jacta ante la sunamita de la influencia que tiene en la corte. La respuesta de la sunamita es casi un reproche velado. Es como si le dijera: Yo no tengo asuntos pendientes en la corte que requieran de tu influencia. (2R 4:13).
Milagros.- Después de Moisés Eliseo es el personaje del Antiguo Testamento que más milagros realiza. Algunos de ellos prefiguran los milagros de Jesús.
Por ejemplo, así como Jesús sanó a los diez leprosos sin tocarlos y les ordenó que hicieran lo que la ley establecía: presentarse al sacerdote para que constate la curación y ofrezca un sacrificio (Lc 17:11-14; Lv 14:1-32), Eliseo sana a Naamán sin ni siquiera verlo, ordenándole que se bañe en el Jordán (2R 5:10-14). Como Jesús al hijo del centurión (Mt 8:5-13), Eliseo sana no sólo a Naamán de la lepra con su sola palabra, sino también de la misma forma, a la sunamita de la esterilidad (2R 4:14-17).
Como Jesús a la viuda de Naim (Lc 7:11-15), Eliseo devuelve a la sunamita su hijo vivo (2R 4:32-37), imitando el procedimiento que Elías había usado para resucitar al hijo de la viuda de Sarepta (1R 17:17-24).
Así como Jesús alimentó a una multitud multiplicando los panes y el pescado que había a la mano (Jn 6:5-13), Eliseo alimentó a cien hombres con los panes de primicia, y aun sobró (2R 4:42-44).
Así como Jesús vio a Natanael cuando estaba debajo de la higuera y sabía lo que había en el corazón del hombre (Jn 1:45-48), Eliseo sabía lo que el rey de Israel hablaba en su cámara secreta (2R 6:12).
NB: Este estudio fue escrito en Junio de 1990. Ha sido revisado y ligeramente ampliado para su impresión.
Nota 1: Muchos creyentes bíblicos se escandalizarían ante la sugerencia de que Dios pudiera otorgar salvación en nuestros tiempos a los árabes en su conflicto con los judíos. Sin embargo, los árabes de hoy no son más enemigos de Israel, ni más paganos, de lo que fueron los sirios en su día. Se suele olvidar que Dios no escogió al pueblo de Israel por sí mismo, sino para traer salvación por medio de él a todos los pueblos del mundo. Si antes castigó a Israel dando victoria a sus enemigos -y una victoria en ocasiones concluyente, definitiva– bien puede hacer lo mismo en los tiempos modernos si lo considera oportuno.
Nota 2: Tanto Elías como Eliseo dicen con frecuencia: “Vive Jehová de los ejércitos en cuya presencia estoy” como el siervo está de pie delante de Su Señor esperando sus órdenes.
Nota 3: Este episodio es sumamente intrigante pues es como si el ambicioso e inescrupuloso Hazael hubiera tomado la palabra que le dice Eliseo como señal que lo autoriza para poner en obra sus malignos planes. Naturalmente ésa no era la intención de Eliseo, pero ése fue, no obstante, el resultado.


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miércoles, 20 de julio de 2016

MENSAJES A LAS SIETE IGLESIAS VI - A TIATIRA I

LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
MENSAJES A LAS SIETE IGLESIAS VI
A LA IGLESIA DE TIATIRA I
Un Comentario de Apocalipsis 2:18-23

La ciudad de Tiatira está situada al Sur de Pérgamo, entre esta ciudad y Sardis. A inicios del siglo III AC, Seleuco Nicator estableció en la antigua Pelopia una guarnición de macedonios para defender el acceso al valle, y le puso el nombre de Tiatira. Pasó a manos del reino de Pérgamo el año 190 AC, y de los romanos en 133 AC. No tenía un acrópolis propiamente dicho, como la mayoría de las ciudades griegas, pero tenía un templo dedicado al dios Apolo y otro, a la diosa Artemisa (Diana).

Como apunta W.M. Ramsay, a lo largo de la historia, especialmente durante los siglos de lucha entre los invasores musulmanes, (primero árabes y después turcos), y los defensores cristianos, su destino estuvo marcado por su situación estratégica en la ruta de la invasión. Bloqueaba el camino de los ejércitos invasores, y por eso debía ser conquistada por todo invasor. Pero a la vez, como resguardaba el pasaje a un rico distrito, debía ser defendida a toda costa y ser fortificada. Actualmente la ciudad subsiste con el nombre de Ak-Hisar, y tiene unos cien mil habitantes.

