LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
LA REVELACION DE JESUCRISTO II
Un Comentario en dos partes de
Apocalipsis 1:1-8
En el artículo
anterior comentamos el texto del primer capítulo hasta el versículo 5a, donde
hay un corte natural. Continuamos el comentario a partir de ese punto, en que
debería comenzar el vers. 6 abarcando la doxología entera.
5b, 6. "Al que
nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y
sacerdotes para Dios, su Padre (Nota 1); a Él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.
Amén".
Este texto es una
doxología en honor de Jesús, en la que vemos una vez más una estructura triple:
Nos amó, nos lavó, nos hizo. Aquí hay una progresión:
1) Nos amó (2). Su amor por nosotros
lo impulsó a venir a la tierra a redimirnos;
2) Ese amor lo llevó a
derramar su sangre que lava todos nuestros pecados;
3) No contento con
esto, una vez limpios, nos exaltó a la condición de reyes y sacerdotes para su
Padre (Véase Ap 5:10). Esto equivale a decir que nos ha elevado a la posición
más alta en la tierra, tanto en el campo de las dignidades humanas y de
gobierno, como en el campo religioso.
Esta frase de
Apocalipsis es una alusión a la promesa que Dios hizo al pueblo hebreo en el
Sinaí: que, si le obedecen, todos constituirían un real sacerdocio para Él (Ex
19:6), es decir, todos ellos formarían un reino sacerdotal santo.
El Nuevo Testamento,
en 1a P 2:9, transfiere esta promesa a los creyentes en Cristo, esto es, a la iglesia,
la cual es heredera de todas la promesas hechas al Israel en la carne, y es, en
verdad, el nuevo Israel de Dios (compárese 1Cor 10:18 con Gal 6:16). Si el
Israel según la carne se sentía orgulloso de ser el pueblo elegido de Dios, ¿cuánto
más debemos nosotros gloriarnos de haber sido elegidos para ser redimidos
mediante la sangre derramada del Cordero? A Él pues, tres veces nombrado, sea
la gloria y el imperio para siempre (3). Notemos respecto de este corto himno cómo antes de
proseguir con la declaración de las cosas que le han sido reveladas, el apóstol
descarga la emoción que lo embarga en palabras emocionadas de agradecimiento y
alabanza por lo que Dios ha hecho por nosotros.
¿Qué quiere decir esta
gloria y este imperio? La palabra "gloria" (doxa) es uno de
los términos más multifacéticos del Nuevo Testamento, pues asume diversos
significados según el contexto y según quiénes sean los autores. Esos
significados son peculiares al mensaje cristiano. Según el diccionario
"gloria" significa: opinión que otros tienen de uno, estima, honor,
majestad, dignidad, reputación, renombre, brillo, luminiscencia, esplendor,
felicidad, cielo, cercanía a Dios, etc.
Bastará citar algunos
pocos ejemplos para tener una idea de la riqueza de contenido que tiene esta palabra
en el Nuevo Testamento, como por ejemplo, la gloria luminosa de Dios enviada a
los pastores de Belén (Lc 2:9); el cuerpo de gloria, semejante al de Jesús que tendremos
en el cielo (Flp 3:21); la gloria inherente al Verbo como reflejo de la del
Padre (Hb 1:3), etc.
7a. "He aquí
que viene con las nubes y todo ojo le verá,"
Estas palabras parecen
inspiradas en una visión de Daniel: "Miraba yo en la visión de la
noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de
hombre..." (Dn 7:13), palabras que Jesús, antes de su pasión, citó
anunciando su retorno "sobre las nubes del cielo, con poder y gran
gloria." (Mt 24:30), y que Él repitió cuando era juzgado por el Sanedrín,
provocando la reacción airada del sumo sacerdote (Mt 26:64). Este anuncio será
repetido después de su ascensión por los ángeles que hablan a los apóstoles (Hch 1:9-11).
Él viene aunque nunca
estuvo ausente, pues siempre ha estado con nosotros, tal como Él prometió: "He
aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo." (Mt
28:20b). Pero viene ahora de una manera corporal poderosa, para afirmar
visiblemente su soberanía y su dominio.
El retorno de Jesús a
la tierra será una especie de fenómeno cósmico, porque la señal del Hijo del Hombre
será vista en el cielo en todo el orbe terráqueo a la vez, algo que sólo
mediante un milagro extraordinario puede ocurrir (Mt 24:30).
