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viernes, 13 de abril de 2012

ANOTACIONES AL MARGEN XXXI


Por José Belaunde M..
ANOTACIONES AL MARGEN XXXI

* El temor de la muerte es el salario del pecado, porque a la muerte sigue la condenación eterna. Muy cierto. Pero la muerte es en realidad –cuando se vive para Dios- nuestra mejor amiga, porque nos abre las puertas del cielo.

* Jesús dijo: “No os afanéis por el día de mañana” (Mt 6:25). Este consejo de Jesús parece contrario al sentido común y a lo que aconseja la sabiduría del mundo, que hay que prever para el mañana. ¿Pero es ese consejo realmente contrario a la prudencia que aconseja “guardar pan para mayo”, o pensar de antemano en la jubilación? No, porque una cosa es afanarse y otra tomar precauciones razonables y planificar.

* Cuanto menos nos creamos más nos llena Dios con sus dones. Nuestra pobreza es nuestra riqueza. Pero si nos creemos mucho, Dios retendrá los dones que en nuestra suficiencia no creemos necesitar. Nuestra riqueza será nuestra pobreza.

* ¿Puede la humildad odiar? Sí puede. ¿Y el orgullo amar? También, pero en ambos casos es más fácil que ocurra lo contrario: que la humildad ame y que el orgullo odie. De ahí que la humildad facilite la paz.

* Si Dios dejase de querer dejaría de ser Dios, porque Dios es amor. El amor es la materia prima de que está hecho.

* Cuanto más generosos seamos más aumentará lo que tenemos. Esta es una regla que se cumple en muchísimos campos, si no en todos. La generosidad multiplica todo lo que toca.

* La humildad no provoca guerras; el orgullo, sí. La humildad es pacificadora.

* ¿Por qué es que a todo hombre le gusta descansar sobre el pecho de una mujer? ¿Será el recuerdo de la lactancia? ¿O hay algo más?

* Jesús era manso y humilde de corazón (Mt 11:29). Sus enemigos eran todo lo contrario. Por eso lo odiaban, porque el vicio suele odiar a la virtud. ¿Como quién queremos ser? ¿Como Jesús, o como sus enemigos?

* Satanás inspiraba su odio a los enemigos de Jesús, e inspira y fomenta en el mundo el odio de todos los que odian, cualquiera que sea el motivo.

* El consejo de Jesús de poner la otra mejilla al que te da una cachetada, está dirigido a aplacar el odio y convertirlo en amor.

* Nosotros odiamos a Anás y a Caifás y a sus secuaces. Pero Jesús los amaba y pidió al Padre que los perdonara mientras moría también por ellos.

* Cuando hacen daño a su hijo o a su hija, al padre y a la madre les duele más que si a ellos les hubieran golpeado. Eso ocurre en mayor medida con Dios, porque Él nos ama más que ellos y porque, siendo nuestro Creador, es más nuestro Padre que nuestros progenitores.

* Cuando nuestras acciones son en Cristo y para Dios, su amor y su sangre las purifican de las deficiencias que las empañan y contaminan.

* Debemos ser celosos de la reputación ajena, y no lo contrario, hienas que atacan el buen nombre de los demás.

* ¡Cuánto debemos evitar las conversaciones inútiles, y cómo debo yo arrepentirme de decir tonterías no edificantes, como hago con frecuencia!

* ¡Cómo pudiéramos todos permanecer unidos en espíritu a Jesús, aun sin pensar en Él, estando absorbidos por nuestras ocupaciones! Pero nuestros pensamientos y sentimientos indignos nos apartan con frecuencia de Él.

* La humildad es en verdad la llave que abre la puerta del corazón de Dios. El agradecimiento también, cuando uno agradece por lo que Dios le ha dado. Pero es difícil ser soberbio y agradecido al mismo tiempo.

* El hombre moderno, orgulloso de sus logros materiales y tecnológicos, se siente el centro del universo, y desprecia como primitiva y fruto de la ignorancia, toda creencia en un Ser Supremo, como hemos visto en las obras escritas por algunos científicos famosos, promotores de un ateísmo agresivo. Los sentimientos religiosos son objeto de burla.

* Pero ¿cómo no estimar lo que la tecnología ha creado y nos ofrece? En el fondo es Dios quien ha creado todas esas cosas a través del hombre. Sin embargo, pueden convertirse en una trampa cuando acaparan toda nuestra atención, y se vuelven pequeños ídolos para nosotros.