En los años en que se escribieron estas cartas se distinguía sobre todo a causa de su comercio floreciente, y por sus gremios artesanales especializados en trabajos de bronce, cerámica, tejeduría, textiles y tejidos de púrpura, que en esta ciudad era obtenida no de moluscos marinos, sino de una raíz. Su nombre aparece en el libro de los Hechos en conexión con Lidia, la primera mujer gentil convertida al cristianismo. De ella dice Hechos que era "vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira." (Hch 16:14) Ella era una persona de posición acomodada porque se permitía invitar a Pablo y a su comitiva a posar en su casa. Ella adoraba al Dios verdadero, lo cual quiere decir probablemente que era prosélita del judaísmo. Estando Pablo y sus compañeros en Filipos un día de reposo, salieron fuera de la ciudad, junto al río, donde los judíos piadosos solían reunirse para orar (porque no había sinagoga en la ciudad), y empezaron a hablar a las mujeres que estaban allí. Una de ellas, Lidia, estaba atenta a lo que Pablo decía, creyó y fue bautizada, ella con su familia (Hch 16:13-15).

18. Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:"
La epístola a la iglesia de Tiatira es la más larga de todas las epístolas de nuestro Señor y también la más elogiosa. Quizá por ese motivo Jesús se refiere a sí mismo en una forma que no ha empleado antes, ni lo hará en las subsiguientes cartas, esto es, como el Hijo de Dios, el eterno Hijo Unigénito del Padre. Y luego se describe a sí mismo en los términos resaltantes de la descripción que Juan da de su apariencia al comienzo del libro: "ojos como llama de fuego y pies semejantes a bronce bruñido" (Ap 1:14,15).

Los ojos llameantes son, como ya se ha dicho, de un lado, manifestación de amor encendido y, de otro, expresión de ira santa y de juicio, con los cuales escudriña la mente y el corazón. Los pies de bronce bruñido simbolizan la perfecta sabiduría, y la firmeza con la que Dios actúa.

La fe de los cristianos en Tiatira estaba expuesta a un gran peligro debido a que nadie podía pertenecer a los gremios artesanales -condición indispensable para prosperar en un oficio- sin participar en sus banquetes comunales que podían tener el carácter de festines idolátricos y, posiblemente, al final orgiásticos. Ya en su carta a la iglesia de Pérgamo Jesús había expresado su oposición a toda concesión a las prácticas paganas que podían inducir a los creyentes a pecar. Pero obedecer a esa orden suya significaba aceptar limitaciones en el ejercicio de su oficio o profesión, esto es, empobrecer.

19. "Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras."
La frase “Yo conozco tus obras" es como un estribillo que se repite en cada epístola. Jesús la repite tanto porque quiere que seamos conscientes de que Él conoce todo lo que hacemos, que nuestra vida es un libro abierto delante de sus ojos, y que nada de lo que hacemos escapa a su mirada.

Pero no sólo conoce las obras de la iglesia, sino también las cualidades que posee,
esto es, su amor, fe servicio y paciencia. Que mencione el amor en primer lugar, como nada dice inútilmente, quiere decir que los miembros de esta iglesia se distinguían por su amor acendrado, primero a Dios y, segundo, al prójimo. Este amor debe haber sido algo especial para que Jesús lo destaque, y que ésta sea la única epístola en que Jesús mencione esta virtud como un elogio.

El amor está unido a la fe, formando una pareja en que ambos se apoyan mutuamente. Si el amor sobrenatural (ágape) proporciona el impulso para servir, la fe, junto con la esperanza, es el fundamento de la perseverancia y de la paciencia frente a las pruebas. Sin duda el pastor y sus fieles se desvivían por atender a las necesidades espirituales y materiales de sus hermanos, así como de las personas paganas necesitadas (1Ts 1:3).

La caridad ha sido siempre un testimonio poderoso ante los incrédulos. En esos tiempos lo era especialmente porque el mundo pagano era cruel e indiferente frente a las necesidades ajenas. Los enfermos no eran atendidos por sus familiares, sino eran expulsados de sus casas por temor al contagio, y se hacía escarnio de los pobres. Pero los cristianos cuidaban de sus enfermos y, para sorpresa de sus vecinos, no se contagiaban, así como también atendían a las necesidades de los--pebres. Su conducta-amable y la santidad de su vida atraían la mirada de la población en torno, admirativa en unos casos, burlona en otros.

