Por José
Belaunde M.
SANSÓN I
Nacimiento de Sansón
Jueces 13:1. “Los hijos de
Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó
en manos de los filisteos por cuarenta años.”
La vida de Sansón se sitúa al
final del período de los Jueces, que duró unos 200 años, durante los cuales el
pueblo desorganizado hacía lo que quería. Ese período de la historia de Israel
se extiende desde la muerte de Josué, ocurrida aproximadamente el año 1220 AC (Js
24:29), hasta la institución de la monarquía con la elección de Saúl como rey, hacia
el año 1030 AC. (1Sm 10:1).
Cuando, debido a su
infidelidad, el pueblo hebreo caía en idolatría Dios permitía que fueran
oprimidos por los pueblos vecinos. Pero cuando se arrepentían y clamaban a Dios,
Él levantaba a un líder –al que la
Biblia llama juez (shafat
en hebreo)- que los libraba de la opresión. Se les llamaba así porque entre
sus funciones estaba la de juzgar y dictar sentencia en los casos que se les
presentaba. Pero solía ocurrir que, muerto el juez, el pueblo recaía en la
idolatría, y nuevamente alguna nación vecina los oprimía.
El episodio de Sansón ocurrió durante
el pontificado de Elí, pero antes de que el arca cayera en manos de los filisteos
(1Sm 4-6).
Sansón es el antepenúltimo de
los jueces. Después de él vinieron Elí (1Sm 4:8) y el profeta Samuel, el que
ungió a Saúl como rey (1Sm 10:1), y luego a David como el escogido de Dios (1Sm
16:13).
Según este versículo Israel
había vuelto a caer en idolatría y Dios los castigó entregándolos en manos de
los filisteos por 40 años, el período de opresión más largo que registre el
libro de Jueces. Pero es singular que el libro no diga en este caso que los
israelitas clamaran al Señor que los librara. Quizá porque se habían acostumbrado
a convivir con los filisteos, como algunos episodios de esta historia muestran.
Ése es el gran peligro que encierran algunas costumbres o hábitos
inconvenientes que se infiltran inadvertidamente en nuestra vida si no estamos
alertas.
2,3. “Y había un hombre de Zora,
de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca
había tenido hijos. A esta mujer
apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca
has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.”
Con frecuencia cuando Dios
quiere levantar a un hombre que cumpla una misión especial Él escoge como madre
a una mujer estéril.
Tenemos los casos de Sara, la madre
de Isaac (Gn 11:30);
de Rebeca, la madre de Jacob (Gn 25:21);
de Raquel, la madre de José (Gn 29:31);
de Ana, la madre de Samuel (1Sm 1:5,6),
y de Isabel, la madre de Juan Bautista (Lc
1:7). (Nota 1)
¿Qué significa eso? Que el
nacimiento de la criatura será obra de Dios. El hijo que van a tener será un
don especial de Dios para ellos y para su pueblo. Cuando Dios interviene en la
concepción de una criatura eso es señal de que está marcado para tener un
destino fuera de lo común.
Para la mujer en esa época no
tener hijos era una gran desgracia, una vergüenza (Gn 29:32: 30:1-3), pues las
mujeres eran apreciadas por el número de hijos que tenían. Y así lo ha sido
durante mucho tiempo, y todavía lo es en algunas regiones de nuestro país.
Pero, como bien sabemos, en la cultura moderna las mujeres no son apreciadas
por ese motivo, sino que más bien por lo contrario en muchos casos, son
apreciadas por no tenerlos, ya que tener hijos limita su libertad. En la Biblia la fecundidad es una
bendición y una recompensa (Sal 127:3; 128:3). ¡Cuánto nos hemos alejado de su
mentalidad!
4, 5. “Ahora, pues, no bebas
vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz
un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios
desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.”
Su hijo será nazareo (del
hebreo nazir), es decir, consagrado a
Dios desde el vientre de su madre. Nunca se cortará el cabello, lo cual será el
signo externo de su consagración (Nm 6:1-5). Será nazareo no por un período
limitado de tiempo, como era usual, sino de por vida.
Como será nazareo su madre no
deberá comer nada inmundo, ni beber ninguna bebida alcohólica durante el
embarazo.
Sansón, según dice el ángel,
tendrá una misión que cumplir: Comenzar a salvar a su pueblo de los filisteos,
tarea que será completada más adelante por David.
¿Quiénes eran los filisteos? (Véase
la nota 2)
6,7. “Y la mujer vino y se lo
contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como
el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de
dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. Y me dijo: He aquí que tú
concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni
comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento
hasta el día de su muerte.”
Ella le cuenta a su marido lo
que le dijo un varón con aspecto de ángel que había venido a verla. No actuó
como Eva que, aparentemente, no le contó a Adán el diálogo que había sostenido
con la serpiente (Gn 3:1-6).
8. “Entonces oró Manoa a Jehová,
y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva
ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que
ha de nacer.”
