LA VIDA Y LA PALABRA
Por
José Belaunde M.
VIAJE A
ROMA, TEMPESTAD Y NAUFRAGIO I
Un
Comentario de Hechos 27:1-26
A partir del primer versículo de este capítulo la narración
vuelve a la primera persona
plural (“nosotros”, que había sido dejada en Hechos 21:8). Eso es señal de que Lucas acompaña en el viaje a Pablo. Es muy probable, sin embargo, que Lucas durante todo el tiempo transcurrido a partir del versículo citado, no se haya alejado de Cesarea y que, incluso, haya sido testigo de los discursos pronunciados por Pablo.
plural (“nosotros”, que había sido dejada en Hechos 21:8). Eso es señal de que Lucas acompaña en el viaje a Pablo. Es muy probable, sin embargo, que Lucas durante todo el tiempo transcurrido a partir del versículo citado, no se haya alejado de Cesarea y que, incluso, haya sido testigo de los discursos pronunciados por Pablo.
Este capítulo es considerado
por los críticos como una pequeña joya literaria, única en su género, como uno
de los documentos más instructivos para nuestro conocimiento de la navegación
en la antigüedad, en el que se nota la influencia ocasional del estilo de la
Odisea de Homero, así como del primer capítulo del libro de Jonás. El almirante
Lord Nelson, vencedor de la batalla de Trafalgar (1805), decía que él había
aprendido como marino más de esta narración que de todos sus otros estudios profesionales.
Este capítulo, con su
descripción de la tempestad y del naufragio y sus variadas experiencias, ha
sido interpretado por muchos comentaristas como una alegoría de la vida humana,
en que la partida es el nacimiento, y la llegada a Italia es la muerte. Si lo
desea, cada cual puede sacar sus propias conclusiones.
En él se nos revelan también
algunos aspectos admirables del carácter de Pablo, su valor a toda prueba y su
gran sentido práctico en situaciones de peligro, así como la autoridad que él es
capaz de ejercer sobre otros, aun estando en una situación de inferioridad como
prisionero.
Por razones de claridad en la
exposición, podemos dividir este viaje emprendido por el grupo de prisioneros y
sus guardianes hasta su llegada a Roma (28:14), en nueve etapas. La primera se
extiende desde la partida hasta la llegada a Buenos Puertos (vers. 8).
1. “Cuando se decidió que
habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a
un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.”
Una vez tomada la decisión de enviar a Pablo a Roma se aprovechó
la primera oportunidad que se presentó para hacerlo en función de los navíos
disponibles, aunque algunos piensan que Festo actuó irresponsablemente al
enviar a Pablo por mar cuando ya la temporada de navegación estaba por terminar.
Pablo, junto con otros
prisioneros que debían ser enviados a la capital del imperio, fue puesto en
manos de un centurión perteneciente a una cohorte, o compañía imperial, título
que se confería con frecuencia a las compañías que desempeñaban funciones auxiliares
y, a veces, delicadas. Julio debe haber estado secundado por un grupo de
soldados a sus órdenes suficientemente numeroso para mantener el control de los
pasajeros de la nave.
2. “Y embarcándonos en una
nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con
nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.”
La comitiva fue embarcada en una nave (plóion) procedente de Adriamitio en la región de Misia, un puerto
situado en la costa noroccidental de lo que es hoy Turquía, cerca de Troas, y
frente a la isla de Lesbos. El barco al que subieron hacía lo que nosotros
llamaríamos servicio de cabotaje.
Junto con Pablo y Lucas se
embarcó Aristarco, a quien ya conocemos por su participación en el alboroto en
Éfeso (Hch 19:29), que fue también uno de los siete que acompañó a Pablo en su
viaje a Siria (20:4), y que estuvo a su lado durante su estadía en Roma, pues
el apóstol lo menciona en las cartas que escribió en esa ciudad (Col 4:10; Flm
24).
El historiador S.K. Ramsay
sostiene que Lucas y Aristarco deben haber acompañado a Pablo en la condición
de esclavos, lo que ilustraría el prestigio del prisionero. De lo contrario
–según dicho autor- no se explicarían las consideraciones que Julio tenía con
el apóstol, que no hubieran sido otorgadas a un prisionero carente de recursos
económicos. Pero en cuanto a Lucas es más probable que él viajara en condición
de médico a bordo. Otros piensan que las consideraciones que Pablo gozó durante
el viaje se debían a la alta opinión que el centurión tenía de él.
3. “Al otro día llegamos a
Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los
amigos, para ser atendido por ellos.”
La primera escala la hicieron en Sidón, puerto fenicio en cuya
cercanía estuvo alguna vez Jesús (Mr 7:24). En esta ciudad había una comunidad
de discípulos que había sido probablemente fundada durante la persecución
desatada después del martirio de Esteban (Hch 11:19). El centurión mostró su
consideración por Pablo permitiendo que el prisionero –sin duda acompañado por
un soldado- visitara a los discípulos que había en la ciudad, y que estarían
muy contentos de pasar algunas horas con Pablo y atenderlo. Es de notar que
Pablo tenía un talento especial para ganarse la simpatía y la confianza de las
personas con las cuales trataba, cuando no había una predisposición en contra
suyo, como fue el caso de sus enemigos en el sanedrín.