“Tus obras postreras son más que las primeras." Una rápida revisión de lo que Jesús dice en las otras cartas a continuación de la frase 'Yo conozco tus obras", nos hará ver lo excepcional del elogio contenido en las palabras citadas. Tus obras, es decir, tu conducta, tus esfuerzos actuales, son mejores que al comienzo. ¡Cuánto has progresado en tu devoción a mi causa y en tu entrega!

Ese elogio contrasta con el tierno reproche que dirige a la iglesia de Éfeso, a la cual, después de alabarla, le recrimina: “Has dejado tu primer amor" (Ap 2:4). Tus obras postreras no son más que las primeras, sino lo contrario. Por su lado, al ángel de la iglesia de Sardis le reprocha: "tienes nombre de que vives, pero estás muerto"; y al de Laodicea le recrimina su tibieza: no eres ni frío ni caliente (3:16). El vers. que comentamos nos hace pensar que, pese a los obstáculos, la comunidad de creyentes de Tiatira experimentaba un proceso de crecimiento espiritual, que es un signo de la vitalidad de la fe.

¿Y nosotros cómo andamos? ¿Estamos progresando, o estamos estancados, o quizá, estamos retrocediendo?

20. "Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos."
No obstante, a esta iglesia tan elogiada le hace ver, como hizo con la de Efeso y la de Pérgamo, que tiene algo que le disgusta. En el caso de Tiatira se trata de Jezabel, la pretendida profetisa que induce a mis siervos, dice Jesús, a comer lo sacrificado a los ídolos. Pero no sólo a comer esa carne -lo que en sí no sería grave, pues Pablo lo permite- sino también a participar en sus banquetes y rituales idolátricos (Nota). Es decir, a negarme públicamente, porque ¿qué comunión puede haber entre Cristo y Belial (2Cor 6:15)? ¿Entre el culto al Dios invisible y a los ídolos? Este reproche ligado a la palabra "fornicar", quiere decir aquí posiblemente, como ocurre en el lenguaje de los profetas del Antiguo Testamento, adorar a falsos dioses (Jr 3:1,2; Ez 16:15-34; cf Ex 34:15).

Naturalmente Jezabel no era el nombre verdadero de la mujer, sino que Jesús se lo atribuye en términos simbólicos, comparándola con el personaje femenino más execrable de toda la Biblia: la mujer de Acab, que pervirtió a Israel difundiendo el culto a Baal, y apoyando a los falsos profetas. Y que luego quiso matara Elías (1R 16:29-33; 18:20-40).

En los primeros tiempos de la iglesia las mujeres ocupaban un lugar prominente, tanto como evangelistas y maestras, como profetizas. Después la iglesia se masculinizaría y relegaría a la mujer a papeles secundarios. Pero no era así al comienzo. Esta mujer, sin embargo, posiblemente había abusado de la confianza que ingenuamente el pastor tenía en ella, lo había engañado con halagos, y había adquirido una influencia peligrosa en la iglesia.

21. 'Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación."
Jesús dice que le ha dado largas a la falsa profetiza, quizá en consideración a servicios pasados. Pero en vista de su obstinación en el mal, el plazo de tolerancia se ha terminado. El orgullo suele ser la causa principal de la obcecación de los que se desvían halagados por los elogios que reciben de sus seguidores. Hay quienes especulan que el propio Juan, ministrando en Tiatira, la habría reprendido severamente, pero sin resultados debido a su soberbia.

22. "He aquí yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella."
Jesús anuncia que ha llegado para ella la hora del castigo, el cual se cumplirá mediante una enfermedad que la postrará en cama. No se dice qué clase de enfermedad la afligiría, pero será una enfermedad que pondrá en gran angustia -aparentemente en inminente peligro de contagio- a los que con ella adulteran, es decir, practican la idolatría. En ese tiempo en que la medicina estaba muy poco avanzada, los que se acercaban a los enfermos estaban en grave peligro de contagio, por lo que pocos eran los que se atrevían a cuidarlos.

23. "Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón, y os daré a cada uno según vuestras obras."
"Y a sus hijos heriré de muerte..." Es una advertencia solemne: el castigo vendrá indefectiblemente sobre los seguidores de la mujer impía (a los que Jesús llama figuradamente "hijos") si no se arrepienten de las obras que ella les enseñó a practicar, y con las que la imitaban.