Si bien la primera
venida de Jesús fue en humildad, su segunda venida será en gloria y universalmente
conocida. Entonces todos los seres humanos que estén vivos en ese momento lo reconocerán
por lo que Él es: El Rey que viene a juzgar a los hombres.
Cuál sea la reacción
de éstos dependerá de cuál fue la actitud que tuvieron respecto de Él antes de
que vuelva, si creyeron en Él, le amaron y le obedecieron; o si se negaron a
creer en Él, y vivieron de una forma que Él condena. En ese día a éstos últimos
se les caerán las vendas de los ojos y reconocerán la realidad tal cual es, y
lamentarán amargamente su ceguera, pero ya será tarde. Este será un día de
terror y angustia para unos, y de alegría y de júbilo para otros. ¿En qué grupo
quisiéramos nosotros estar si alcanzamos a estar vivos en ese día?
7b. "Y los que
le traspasaron; y todos las tribus de la tierra harán lamentación por Él. Sí,
amén."
Habrá un grupo en particular
que contemplará su regreso atribulado: el pueblo judío, cuyas autoridades lo condenaron
a muerte y lo hicieron crucificar. Según la profecía de Zc 12:10 ellos llorarán
amargamente arrepentidos de lo que hicieron sus antepasados, pero también lo harán
sus descendientes, que a lo largo de los siglos mayoritariamente rechazaron a
Jesús, y se negaron obstinadamente a reconocerlo como su Salvador. Sin embargo,
como anuncia Pablo en Romanos 11, con ocasión de su regreso un gran número de
ellos creerán en Él y se alegrará.
"Los que le
traspasaron..." Juan es el único evangelista que registra el episodio del
soldado que clavó su lanza en el costado de Jesús muerto (Jn 19:33-37),
recordando la profecía de Zacarías. Pero cuando Jesús vuelva no sólo se lamentarán
los que le crucificaron entonces, sino lo harán también todos los que en su vida
diaria lo crucifican de nuevo con su incredulidad e indiferencia, y con sus
incontables pecados.
8. "Yo soy el
Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha
de venir, el Todopoderoso."
Con este versículo
culmina la introducción al libro. Este versículo es un compendio que expresa la
supremacía de Dios sobre todas las cosas y su dominio sobre la creación (cf Am
4:13).
El alfa y la omega son
la primera y la última letra del alfabeto griego. Lo que Jesús quiere decir al nombrarlas
está implícito en la frase siguiente: el principio y el fin, no en un sentido
temporal, sino en uno causal o, si se prefiere, ontológico, referido al ser. En
Is 44:6 leemos: "Yo soy el primero, yo soy el postrero y fuera de mí no
hay Dios." (cf 48:12)
Dios es el origen del
universo, de todas las cosas; y, a la vez, el fin hacia el cual todo converge,
la meta final. Nada escapa a su dominio, todo lo tiene en sus manos. Todo lo que
existe le debe su existencia a Él, existe en función de Él y para Él. Pablo lo
expresa de la siguiente manera: "Porque de Él, y por Él, y para Él, son
todas las cosas" (Rm 11:36).
Él es también el
principio de nuestra existencia, pues a Él le debemos la vida; y su fin, pues a
Él volveremos al término de nuestros días.
Para subrayar lo que
quiere decir, el Señor reitera su eternidad (cf vers.4): el que es ahora en el presente,
el que fue en el pasado, y ha de manifestar su soberanía en el futuro. Su
existencia abarca el ámbito completo de la eternidad, sin comienzo ni fin.
La frase "el
que ha de venir" tiene un significado especial unido al nombre de Todopoderoso.
No sólo sigue existiendo ahora, sino que en el futuro ha de venir a mostrar
de manera innegable que Él es el Soberano del universo, instaurando su
justicia, y restaurando todo como al principio.
La palabra griega "pantokratos" que se traduce como Omnipotente o Todopoderoso,
está formada por dos palabras: "panta", que quiere decir "todo",
y "kratos": fuerza, poder. Pantokratos es el nombre de
Dios y de Cristo al que la liturgia y la teología oriental dan una importancia especial.
La Septuaginta usa la
palabra pantokratos para traducir del hebreo dos nombres divinos, "sabaot”
(Jehová sabaot = Señor de los Ejércitos) y "El shaddai” (Todopoderoso).
Vale la pena notar al respecto que este versículo adorna la cúpula central de
casi todas las iglesias ortodoxas en el mundo entero.
