miércoles, 17 de abril de 2013

SANSÓN II


LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
SANSÓN II
Sansón y la mujer filistea de Timnat

Jueces 14:1,2. “Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos.  Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer.”
Posiblemente Sansón habìa ido a Timnat (localidad al sur de Zora donde él vivía, y cerca de la costa) para ver a las muchachas filisteas que eran más callejeras que las hebreas y vio allí a una chica filistea que le gustó, y quiso tomarla por mujer. Ese deseo era contrario a las leyes de Dios, quien en Ex 34:15 y Dt 7:1-7 declara que Él no quiere que los israelitas se casen con mujeres pertenecientes a las naciones que habitan la tierra prometida, porque desviarán su corazón hacia sus falsos dioses. (Nota 1) Por un motivo semejante los cristianos deben casarse con cristianas y las cristianas con cristianos. (Véase 2Cor 6:14).
3,4. “Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada. Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque Él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.”
Sus padres no estaban de acuerdo con que él tome por mujer a una filistea, y le muestran su disgusto por esa decisión, pero él, como un niño malcriado y caprichoso, insiste en que sus padres pidan la mano de la chica. Hay una razón del disgusto de sus padres que es bastante obvia. El Ángel de Jehová les había anunciado que su hijo iba a empezar a liberar a su pueblo de los filisteos, pero ¿cómo podía hacerlo si él se casaba con una mujer filistea? ¿No le habían dicho ellos cuál iba a ser su misión? Y si lo sabía ¿cómo puede él actuar de una manera tan contradictoria a ese encargo divino?
Nótese que él no va a proponerle matrimonio directamente a la muchacha. En esa época eso no se estilaba y hubiera sido ofensivo. Los matrimonios entonces eran acordados por los padres de los novios. Ésa era una costumbre muy sana y razonable, porque los padres suelen saber mejor lo que conviene a sus hijos. En cambio, los hombres y las mujeres con frecuencia se enamoran de la persona que menos les conviene.
Pero los padres no sabían que Dios quería usar para sus fines ese propósito que en sí mismo era incorrecto y contrario a sus leyes y, por tanto, indigno de un nazareo. Dios usa con frecuencia lo malo que hacen los hombres, hasta sus caprichos, para lograr sus fines, que siempre son buenos. Ese matrimonio mal avenido iba a ser usado por Dios para que Sansón inflingiera una primera derrota a los filisteos.
En Sansón hay dos fuerzas operando: una que viene de parte de Dios; y otra que viene de su carne; una sobrenatural, y otra natural, y ambas
operan juntas en él, influenciando su conducta. (Eso nos pasa también a todos, en mayor o menor medida). Cuando él sigue a la primera le va bien; cuando predomina la segunda, le va mal, como se verá después. (Igual nos pasa a nosotros).
¿Qué edad tendría entonces Sansón? Posiblemente no más de dieciocho años, porque en esa época los israelitas se casaban jóvenes.
5-7. “Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón.”
Notemos, aún no le había hablado; sólo la había visto, y eso le había bastado para desearla como mujer. Su aspecto físico le había atraído. ¡Qué impulsivo era Sansón! ¿Pero cuántos se fijan solamente en el aspecto exterior y no en lo interno, y después son defraudados?
Sus padres accedieron a pedir la mano de la joven, y cuando iban al lugar donde los padres de ella vivían, Sansón se separó un trecho de ellos. De pronto apareció un león con ánimo de atacarlo. En ese momento el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, y él despedazó al león con sus manos sin que sus padres se enteraran. (2)
¿Por qué no les dijo nada a ellos? Él era muy independiente, y quizá no les tenía el debido respeto.
Notemos que fue el Espíritu de Jehová lo que le dio una fuerza extraordinaria y lo impulsó a matar al león. ¿Venía el Espíritu de Jehová sobre él para fortalecerlo aún cuando él usaba esas fuerzas para una obra propia? Sí, porque Dios cuidaba de él. A pesar de sus fallas humanas él era un instrumento en manos suyas.
Eso me consuela, y debe consolarnos a todos, porque quiere decir que Dios puede usarnos, y nos usa, a pesar de nuestros defectos y debilidades.
8,9. “Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león.”
Algún tiempo después –posiblemente al año- llegó el momento de celebrar las bodas, y Sansón fue con sus padres a Timnat. Él se apartó del camino para ver el cuerpo del león que había matado, y había un enjambre de abejas y un panal de miel alojado en el cadáver, y tomó de la miel. Llama la atención que las abejas no lo atacaran, o si lo hicieron, a él no le importó. Luego se unió a sus padres y les invitó de la miel.
Él, como buen hijo, debía darles a ellos figuradamente siempre miel con su conducta, pero en la práctica muchas veces les dio ajenjo y hiel, como muchos hemos hecho con nuestros padres.
10,11. “Vino, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes. Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que estuviesen con él.”
En Timnat se realizó un banquete de bodas que duró una semana, como era costumbre. (Si eso se hiciera en nuestros días, se arruinaría la familia).
Según la costumbre también, se formó un grupo de treinta jóvenes filisteos para que estuvieran con él como amigos del novio (Véase Jn 3:29).
El texto dice: “cuando ellos le vieron…” es decir, su corpulencia. Eso sugiere un cierto ambiente de hostilidad, porque normalmente no se formaría un grupo de jóvenes tan numeroso. Si estallara una disputa con el novio israelita, ellos querían estar seguros de poder dominarlo.