Es un hecho que las personas que incurren en ritos ocultos satánicos –que es lo que la alusión a profundidades de Satanás en el versículo siguiente sugiere- difícilmente se arrepienten de lo que hacen, porque viven bajo la ilusión de haber penetrado en secretos de profunda sabiduría y adquirido poderes sobrenaturales. El demonio les ha dado algunas pequeñas migajas de su poder engañoso -que ellos, en su ciega vanidad, se figuran que es un banquete- y se resisten a abandonar la ilusión en que están atrapados.

Sólo una intervención excepcional de la gracia puede hacer que se les caiga el espeso velo que cubre sus ojos y despierten a la realidad. Pero si no obedecen a la gracia que se les concede ¡qué terrible castigo les espera! Su extravío, a mi juicio, forma parte de lo que Jesús llamó "la blasfemia contra el Espíritu Santo" (Mt 12:31).

 El castigo que les sobrevendrá servirá de advertencia a todas las iglesias para que todos sepan que nadie puede ocultar sus intenciones y pecar de forma tan escondida que escape a la mirada escrutadora de Jesús. Él penetra, en efecto, hasta lo más profundo del corazón humano, "hasta la división del alma y del espíritu, y discierne -es decir conoce- los pensamientos y las intenciones" más secretas (Hb 4:12; cf Sal 7:9b; Jr 17:10).

Entre nosotros esto no es conocido, pero en algunas iglesias nominales de otros países el poder feminista de Jezabel se ha extendido y contaminado la enseñanza y la vida de los asistentes.

"Daré a cada uno según sus obras." Este es el principio quizá que con más frecuencia se repite en las Escrituras, y que representa una ley que se aplica a todo ser humano: Dios paga a cada cual según sus obras (Sal 62:12b; Pr 24:12b; Ez 33:20; Mt 16:27). Cada cual recibe indefectiblemente la recompensa, o la sanción, que sus actos, palabras y pensamientos merecen.

Pablo lo pone de otra manera muy pertinente: "Dios no puede ser burlado... lo que el hombre siembra eso cosechará."(Gal 6:7).

El principio es el mismo, sólo que en la primera forma el pago parece venir de Dios; en la segunda parece que viene de las consecuencias naturales. Pero ambas maneras redundan en lo mismo, el pago y el resultado vienen de Dios, porque Él es quien ha hecho el mundo de tal manera que las causas producen efectos congruentes con su naturaleza.

Sin embargo, sí hay una diferencia entre ambas formas de retribución. La primera proviene del aspecto personal de Dios; la segunda, de su aspecto impersonal. En la primera su amor y su misericordia, o su ira justiciera, están involucradas; en la segunda, es como si Dios permaneciera distante e indiferente.

Nota: El Concilio de Jerusalén había instruido a los cristianos de la gentilidad que se abstuvieran de comer carne sacrificada a los ídolos (Hch 15:29). En su 1ra Carta a los Corintios. Pablo trata el tema con cierto detalle y flexibilidad. Comprar carne en los mercados presentaba un problema de conciencia para muchos cristianos porque mucha de esa vianda podía haber sido previamente sacrificada a algún ídolo en un templo. Para los cristianos de conciencia robusta ese hecho no significaba nada, porque sabían que el ídolo es nada en sí, puesto que sólo hay un Dios. Pero algunos cristianos de conciencia débil pensaban que la carne sacrificada a un ídolo podía estar contaminada por el contacto con el ídolo. Por ese motivo él aconseja evitar comer, o participar en banquetes en algún lugar de ídolos, por consideración a la conciencia de los hermanos débiles (1Cor 8:1-13). De otro lado, si un cristiano es invitado a comer por algún incrédulo, puede comer de todo lo que le sirvan sin preguntar por el origen de la carne. Pero si alguno le advirtiera que la carne servida proviene de algún sacrifico idolátrico, mejor es que se abstenga de comerla para no ser tropiezo a ninguno (1Cor 10: 23-31).

Así mismo, el que participa de la mesa del Señor no puede participar de la mesa de los demonios que están detrás de los ídolos a los que los gentiles ofrecen sacrificios (1Cor 10:20,21).

Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de   Dios, yo te exhorto a arrepentirte de tus pecados, y te invito a pedirle perdón a Dios por ellos haciendo una sencilla oración:
"Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte."


#902 (18.10.15). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 123, Miraflores, Lima 18, Perú. Tel 4227218.(Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).