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martes, 21 de octubre de 2014

EL MARIDO SUSTENTA Y CUIDA A SU ESPOSA

Pasaje tomado de mi libro
Matrimonios que Perduran en el Tiempo

EL MARIDO SUSTENTA Y CUIDA A SU ESPOSA como Cristo a la iglesia (Ef 5:29). Hay maridos que descuidan la salud de su esposa, o que le exigen esfuerzos superiores a sus fuerzas. Al comportarse de esa manera demuestran que no la aman como a su propio cuerpo, sino que la tratan como si fuera un cuerpo ajeno. Pero es el suyo propio y es más frágil (1P 3:7). Si no la cuidan, después no pueden quejarse de que su salud se deteriore o se enferme. En verdad en muchos casos el microbio responsable de la enfermedad de la mujer es el marido.

El marido debe proveer el pan –insisto en ello- el vestido y la vivienda, etc., y todas las necesidades de su casa, como lo manda la palabra. De lo contrario “ha negado la fe y es peor que un incrédulo.” (1Tm 5:8). Pero es un hecho que la vida moderna, por el costo de vida, que incluye los altos precios de los servicios esenciales y del colegio, entre otros rubros, obliga con frecuencia a la mujer a trabajar para contribuir al presupuesto familiar. Pero ése no es el ideal, sino una deformación impuesta por las realidades económicas actuales. Sin embargo, cuando hay hijos pequeños la mujer debe en lo posible permanecer en el hogar y no confiar a sus hijos a una empleada doméstica, porque en ese caso, será ella quien los forme y les enseñe quizá hábitos indeseables.

Si es necesario que la mujer trabaje es mejor que lo haga en su casa. Hay muchas formas de ganar dinero hoy en día que no requieren acudir a un centro de trabajo. El Internet lo ha hecho posible.
(Vol II, por publicar, Editores Verdad & Presencia. Av. Petit Thouars 1191, Santa Beatriz, Lima, tel. 4712178.)

miércoles, 2 de julio de 2014

HABLEMOS DEL MATRIMONIO

Párrafos tomados de mi libro
“MATRIMONIOS QUE PERDURAN EN EL TIEMPO”
Vol II por Publicar
HABLEMOS DEL MATRIMONIO
Cuando compramos algún artefacto eléctrico, o mejor, para hacer el ejemplo más sencillo, cuando compramos un automóvil, solemos cuidar el vehículo lo mejor que podemos, lo cuidamos esmeradamente, y si no lo cuidamos, si no le damos el mantenimiento requerido, se malogra en poco tiempo. Una máquina bien mantenida funciona bien. Si no se la mantiene, si no se la cuida, se malogra. Eso está claro. Pues bien, si se me permite usar la comparación, la mujer es una máquina muchísimo más compleja, muchísimo más delicada que cualquier máquina construida por el hombre porque es un organismo vivo y sensible. Su ser tan diverso en los variados aspectos de su naturaleza, de su biología, requiere de un cuidado especial para que esté y “funcione” bien. Si tú cuidas tu automóvil ¿no vas a cuidar a tu mujer? Es un cuidado muchísimo más exigente, es cierto, y requiere de muchísimo más inteligencia, de muchísima más prudencia, de muchísima más atención y, sobre todo, de muchísimo amor.
Hay hombres que le dan amor a sus autos, pero el auto no puede recibir amor ni corresponderlo. La mujer, en cambio, está hecha para recibir amor y para darlo. Entonces, cuando la mujer se sabe amada, protegida, apoyada, ella florece como ser humano. Si le falta eso, la mujer se marchita. Hay tantas, tantas mujeres que son como una flor que se ha marchitado, y casi siempre es por culpa del hombre.
Editores Verdad & Presencia. Av. Petit Thouars 1191, Santa Beatriz, Lima, tel. 4712178.