El padre de la
iglesia, Agustín, refiriéndose a los apóstoles Pedro y Pablo, escribe algunas
palabras que tocan a este versículo y que vale la pena citar: "Fue
despreciando al mundo como ellos adquirieron renombre en el mundo. Pedro fue el
primero de los apóstoles, y Pablo fue el último. El primero y el último fueron
traídos a un mismo día por el martirio sufrido por el Primero y el Último, por
Cristo. A fin de entender lo que acabo de decir, tornen sus mentes al Alfa y al
Omega. El Señor mismo dice claramente en Apocalipsis: "Yo soy el Alfa y
la Omega, el primero -antes de quien no hay nadie- y el último" –después
de quien no hay nadie. Él precede a todas las cosas y pone término a todas las
cosas. ¿Quieres contemplarlo como el primero? "Todas las cosas fueron
hechas por Él." (Jn 1:3). ¿Quieres verlo como el último? "Porque
Cristo es el fin de la ley para justicia de todo aquel que cree." (Rm
10:4). Para que tú pudieras vivir en un momento determinado del tiempo, tú lo
tuviste como tu Creador. Para que tú puedas vivir para siempre como esperas, tú
lo tienes como tu Redentor."
Notas: 1. Esta frase, según los mejores
manuscritos, debería traducirse: "nos hizo un reino de sacerdotes...".
2. La mayoría de los
manuscritos ponen el verbo en presente, "nos ama", (presente
continuo) indicando con ello que Él nos sigue amando.
3. En una nota al final del artículo anterior del mismo título
hablé de la importancia del número tres en los primeros versículos de este
capítulo. Pero aun mayor importancia asume en todo el libro el número siete,
que para los judíos era símbolo de totalidad, de perfección, de excelencia, de
estar completo, lo cual, interesantemente,
se nota en el hecho de que aparezca cincuentaidos veces en todo el libro, una
por cada semana del año. Así por ejemplo en el libro hay siete visiones, que
figuran respectivamente en los capítulos 1,5,8,12,15,17 y 21; y además siete ángeles
y siete trompetas, siete plagas y siete copas, siete espíritus y siete
lámparas, siete cuernos, siete ojos, siete estrellas, siete montañas, siete
reyes.
El número cuatro,
característico de la tierra (cuatro estaciones, cuatro puntos cardinales),
aparece cuatro veces: Cuatro seres vivientes (4:6-8); cuatro jinetes montados
sobre caballos (6:1-8); cuatro ángeles y cuatro vientos de la tierra (7:1).
Otro número que asume
importancia es el número seis, es decir, siete menos uno, símbolo de
imperfección, que figura tres veces en el número 666, y representa la
imperfección absoluta. Como ya se explicó en el artículo anterior, ese número,
que es la cifra de la bestia (13:18), corresponde, con toda probabilidad, al
emperador Nerón.
También es muy
importante el número doce: doce cimientos (21:14), y doce puertas (21:21); así como
son importantes los múltiplos de doce: los venticuatro ancianos (12 x 2), los 144,000
siervos de Dios (12 x 12 x 1000), 12,000 por cada tribu de Israel. La longitud,
la anchura y la altura de la Nueva Jerusalén miden 12,000 estadios cada una, y
el muro, 12,000 codos (21:16,17).
Amado
lector: Jesús dijo: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si
pierde su alma?" (Mr 8:36). Si tú no estás seguro de que cuando mueras
vas a i r a gozar de la presencia de Dios, es muy importante que adquieras esa
seguridad, porque no hay seguridad en la tierra que se le compare, y que sea
tan necesaria. Con ese fin yo te exhorto a arrepentirte de todos tus pecados, y
te invito a pedirle perdón a Dios por ellos haciendo la siguiente oración:
"Jesús,
tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres,
incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido
consciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces
gratuitamente y s in merecerlo. Yo quiero
recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que
he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu
sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para
ti y servirte."
Advertencia. Frente
a la promoción masiva del uso de tarjetas de crédito actualmente en curso
quisiera recordar u n principio de sentido común básico: El que quiere ser
rico, ahorra; el que quiere ser pobre, se endeuda.
Salvo
que se use de una manera muy controlada y con pleno conocimiento de los cargos
que genera, el beneficio transitorio que proporciona el uso de tarjetas de
crédito es engañoso, porque después viene el implacable verdugo de las elevadas
tasas de intereses, y de cargos no previstos, que se comen los ingresos, y el
pobre deudor termina siendo siervo de su acreedor (Pr 22:7). Pablo advirtió: "No
debáis nada a nadie, salvo el amor mutuo." (Rm 13:8).
#894
(16.08.15). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección:
Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel
4227218. Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).
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