* ¡Qué lástima es cuando dejamos de hacer en el momento lo que sentimos que debemos hacer! ¡Lo que Dios nos pone por delante! Nos perdemos la oportunidad de hacer el bien a una o más personas, y de hacérnoslo a nosotros mismos de paso. Algún día veremos en el cielo todo un armario de oportunidades perdidas que hubieran podido embellecer nuestra corona si las hubiéramos aprovechado.

* ¡Cuánto tiempo pierdo yo, sobre todo de noche, cuando me ocupo al azar de una u otra cosa intrascendente, cuando podría dedicar ese tiempo a elevar mi pensamiento a Dios!

* Quienes corren detrás de los honores del mundo sin merecerlos, cuando después de tanto bregar los obtengan, verán que pronto se marchitan en sus manos.

* Dios no puede olvidar a los que se olvidan de Él, porque ¿se olvidará una madre de los hijos que dio a luz?

* Es bueno obrar en contra del estado de ánimo que nos domina, o nos deprime. Si estoy abatido, caminar rápido y con la frente en alto como si estuviera alegre, lleno de optimismo; si estoy cansado, en la medida de lo posible, no dejarme dominar por la fatiga hasta que pueda tirarme largo y tendido sobre la cama.

* El espejo nos muestra implacable todas las arrugas de nuestra cara y las canas de nuestro cabello. Si hubiera un espejo que mostrara nuestras arrugas y nuestras canas espirituales, ¿cuántos querrían mirarse en él? La Biblia es ese espejo, aunque no es tan gráfico como el que yo imagino.

Pero si pasáramos revista al día antes de dormir, haciendo un examen de conciencia, podríamos detectar algunas de esas arrugas y canas del alma.

* Aunque algunos lo nieguen, esta vida es sólo un período de preparación para el destino final que escojamos, el cielo o el infierno.

* A veces parece que Dios se alejara de nosotros, aunque en realidad está cerca. Lo hace para darnos una lección. Pero una vez aprendida, regresa en el acto.

* Yo quisiera poder jactarme de que nunca me jacto. Pero si lo hiciera incurriría en lo que quiero evitar.

* Cuando nos humillamos preparamos nuestra exaltación. Pero hay quienes consideran deshonroso humillarse. Olvidan que el primero en hacerlo fue Jesús.

* ¿Cuál puede ser la diferencia entre el cariño y el amor? El amor es un sentimiento más absoluto, más avasallante, más comprometedor. El cariño inclina, pero no compromete; no se apodera de la persona que lo siente. El cariño se parece al afecto, aunque no es lo mismo, en que es un amor suave.

* ¡Qué cierto es esto! Dios nos conoce a todos, pero no todos conocen a Dios. Incluso los que creen en Él lo conocen poco. ¿Quién puede decir que conoce realmente a Dios? Conocemos su voluntad porque leemos la Biblia. Pero ¿cuántos conocen sus sentimientos? Algún día los conoceremos, porque lo veremos cara a cara, como dice Pablo (1Cor 13:12). ¡Oh cómo quisiéramos que llegara ese momento! Pero, a la vez, no queremos abandonar esta vida que amamos, salvo que se nos vuelva insoportable.

* ¡Qué cierto es que las buenas noticias no son noticia! (Salvo que se traten de una victoria en el fútbol). Los diarios dedican páginas de páginas a los chismes, y dimes y diretes de la farándula. ¿Lo hacen porque a sus directores les interesan esos temas? No, sino porque saben que a sus lectores les interesan. Pero que empiecen a publicar noticias acerca de lo que son verdaderas buenas noticias, como el avance de la predicación del Evangelio en el mundo, o del progreso de algunas obras de caridad que benefician a muchos necesitados, a ver si algunos las leen. Ningún diario que quisiera venderse bien dedicaría una sección a ese tipo de noticias, porque no tendría lectores.

* Dios nos quiere llevar a una mayor intimidad con Él, pero nosotros nos resistimos porque no queremos abandonar nuestro pequeño mundo de atractivos, intereses y afectos. Pero todo lo que se interpone entre nosotros y Dios debe ser descartado, no porque sea necesariamente malo, sino porque es un obstáculo a nuestra unión con Él.

* La comodidad no es el lugar donde mejor se aprende la paciencia, ni la abundancia el lugar donde mejor se aprende la generosidad. La pobre viuda, dijo Jesús, dio más que todos los que echaron su ofrenda en el templo, porque dio todo lo que tenía.