4. “Y haciéndonos a la
vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran
contrarios.”
Prosiguiendo su viaje navegaron “a sotavento” de Chipre. Esa
expresión de técnica marítima, quiere decir a cubierto del viento –contrario a
lo que sería a barlovento, es decir, del lado de donde sopla el viento, para
protegerse del viento que soplaba desde el otro lado de Chipre.
5,6. “Habiendo atravesado el mar
frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia. Y hallando allí
el centurión una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en
ella.”
Siguiendo su curso el navío navegó en mar abierto frente a las
costas de Cilicia y de Panfilia al Sur de Asia Menor, hasta que llegó al puerto
de Mira. Allí encontraron una nave que venía de Alejandría en Egipto, con
destino a Roma, y el centurión embarcó a sus soldados y a los prisioneros en
ella.
Esta nave formaba, sin duda,
parte de las flotas que abastecían de trigo a la capital imperial, y llevaba,
según se verá luego (v.38), una carga de ese cereal. Egipto era entonces, en
efecto, la principal fuente de trigo de Roma, y sus naves gozaban de una
protección especial.
7,8. “Navegando muchos
días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el
viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con
dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual
estaba la ciudad de Lasea.”
Partiendo de Mira siguieron costeando con dificultad debido a
que los vientos les eran contrarios, y después de varios días llegaron a Gnido,
puerto al sur oeste de Asia Menor, frecuentado por naves mercantes de Egipto y,
descartando la posibilidad de quedarse en ese puerto esperando vientos
favorables, prefirieron bajar sin demora hacia la isla de Creta para cubrirse
del viento; y de la punta este de la isla enfilar costeando hacia la rada de
Buenos Puertos, cerca de Lasea, ciudad situada al centro de la costa sur de la
isla.
Aquí empieza la segunda etapa del viaje.
9, 10. “Y habiendo pasado
mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el
ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a
ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino
también de nuestras personas.”
Ya habían perdido bastante tiempo debido a la lentitud del viaje.
A partir de mediados de setiembre hasta mediados de noviembre la navegación en
mar abierto se volvía peligrosa. Según anota Lucas ya había pasado el ayuno del
gran día de expiación (Lv 16:29-31; 23:27-32), que ese año 59 cayó el 5 de octubre
y, por tanto, no era prudente hacerse a la mar, por lo que Pablo, que era un
viajero experimentado que había naufragado varias veces (2Cor 11:25), les
aconsejó que invernaran en Buenos Puertos, pues de no hacerlo pondrían en
peligro la nave, los pasajeros y su cargamento.
11,12. “Pero el centurión
daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y
siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de
allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y
sudeste e invernar allí.”
Pero la opinión del piloto de la nave y de su dueño, que hacía
las veces de capitán, prevaleció sobre el ánimo del centurión y decidieron
zarpar hacia el puerto de Fenice, un poco más al oeste de la isla, donde
esperaban encontrar condiciones más favorables para invernar.
Tercera etapa.
13,14. “Y soplando una
brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e
iban costeando Creta. Pero no mucho después dio contra la nave un viento
huracanado llamado Euroclidón.”
Y como empezó a soplar un viento suave que venía del sur que era
favorable para sus planes, levantaron las anclas y se dejaron llevar por esa
brisa sin perder de vista la costa de la isla. De haber durado el viento propicio
habrían llegado en pocas horas a Fenice, pero de pronto la dirección del viento
cambió, y empezó a soplar un viento tifónico, dice Lucas, (ánemos tyfónicos) que venía del norte, que arremolinaba las nubes y
agitaba el mar, que los marineros reconocieron como un antiguo y temido enemigo
de la navegación, llamado Euroclidón.
15,16. “Y siendo
arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y
nos dejamos llevar. Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada
Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.”
Como no podían enfilar la proa contra el viento para avanzar en
el sentido deseado, se dejaron llevar por él confiando en la suerte. Pasando
por el costado de la pequeña isla Clauda, que momentáneamente los protegió del
viento, aprovecharon para subir a la nave el bote salvavidas que solían llevar
a remolque, y que no habían podido levantar antes por lo súbito del cambio de
viento, pero pudieron hacerlo sólo con mucho esfuerzo por lo agitado del mar, y
posiblemente con ayuda de los pasajeros.
17.”Y una vez subido a
bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la
Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva.”
Enseguida se pusieron a ceñir el barco transversalmente con
cables que para el efecto todas las naves solían llevar, porque era sabido que
los vientos huracanados, al levantar olas que golpeaban el navío, podían romper
el casco. Cómo harían esa operación es difícil imaginarlo, pero es probable que
los marineros bucearan por debajo de la nave para llevar los cables al otro
lado del casco.
