martes, 10 de julio de 2018

DEFENSA DE PABLO ANTE EL PUEBLO I


  LA VIDA Y LA PALABRA
José Belaunde M.
DEFENSA DE PABLO ANTE EL PUEBLO I
Un Comentario de Hechos 21:37-22:11

La acusación falsa hecha por unos judíos de Éfeso de que Pablo había introducido a un gentil en un recinto del templo, que estaba reservado bajo pena de muerte exclusivamente a los judíos, provocó un tumulto que amenazaba matarlo. Avisado el jefe de la guarnición romana, acudió presuroso y ordenó llevar a Pablo atado a la Torre Antonia.
37,38. “Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios?” (1)
En medio de este tumulto, Pablo no ha perdido su sangre fría. Ya habían llegado al pie de las escaleras que conducían al interior de la Torre Antonia, donde estaba acantonada la guarnición, cuando Pablo, ya no cargado en hombros, sino de pie, se dirige al tribuno en términos firmes pero corteses (literalmente): “¿Me permite la ley decirte algo?” El tribuno se sorprende de que el prisionero sepa hablar griego, porque él había creído que se trataba de un agitador egipcio que se proclamaba profeta, y que había provocado no hacía mucho una revuelta en el monte de los olivos, liderando un fuerte contingente de asesinos dispuestos a todo y armados de un puñal corto. Él les había asegurado que a su palabra las murallas de la ciudad caerían, que dominarían a la guarnición romana, y que se apoderarían de la ciudad. Pero las tropas del procurador Félix los vencieron, mataron a muchos de ellos, y a otros los tomaron prisioneros, razón por la cual los que habían sido engañados por él lo detestaban.
El tribuno se imaginó que la furia de la turba venía de que habían reconocido al agitador en el templo.
39, 40. “Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:” 
Entonces Pablo se identificó orgullosamente como judío, nacido en Tarso, ciudad, como él dice bien, que gozaba de gran prestigio por la calidad de su vida académica y por su prosperidad comercial. Pablo le pide al tribuno que le permita dirigirse al pueblo para defenderse de las falsas acusaciones que le han hecho. Ésta era su última oportunidad de hacerlo antes de que lo encierren en la fortaleza. Es curioso, sin embargo, que él todavía no le revele al tribuno que él era ciudadano romano, quizá pensando que el funcionario debía deducirlo del hecho de que su ciudad natal fuera Tarso. Pero es posible que el tribuno no supiera que todos los judíos nacidos en esa ciudad gozaban de ese privilegio. Sin embargo, el tribuno debe haber percibido que Pablo era una persona distinguida. (2)
Pablo entonces, nada amedrentado por el furor de la turba, les hace un gesto para que guarden silencio y lo dejen hablar:
22:1,2. “Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio.” (3)
Para su sorpresa Pablo se dirige a ellos en lengua hebrea (4). Al oírlo hablar en su idioma la multitud se calmó. ¡Cuánta importancia tiene que se pueda hablar bien en el idioma local! Eso rompe las barreras. Pero no podemos dejar de notar que había algo sobrenatural en el silencio que se produjo. El Espíritu Santo se hizo presente porque quería que el pueblo escuchara el testimonio de Pablo.
2c-5. “Y él les dijo: Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel (5), estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.”
Pablo comienza su defensa afirmando su judaísmo y su identificación con la multitud que lo amenaza: Nacido en Tarso, (6) una ciudad griega donde había una prestigiosa comunidad judía, fui educado en la ciudad santa que todos los judíos veneran, e instruido en la ley según sus principios más estrictos (7) por uno de los maestros más prestigiosos de nuestro tiempo, por Gamaliel (8). Era muy celoso de la gloria de Dios, y del cumplimiento meticuloso de las normas de vida y conducta con que los fariseos demuestran su fidelidad al Altísimo, como lo son todos los que me escuchan, les dice él para recalcar que es uno de ellos.
Yo perseguía furiosamente a los seguidores de este Camino (9), odiado por todos ustedes, a los seguidores de Jesús de Nazaret, metiéndolos en la cárcel sin consideración de sexo, hombres y mujeres por igual, como el Sumo Sacerdote Ananías me es testigo, para lo cual contaba con cartas de los ancianos que me autorizaban a hacerlo. Yo estaba viajando a Damasco (a pie seguramente) (10) con ese propósito para traer a Jerusalén a los culpables para que fueran castigados…