Manoa quiere saber cómo deben
ellos proceder con el hijo que tendrán, que será consagrado a Dios y que
salvará a su pueblo. Él es un hombre responsable y conciente de su misión como
padre. Quiere ser ilustrado por Dios sobre la responsabilidad que él y su mujer
van a asumir.
Él es un tipo de José, el
esposo de María, porque Sansón es también, pese a sus defectos, un tipo de Jesús,
ya que él salvará a su pueblo tal como Jesús salvará a su pueblo del gran
enemigo.
9-11. “Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la
mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella. Y la
mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha
aparecido aquel varón que vino a mí el otro día. Y se levantó Manoa, y siguió a
su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer?
Y él dijo: Yo soy.”
La mujer, como buena esposa
obediente, sabiendo que su marido quiere hablar con el ángel, corre a buscarlo.
¿Por qué no fue el ángel de frente donde Manoa? Porque ella es más importante
que su marido en esta historia.
12. “Entonces Manoa dijo: Cuando
tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué
debemos hacer con él?”
Manoa dirige su pregunta
directamente al ángel. Aunque su mujer era estéril, Manoa no duda del anuncio
que les ha hecho el ángel.
13,14. “Y el ángel de Jehová
respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. No
tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa
inmunda; guardará todo lo que le mandé.”
El ángel repite las
instrucciones que ya le dio a la mujer sobre la conducta que ella debe guardar durante
su embarazo, pero no le dice nada acerca de cómo deben educarlo. ¿Por qué?
Porque ellos saben que deben educarlo en el temor de Dios y en el conocimiento
de la ley de Moisés. Eso es un ejemplo para todos los padres de familia
cristianos. Ellos deben educar a sus hijos en el temor de Dios y en el
conocimiento de las Escrituras. No en un conocimiento erudito de la letra, sino
en el conocimiento de su espíritu porque, como dice Pablo, “la letra mata, pero el espíritu vivifica.” (2Cor 3:6)
15, 16. “Entonces Manoa dijo al
ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.
Y el ángel de Jehová respondió a Manoa:
Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto,
ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese el ángel de Jehová.”
Según la práctica de
hospitalidad de la gente de campo, no sólo de Israel de entonces, sino de
muchas partes del mundo, Manoa quiere ofrecer algo bueno de comer al visitante.
El ángel se niega a comer, pero le dice en cambio que ofrezca un holocausto a
Jehová. Es necesario que rechace comer para que Manoa empiece a entender que él
no es un mensajero humano (3).
17,18. “Entonces dijo Manoa al
ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te
honremos? Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que
es admirable?”
Manoa quiere honrar al varón,
pero ¿cómo puede hacerlo si no sabe cómo se llama? El ángel contesta ¿por qué
preguntas por mi nombre que es admirable (o maravilloso)? (4).
Nosotros entendemos que el
ángel de Jehová se está identificando, aunque Manoa no se dé cuenta. ¿Cómo así?
Porque Isaías profetizó: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es
dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is 9:6).
Manoa y su mujer no se dan cuenta porque la profecía de Isaías aún no había
sido pronunciada.
El
Ángel de Jehová que aparece en momentos cruciales de la historia bíblica para
transmitir un mensaje importante de parte de Dios, (tal como en Gn 16:7-13;
22:11,12; 31:11-13; Ex 3:2-4) según una interpretación común, es el Verbo, esto
es, el Hijo de Dios antes de su encarnación, que hablaba como mensajero en
nombre de su Padre (5).
19-21. “Y Manoa tomó un cabrito
y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro
ante los ojos de Manoa y de su mujer. Porque aconteció que cuando la llama subía del altar
hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de
Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra. Y el ángel de Jehová no
volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el
ángel de Jehová.”
Manoa ofrece un holocausto y
el ángel hace algo maravilloso. Ellos se postraron y adoraron, porque el
milagro que contemplaron les hizo comprender que el varón con el cual hablaban era
nada menos que el ángel de Jehová.
Podemos imaginar la escena:
Cuando Manoa enciende el fuego que empieza a quemar el cabrito y la ofrenda, el
ángel se aproxima al altar y se eleva al cielo en la llama de fuego.
22,23. “Y dijo Manoa a su mujer:
Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar,
no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera
mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.”
Manoa teme que van a morir
porque han visto a Dios (Véase Jc 6:22,23), según lo que advierte Ex 33:18-23,
que ningún hombre puede ver el rostro de Dios y vivir. Pero ellos no han visto
el rostro de Dios, sino sólo el del ángel de Jehová en forma humana.
La mujer con mucho tino le
dice: Si fuera la intención de Dios que muriésemos por haber visto su rostro no
habría aceptado el sacrificio, ni nos habría mostrado todas estas cosas
anunciándonos el nacimiento de un hijo. Es decir, no nos hubiera escogido para
esta misión.
24,25. “Y la mujer dio a luz un
hijo, y le puso por nombre Sansón (6).
Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y
el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan,
entre Zora y Estaol.”
Nació la criatura y el
Espíritu de Dios comenzó a manifestarse en él desde temprano, dándole una
fuerza extraordinaria, a pesar de que era un hombre sensual y pecador.