Un nuevo peligro empezó a
preocuparles: Que la nave pudiera ser arrastrada por el viento hasta las arenas
movedizas de la costa de Cirene (Libia hoy día) y pudieran encallar ahí, por lo
que arriaron las velas y se dejaron llevar a la deriva.
18-20. “Pero siendo combatidos
por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar, y al tercer día
con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave. Y no apareciendo
ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña,
ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.”
Como la tempestad no amainaba, y temiendo que el barco hiciera agua,
trataron de reducir su peso echando al mar los aparejos de la nave (las velas y
sogas no indispensables), tarea en que colaboraron todos los pasajeros. (Nota 1)
Como los espesos nubarrones no
dejaban ver el sol de día, ni las estrellas de noche, ni se divisaba tierra, la
tripulación y los pasajeros (unas 276 personas en total) (2) empezaron a perder toda
esperanza de salvarse. Ellos pudieron comprender en los hechos cuán exacta había
sido la advertencia que les hizo Pablo, y cuán grande fue el error de no
haberle hecho caso.
4ta Etapa
21. “Entonces Pablo, como
hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría
sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan
sólo para recibir este perjuicio y pérdida.”
Pablo se puso entonces de pie delante de los que podían estar
derechos, y les echó en cara el no haber hecho caso de la advertencia que les
había dirigido cuando estaban en Buenos Puertos (v. 9,10) acerca del peligro
para la nave y sus vidas que correrían si se hacían a la mar, y de que sería
mejor invernar donde estaban.
Él les había hecho entonces esa
advertencia como un viajero experimentado en riesgos marítimos, pues sabemos
por un pasaje de 2 Cor 11:20, que él había naufragado tres veces antes y que,
incluso, había estado 24 horas flotando en el mar, posiblemente aferrado a un
mástil de la nave hundida. Él sabía pues de qué hablaba, aunque no fuera un
hombre de mar.
Este versículo comienza notando
que hacía tiempo que los tripulantes y pasajeros no habían comido. Cualquiera
que haya estado alguna vez en alta mar en medio de una gran tempestad, como yo estuve
una vez de joven, sabe que cuando el barco se mueve de uno a otro lado, se
sufre de mareos y no se tiene en absoluto ganas de comer, porque lo que se
ingiere se devuelve apenas comido.
Por lo demás poco es lo que
hubieran podido comer, porque es seguro que gran parte de sus provisiones se habían
mojado con el agua que entraba en el navío por el terrible oleaje.
22-26. “Pero ahora os
exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre
vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el
ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es
necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los
que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío
en Dios que será así como se me ha dicho. Con todo, es necesario que demos en
alguna isla.”
En medio de la grave situación Pablo los animó anunciándoles que
aunque el navío se hunda, ninguno de ellos se ahogará, porque un mensajero de parte
de Dios le ha dicho que él de todas maneras va a comparecer ante el tribunal
del César en Roma, y que, gracias a sus oraciones, ninguno de los que están en
el barco perecerá. Él está seguro de que así será porque sabe que el Dios al
que él sirve nunca falla en sus promesas. ¡Cuánta importancia tiene que en
situaciones de peligro haya un hombre justo entre los que están amenazados,
porque a través de él Dios puede salvarlos!
Si alguien en nuestro tiempo
dirigiera a los pasajeros de una nave en peligro palabras semejantes, pocos lo
tomarían en serio, porque la mayoría de la gente es escéptica, o no cree en
Dios alguno, y menos en un Dios que interviene activamente en nuestras vidas.
Pero en ese tiempo, aunque fueran idólatras, todos casi sin excepción, creían
en los poderes sobrenaturales, y un anuncio como el que les hizo Pablo no les
parecería ser producto de una fantasía exaltada.
Notas: 1. Se recordará que al comienzo del libro de Jonás una gran
tempestad amenazaba hundir la nave en que viajaba el profeta, por lo que los
marineros echaron al mar todo lo que pudieron, a fin de disminuir su peso (Jon
1:4,5).
2. Sólo una nave dedicada al transporte de trigo podía ser
suficientemente grande como para llevar tantos pasajeros a bordo.
#978 (04.06.17). Depósito Legal
#2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231,
Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).
This way my associate Wesley Virgin's biography starts with this SHOCKING AND CONTROVERSIAL video.
ResponderEliminarYou see, Wesley was in the army-and soon after leaving-he found hidden, "SELF MIND CONTROL" tactics that the government and others used to obtain whatever they want.
As it turns out, these are the EXACT same tactics tons of famous people (especially those who "come out of nowhere") and the greatest business people used to become wealthy and famous.
You've heard that you utilize only 10% of your brain.
That's really because the majority of your brainpower is UNCONSCIOUS.
Maybe that conversation has even occurred INSIDE your own mind... as it did in my good friend Wesley Virgin's mind seven years ago, while riding a non-registered, beat-up bucket of a car with a suspended license and $3 on his banking card.
"I'm absolutely fed up with living payroll to payroll! When will I become successful?"
You've been a part of those those types of conversations, ain't it so?
Your own success story is waiting to start. All you have to do is in YOURSELF.
Take Action Now!