* Hace poco respondí a una consulta de una lectora sobre el nombre de Dios mediante la siguiente carta:

“El tema bastante complicado de la pronunciación correcta del tetragrama, o nombre divino, YHWH, con que Dios se reveló a Moisés, viene del hecho de que el alfabeto hebreo consta solamente de consonantes (22 en total). A fin de que no se perdiera la pronunciación tradicional, hacia el año 1000 DC los escribas judíos (llamados "masoretas") añadieron vocales a las palabras mediante un sistema de puntos y rayas que se escribían debajo de las consonantes. Por respeto al nombre divino en lugar de poner las vocales correctas pusieron debajo de YHWH las que corresponden a Adonai (mi Señor). Ignorante de este hecho, el monje dominico Santes Pagninus, que a comienzos del siglo XVI hizo una nueva traducción del Antiguo Testamento del hebreo al latín, (que fue usada por Lutero para su propia traducción al alemán), transcribió el tetragrama equivocadamente como Jehová, y así empezó a figurar en las traducciones protestantes del Antiguo Testamento, salvo en las que, siguiendo el ejemplo de la Septuaginta y de la Vulgata, ponían Señor.”

“A mediados del siglo XIX unos eruditos protestantes se dieron cuenta del error cometido por Pagninus, y un poco adivinando, leyeron el Tetragrama como Yavé (más propiamente YaHWeH), siguiendo las primeras transliteraciones al griego hechas por los padres de la iglesia, Clemente de Alejandría y Teodoreto, esto es, "Yáue" o "Yáve". Es irónico que las versiones protestantes sigan poniendo Jehová y que las versiones católicas modernas opten por Yavé. Es un caso de ecumenismo involuntario.”

“Es probable que, en arameo, el idioma que hablaba Jesús, el nombre sagrado se pronunciara Yáue.”

“Aunque yo escribo para cristianos sin distinción de iglesias y denominaciones, la mayoría de mis lectores suele usar, hasta donde yo sepa, la versión Reina Valera 60, que pone Jehová.”

Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios, es muy importante que adquieras esa  seguridad, porque no hay seguridad en la tierra que se le compare y que sea tan necesaria. Como dijo Jesús: “¿De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mt 16:26) ¿De qué le serviría tener todo el éxito que desea si al final se condena? Para obtener esa seguridad tan importante yo te invito a arrepentirte de tus pecados, pidiendo perdón a Dios por ellos, y a entregarle tu vida a Jesús, haciendo una sencilla oración como la que sigue:

   “Yo sé, Jesús, que tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé también que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”

#721 (08.04.12). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).

viernes, 28 de enero de 2011

ANOTACIONES AL MARGEN XXVII

Por José Belaunde
* Buena y Mala Educación
Cuando se dice de alguien que es “mal educado” lo que se está diciendo es que ha sido educado mal por las personas que tuvieron a su cargo su educación, esto es, en la mayoría de los casos, sus padres. Por eso puede afirmarse, aunque pueda ser cruel decirlo, “muéstrame cómo te comportas y yo te diré en qué ambiente has crecido.”

La persona mal educada, antes que nada, da mal testimonio de sus padres, o de quien quiera que lo crió, porque son ellos los que debieron enseñarle las buenas maneras, lo que suele llamarse “la buena educación”.

¿Tiene alguna importancia la buena educación? Hay personas que dicen que eso ya no tiene importancia, que esas son antiguallas pasadas de moda; que lo que importa es la franqueza y la libertad en el trato. Ignoran que la buena educación es una manifestación del amor al prójimo. Más aun, es una forma concreta de llevar a la práctica el precepto de Jesús: “Trata a los demás como tú deseas ser tratado.” (Mt 7:12) La buena educación es pues un asunto eminentemente cristiano.

De otro lado, la buena educación abre muchas puertas y crea un ambiente favorable para el diálogo y el entendimiento. La mala educación suele generar, en cambio, roces y rechazo. De manera que si quieres ser bien recibido, esfuérzate por adquirir buenas maneras, si no te las enseñaron de chico.

Finalmente, vale la pena notar que las buenas y las malas maneras se encuentran en todos los ambientes sociales, y no es algo que dependa necesariamente del dinero o de la posición social.

* Jesús e Israel
El Evangelio de Mateo dice que José se llevó a Egipto al niño y a su madre “y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliese la palabra del Señor por medio del profeta, cuando dijo: ‘De Egipto llamé a mi hijo,’” citando al profeta Oseas (11:1). Las palabras de este profeta son a la vez un comentario sobre el pasado de Israel, a quien Dios llama su hijo, y una profecía sobre el futuro de su unigénito Hijo.

La vida de Jesús recapitula la vida del pueblo elegido: Como Israel entró y salió de Egipto, Jesús entró y salió de esa tierra. Como el faraón trató de matar a los hijos varones de Israel recién nacidos, Herodes trató de matar a Jesús, recién nacido. Los israelitas fueron bautizados en las aguas del Mar Rojo (1Cor 10:2); Él lo fue en las aguas del río Jordán. Ellos vagaron 40 años en el desierto, ayunando de carne; Jesús pasó 40 días en el yermo, ayunando y orando.

