Dios dice que el matrimonio es un pacto o alianza, que se lleva a cabo bajo su tutela (Pr 2:17; Mal 2:14).
Todo pacto, según vemos en el Antiguo Testamento es, por definición,
inviolable, irrompible. Y así es el pacto matrimonial. La Biblia no conoce de
matrimonio a prueba, "a ver si resulta". La unión de los esposos,
según el propósito inicial de Dios, como afirma Jesús, es definitiva, para
siempre mientras vivan (Véase también lo que escribe Pablo en I Cor 7:39. Lo
que dice de la mujer, es cierto también para el hombre).
Dios es el que los ha unido, como dice Jesús: "Lo que Dios ha
unido, no lo separe el hombre". (Mt 19:6b). Por eso su unión es sagrada. La sola admisión en la
mente de los novios de que existe la posibilidad de divorcio, viene de la
ignorancia de la santidad del pacto que van a contraer al casarse, y al que
ambos se someten. Si lo supieran, el día que surgieran dificultades y
conflictos entre ellos, tratarían por todos los medios de superarlas y sanarlas
a fin de mantenerse unidos.
Al casarse se juraron fidelidad, y esa palabra debe permanecer,
cualquiera que sean las circunstancias
que pudieran sobrevenirles luego. El hecho de que Balaam cantara: "Dios
no es hombre para que mienta" (Nm 23:19) no puede servir de excusa al
hombre para renegar de su palabra. He aquí lo que la Escritura dice acerca de
la palabra empeñada: "Cuando alguno haga un voto al Señor, o profiera un juramento
ligando su alma con una obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a
todo lo que salió de su boca." (Nm 30:2). Al contraer matrimonio hombre y mujer se hacen un
juramento, o una promesa, según la fórmula que empleen, que tiene a Dios por
testigo, y Dios les pedirá cuenta de cómo lo cumplieron (Ecl 5:5,6).
(Continuará)
(Pasaje tomado del capítulo
" Un Poco de Historia" de mi libro "Matrimonios que Perduran en
el Tiempo" Vol I, publicado por
Editores Verdad y Presencia. Tel 4712178. Av. Petit Thouars 1189, Santa
Beatriz, Lima, Perú).
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