12,13. “Y Sansón les dijo: Yo os propondré ahora un enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta. Mas si no me lo podéis declarar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de fiesta. Y ellos respondieron: Propón tu enigma, y lo oiremos.”
Sansón, posiblemente buscando una pelea, o simplemente avergonzarlos, les propuso un enigma como un reto para su ingenio, tal como era frecuente en ese tiempo. (3)
Si daban con la solución él les daría treintas túnicas de lino (una prenda muy valiosa) y treinta vestidos de fiesta (también caros). De lo contrario ellos le darían esa ropa. El alto valor de la apuesta ya en sí mismo creaba una situación tensa entre Sansón y los jóvenes.
14,15. “Entonces les dijo: `Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura.´ Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días. Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos?”
Sansón basó su enigma en su experiencia reciente con el león y sus restos, y era muy ingenioso, pues planteaba un contraste entre dos pares de opuestos: el animal de presa y el alimento; la fortaleza y la dulzura.
Como los jóvenes no pudieron resolver el enigma amenazaron a la mujer con quemarla viva a ella y a su familia, si ella no le sonsacaba a su marido el secreto de la adivinanza propuesta.
¡Qué tales sentimientos! Estaban dispuestos a cometer un crimen horrendo con tal de no sufrir una pérdida económica. Con razón su escaso ingenio no les permitió hallar el secreto del enigma. Como suele ocurrir en la práctica, su torpeza estaba a la par de su crueldad.
16,17. “Y lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo: Solamente me aborreces, y no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti? Y ella lloró en presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo declaró a los hijos de su pueblo.”
La mujer se dedicó a presionarlo con lágrimas para que él le revele el enigma. Le malogró la luna de miel.
Ésa es la táctica que suelen usar algunas mujeres astutas para ablandar a los hombres. Cuando con sus halagos no obtienen el resultado deseado, recurren al llanto. Convierten su debilidad en fuerza. Pero no debemos juzgarla a ella severamente por su insistencia, pues estaba en juego su propia vida y la de su familia.
Finalmente él se aburrió y le reveló el enigma, y ella se lo pasó a los jóvenes. Aquí aparece por primera vez ese rasgo fatal de su carácter: su debilidad ante las mujeres.
18. “Al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron:
¿Qué cosa más dulce que la miel?
¿Y qué cosa más fuerte que el león? Y él les respondió:
Si no araseis con mi novilla,
Nunca hubierais descubierto mi enigma.”
Antes de terminar la fiesta ellos le dijeron cuál era la solución del enigma, y lo hicieron proponiéndole a su vez un enigma propio. Pero él les respondió, en lenguaje también metafórico, que si no hubiera sido por ella, nunca hubieran encontrado la solución. (4)
19. “Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre.”
El Espíritu de Jehová vino entonces sobre Sansón como en otras ocasiones, y él fue a Ascalón (una de las ciudades filisteas más grandes), y mató a treinta hombres, y con sus despojos pagó la deuda de ropa que tenía con los jóvenes.
Furioso se fue después a casa de su padre y dejó a su mujer. ¿Por qué? Porque ella lo había traicionado al revelar el enigma. El amor que él sentía por ella se convirtió en odio. (5)
20. “Y la mujer de Sansón fue dada a su compañero, al cual él había tratado como su migo.”
El padre de la novia, no queriendo que su hija quedara abandonada, se la dio a uno de los treinta jóvenes que, de amigo que había sido de Sansón, se convirtió en su enemigo. ¿Estaría ella contenta con el cambio? Es poco probable, pero la mujer en esa época no podía disponer libremente de su vida.
Notas: 1. Nótese, sin embargo, que en la relación de las siete naciones que menciona Dt 7:1 no figuran los filisteos.
2. Hay varias instancias en que el Espíritu de Jehová viene sobre Saúl, o sobre sus mensajeros, y los impulsa a profetizar (1Sm 10:10; 11:6; 19:20,23). David relata que en más de una ocasión él despedazó con sus manos a un león o a un oso (1Sm 17:34). Aunque él no lo diga expresamente es muy probable que él pudiera hacerlo porque el Espíritu de Jehová vino sobre él.
3. La palabra Jidah, es a veces traducida como “figura” (Nm 12:8), o “pregunta difícil” (1R 10:1), o como “proverbio” (Sal 49:4; 78:2), o como “parábola” (Ez 17:2), pero más frecuentemente como “enigma”. Éste es un dicho cuya cualidad intrigante deriva de la hábil manipulación de la ambigüedad inherente en el lenguaje. En el habla común tiene el sentido de “adivinanza”.
4. El enemigo también suele arar con la novilla de nuestra carne para hacernos caer en pecado.
5. Bueno fuera -anota M. Henry- que si el mundo nos defrauda con sus engaños, retornáramos a la casa de nuestro Padre celestial, como el hijo pródigo, y nos quedáramos ahí.
NB. Al publicar esta serie de artículos sobre Sansón (basados en la trascripción de una charla dada en el Ministerio de la Edad de Oro) quiero reconocer mi deuda con el excelente libro de A. Edersheim, “Bible History”, que dedica dos capítulos a nuestro personaje.
Amado lector: Jesús dijo: “De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mr 8:36) Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios por toda la eternidad, es muy importante que adquieras esa  seguridad, porque no hay seguridad en la tierra que se le compare y que sea tan necesaria. Con ese fin yo te invito a pedirle perdón a Dios por tus pecados haciendo la siguiente oración:
   “Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.
#770 (24.03.13). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).

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