Con Sansón Dios levantó a un
hombre que, pese a sus fallas humanas, es un ejemplo de cómo Él puede usar a
alguien pese a sus grandes defectos, pero que se consagre a Él.
El nazareato no era algo que Sansón
hubiera escogido, sino que le había sido impuesto antes de su nacimiento. Por
eso quizá él fue un mal nazareo, pero él sabía que de ahí provenía su fuerza.
Aparte de nunca cortarse el cabello, él debía abstenerse no sólo de vino y
sidra y sus subproductos, sino de todo producto de la vid, así como de tocar un
cadáver de un hombre. Es poco probable que él se abstuviera de vino. Pero sobre
todo, él no parece haber sido conciente de que su consagración significaba que
debía apartarse de todo pecado.
Notas: 1. En el caso de Jesús Dios escoge para que sea su madre no a una
mujer estéril por naturaleza, sino a una doncella que concibió sin dejar de ser
virgen.
2. Según el Génesis los filisteos
descendían de Casluhim, hijo de Mizraim, hijo de Cam (Gn 10:14; cf 1Cro 1:12).
Provenían del Asia Menor, de donde tuvieron que emigrar después de la caída de
los imperios hitita y miceno. Algunos se establecieron en Creta (Caftor) y
otros en la costa de Canaán, en donde fundaron cinco ciudades: Gaza, Asdod,
Ascalón, Gat y Ecrón, gobernada cada una por un rey. Se mezclaron con los canaanitas
y adoptaron su lenguaje. Abraham y su hijo Isaac tuvieron relaciones amistosas
con ellos (Gn 20; 21:34; 26:18-20).
Eran un pueblo guerrero que
dominaba el arte de la metalurgia del hierro, cuyos secretos no quisieron
compartir con los israelitas porque les daba una notable ventaja militar (1Sm
13:19-22). Impusieron tributos a los israelitas, pero su dominio no fue
demasiado opresivo, por lo que el pueblo se acostumbró a convivir con ellos,
como puede verse en el incidente en Lehí (Jc 15:9-13). El conflicto, sin
embargo, se volvió inevitable. En la desastrosa derrota sufrida por Israel en
Afec los filisteos destruyeron el santuario de Silo, y se apoderaron del arca
de la alianza (1Sm 4), que fue recuperada después de varios incidentes (1Sm
5,6).
El profeta Samuel organizó la
resistencia contra ellos y, al envejecer, ungió a Saúl como primer rey de
Israel para que continuara la lucha (1Sm 10:1). Durante su reinado David mató
al gigante filisteo Goliat (1Sm 17,18). Posteriormente David les inflingió una
fuerte derrota que debilitó seriamente su poder (2Sm 5:17-25), aunque siguieron
hostilizando a Israel durante un tiempo (1R 15:27; 16:15-17).
Los filisteos eran unos
idólatras que rendían culto a tres dioses: Dagón, en Gaza y Asdod; Astoret, en
Escalón; y Baal-zebub, en Ecrón (1Sm 5:1,2; 2R 1:1-16).
3. Compárese este episodio con
el llamamiento de Gedeón (Jc 6:17-22), que también quiere ofrecerle algo de
comer al ángel del Señor y éste lo rechaza, al mismo tiempo que hace un
prodigio que permite que Gedeón comprenda quién es el que le habla.
4. Recuérdese el episodio en
que Jacob pelea toda la noche con un ángel, y al final le pide que le diga su
nombre y el ángel se niega a decírselo (Gn 32:24-30).
5. Ángel
quiere decir literalmente “mensajero”.
6. El nombre Simson en hebreo deriva de semes,
que quiere decir “sol”.
NB. Este
artículo, y los tres siguientes del mismo nombre, están basados en la
trascripción de una charla dada recientemente en el Ministerio de la Edad de Oro, cuyo texto ha
sido revisado y ampliado.
Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar
de la presencia de Dios por toda la eternidad yo te invito a pedirle perdón a
Dios por tus pecados haciendo la siguiente oración:
“Jesús, tú viniste
al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres,
incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido
conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces
gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente
de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname,
Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y
gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”
MATRIMONIO Y FELICIDAD ¿Qué
mayor homenaje puede hacerle un marido a su mujer que confiar en ella? ¿Confiar
no sólo en su fidelidad sino también en su buen juicio para encargarle todos
sus asuntos domésticos? El marido que le demuestra a su mujer que confía en
ella la fortalece espiritualmente y la anima a ella a confiar en él. Porque la
confianza es algo recíproco. La fortaleza de una unión matrimonial, cuando
ambos esposos confían el uno en el otro, es inquebrantable. En cambio cuando
hay desconfianza en uno o en el otro, la unidad se resquebraja y las disputas
no tardan en aparecer. (Este párrafo está tomado de las pag. 135 y 136 del libro “Matrimonios
que perduran en el tiempo” Vol 1)
#769
(10.03.13). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección:
Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución
#003694-2004/OSD-INDECOPI).
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