Pero Jesús corrigió lo que el pueblo de Israel hizo mal: Israel fue tentado al pie del Sinaí para adorar a un becerro de oro, y lo hizo; Jesús fue tentado a adorar a Lucifer, pero rechazó la tentación.

* El mérito de hacer el bien (es decir, el valor que tiene a los ojos de Dios) depende en gran medida de lo que nos cuesta hacerlo. Si me es agradable subir al púlpito a predicar, esa acción es, sin duda, menos valiosa a los ojos de Dios que ir a ocuparme de enfermos cuyo contacto me es desagradable. Nuestro verdadero llamado puede estar en actividades que nos son odiosas. En el caso de la viuda, su pequeña ofrenda valió más a los ojos de Dios que la cuantiosa de los ricos, porque a ella le costó más hacerla (Lc 21:1-4).

* Bienaventurados somos cuando somos tentados, porque si resistimos la prueba, será grande nuestra recompensa (St 1:12). Si el diablo te tienta es porque tu alma es un botín precioso para él. Si no te tentara sería señal de que no necesita hacerlo, porque tú, de por sí, te inclinas al pecado sin necesidad de su ayuda.

* Tus inclinaciones son tus vasallos. Si no las dominas, ellas te dominarán, y serás un triste espectáculo y el hazme reír de la gente. Pero todos solemos tener un vasallo que es más rebelde que los otros. A ése hay que vigilarlo y sujetarlo para que no se remueva, y no incite a los otros vasallos a rebelarse.

* “Es en la resistencia a las tentaciones como probamos nuestro amor a Dios”. ¡Cuán cierto es eso! Porque si cedemos es porque no lo amamos lo suficiente. ¿No se nos cae la cara de vergüenza?

* Dios perdona con más facilidad a los que perdonan al prójimo sus ofensas, pero vuelve sobre el que no perdona el rencor que éste guarda contra el que le ofendió.

* El rencoroso construye para sí mismo una cámara del inferno en vida, en el que so consumen las llamas que enciende su odio.

* Cuando te venga a la mente el recuerdo del que te hizo daño y que aún no perdonas, ora por su conversión.

* Los incrédulos se aferran a los bienes de este mundo que se les escapan de las manos cuando están gozando de ellos. Los cristianos no debemos ser tan necios como ellos. Pongamos nuestra mirada en las cosas de arriba que vamos a poseer eternamente (Col 3:2), y no nos dejemos engañar por el espejismo pasajero de los bienes materiales.

* El tiempo que pasamos en la tierra es un tiempo de prueba. Estamos dando examen, a ver si somos en Cristo dignos del cielo, pero nadie se aferra a la carpeta de madera donde contestó a las preguntas del examen, sino que se levanta apenas termina.

* ”El hombre fue creado para el cielo, pero el diablo rompió la escalera que lo conducía”. Muy cierto, pero Jesús le tendió una soga para que suba. El hombre no se ha ganado la soga, pero tiene que subir a pulso por ella.

* Una de las cosas más tristes que conozco es cuando el hombre hace buenas obras por un mal motivo: que lo vean y admiren, o para sentirse bien consigo mismo; o por mera costumbre, en vez de hacerlas por el único motivo bueno: el amor a Dios.

* ¡Qué gran enseñanza! No hacer caso de elogios ni de injurias, sino seguir nuestro camino, haciendo lo que Dios nos ha puesto delante.

* Es en verdad el orgullo lo que impide al hombre admitir que existe un Dios, es decir, un ser superior de quien depende, y a quien debe dar cuenta de todo lo que haga. En cambio es difícil que un hombre humilde no crea en Dios y lo ame. Su humildad no es un obstáculo como el orgullo, sino al contrario, lo predispone a creer en Dios.

* Cuanto más se conozca un hombre, más humilde será.

* Hay cosas que proporcionan al hombre una gran alegría y un gran gozo, como por ejemplo, el amor conyugal, o la amistad verdadera, o el éxito, o la creación artística, etc. Pero nada puede alegrar más al hombre que gozar de intimidad con Dios, sentir su amor. Todas las demás alegrías son pequeñas comparadas con las que Dios proporciona. En verdad, la unión con Dios es un adelanto del cielo.

* Nos aferramos a las cosas en la medida en que nos ha costado obtenerlas. Eso puede darnos una idea de cuánto le importamos a Jesús, pues le costó su vida salvarnos.

* La gente se aburre en medio de las cosas que deberían entretenerlos, pero nadie se aburre en la compañía de Dios. Sin embargo, la oración rutinaria, el rezo mecánico u obligado, sí que nos aburren y aburren a Dios.

* ”Las mujeres suelen estar más dispuestas a renunciar a su propia voluntad para hacer la de otros.” Por eso con frecuencia aventajan al hombre en los caminos de Dios, porque están más dispuestas a negarse a sí mismas.

* Nadie comprende mejor al santo que el santo: adivina sus motivaciones, sus frustraciones y sus luchas, porque él mismo las ha experimentado. De igual manera podría decirse que el pecador comprende al pecador, pero no siempre es cierto, porque el pecador piensa antes que nada en sí mismo, y el otro no le interesa.

* Necesitamos estar alertas no sólo frente a las tentaciones de la carne, sino también contra los intentos del diablo de perturbar nuestra paz interior.

* Si la conciencia nos acusa, no podemos tener paz.

* Así como hoy es el día de salvación (Sal 118:24 ), hoy es también el día para dar fruto y servir, cualquiera que sea nuestra edad.

* Como la Magdalena frente al sepulcro (Jn 20:14), a veces no nos damos cuenta de que Jesús está a nuestro lado obrando. Él hace que las cosas nos salgan bien, no el jardinero.

* Si confiamos en Dios no nos preocupamos del mañana. Pero si no confiamos en Él, sí necesitamos preocuparnos, porque el mañana es incierto y está plagado de peligros.

* ¿Cómo puede nadie pensar que Dios puede abandonarlo, aun pecando? Por muy indigno que uno sea, la fidelidad de Dios no depende de la nuestra. Nosotros sufrimos las consecuencias de nuestras faltas, pero si nos arrepentimos, Dios no nos abandonará a causa de ellas. El “Condenado por Desconfiado” (Nota) se condenó porque pensó que Dios podía no perdonarlo, como si él pudiera merecer ser salvo, o pudiera ser demasiado indigno para ser perdonado.

* ¡Qué triste es cuando los cristianos ponen su mirada en las cosas que se ven, que son transitorias, y se deleitan en ellas más de lo debido, en lugar de ponerla en las invisibles, que son permanentes! Se portan como Esaú, que vendió su primogenitura por un plato de lentejas, que una vez disfrutado dejó de ser.

* Los valores se exhiben, las virtudes se ocultan. Cuanto más ocultas, más profundas y sinceras, y más agradan a Dios.

* Si pese a tu fidelidad al Señor te vienen grandes tribulaciones que amenazan ahogarte, no te inquietes. Es Jesús quien quiere que te asemejes a Él, que fue “varón de dolores, experimentado en quebranto” (Is 53:3). Pero también porque quiere prepararte una gran recompensa, a cambio de esa leve tribulación momentánea (2Cor 4:17,18).

* Cuando sintamos que ya no podemos más, que nuestras fuerzas nos abandonan, y nos sentimos tentados a tirar la toalla, recordemos las palabras de Dios a Pablo: “Mi poder se perfecciona en la debilidad.” (2Cor 12:9).

* Si tuviéramos todo el éxito que quisiéramos, y escucháramos la música encantadora de los aplausos, ¿no nos ensoberbeceríamos y estaríamos en peligro de que Dios nos ponga de lado?

* Dios a veces juega a las escondidas con nosotros, para que lo busquemos con más ahínco, y para probarnos que Él nunca está lejos de nosotros.

* A veces nos quejamos de las circunstancias de la vida, porque no son las más favorables para nuestro desarrollo, sino más bien lo contrario, son un gran obstáculo. Cuando pensamos eso criticamos a Dios y nos creemos más sabios que Él, pues no estamos en esa situación de casualidad, sino que fue Él quien nos colocó en ella para nuestro bien, pues sabe mejor que nosotros lo que nos conviene.

Él quiere que nosotros le sirvamos dondequiera que estemos: en el desierto, en el valle, en la montaña, en el sol o bajo la lluvia, en la ciudad o en la selva. Todas las situaciones son propicias para servirlo; todas presentan retos y ventajas que el justo sabe vencer o aprovechar, según sea el caso.

* “Hágase tu voluntad…” puede ser una frase difícil de pronunciar cuando pasamos por pruebas cuyo fin no avizoramos. El temor nos asalta, pero es infundado. A la larga, pasada la prueba, un futuro mejor, aquí o allá, nos espera.

Nota: Famoso drama teológico del escritor español del Siglo XVII, Tirso de Molina.
#659 (02.01.11) Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).