6,7. “Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
Ahí sucedió algo extraordinario e inesperado. Pablo, que estaba acompañado por algunos compañeros, vio en torno suyo una luz más fuerte que la del sol a mediodía, cuyo impacto le hizo caer al suelo al mismo tiempo que oía una voz que le apostrofaba: “Saulo, Saulo”, le dijo la voz dos veces en tono acusador: “¿Por qué me persigues?”
8. “Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.”
¿Podemos imaginar su sorpresa inaudita al ver que aparecía delante de él en toda su gloria aquel Jesús que había muerto ignominiosamente en una cruz como un impostor, y cuyos discípulos él perseguía a muerte? ¡Qué contraste entre la vergüenza de la cruz y la gloria fulgurante en medio de la cual Jesús se le presenta! Pablo no lo reconoció en primera instancia –seguramente porque no lo había conocido en vida- pero ahora no cabía dudas de quién se trataba al habérsele presentado.
9. “Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.”
Es muy singular que sus acompañantes vieran la luz que rodeó a Pablo y se espantaran, pero que no oyeran la voz poderosa que le hablaba. Es que la voz no hablaba para ellos. Era una voz sobrenatural y ellos no tenían oídos para escucharla. Así también muchas veces ocurren fenómenos de orden sobrenatural en torno nuestro sin que nos demos cuenta, porque carecemos de los ojos y oídos que nos permitan percibirlos.
10. “Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.”
Pablo tuvo en ese instante la revelación de que ese Jesús envuelto en gloria no era un mero hombre, sino era el Hijo de Dios mismo, y no dudó más de que le debía fidelidad y obediencia, pues preguntó: “Señor ¿Qué quieres que haga?” Es decir, estoy a tus órdenes. Dime qué debo hacer. Nótese que la palabra “Señor” en ese contexto sólo puede referirse a Dios. Ésta es la convicción que iluminará el resto de sus años y de su actividad: “que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre”. (Flp 2:11). A su servicio le dedicará el resto de su vida. Si Jesús es nuestro Señor nosotros no debemos hacer menos.
Pablo era un hombre de mucho sentido práctico y de naturaleza activa. Ahora, en ese instante en que tuvo la experiencia que cambió su vida, él piensa inmediatamente en lo que debe hacer, en lo que el Señor que se le ha aparecido quiere que haga.
11. “Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.”
El resplandor de la fuerte luz que había visto lo había dejado ciego –nótese que sólo a él, no a sus acompañantes que también la habían visto, señal de que el brillo de la luz que ellos vieron fue mucho menor. Ellos pues, que no habían perdido la visión, se ocuparon de llevarlo de la mano hasta Damasco evitando que tropezara y cayera haciéndose daño. Cuando Pablo estaba lejos de la verdad, él veía claramente; pero ahora que la Verdad le ha sido revelada a sus ojos, él queda ciego.
En una ocasión escribí que Pablo había ido a Damasco lleno de furia inquisidora, orgulloso de la obra que cumplía y seguro de sí, pero que llegaba a la ciudad humillado y ciego, e incapaz de dar un paso por sí mismo. Eso es lo que suele ocurrir con el hombre seguro de sí, pero que no tiene en cuenta a Dios. Pero ahora, a partir de esta experiencia, su destino ha cambiado radicalmente y sólo vivirá para hacer lo que Dios le diga, e ir a donde Dios lo envíe.

Notas: 1. La palabra “sicario” que figura en el original griego, designaba a un grupo de hombres armados de un pequeño pero efectivo puñal que los romanos llamaban “sica”. Pertenecían a la facción de los zelotes, y odiaban a los romanos y a los judíos pro romanos. Se mezclaban con las multitudes durante las fiestas y apuñalaban a sus opositores con su arma escondida. Jugaron un papel  importante en la resistencia a Roma durante el sitio de Jerusalén (66-70 DC). Según Josefo una de sus víctimas habría sido el sacerdote Jonatán, hijo del sumo sacerdote Anás, a quien conocemos por el relato de la pasión de Jesús. Caída la ciudad santa ellos se refugiaron en la fortaleza de Masada, donde obligaron a la población a resistir hasta que no quedó más que una persona viva. Como ellos a veces mataban por encargo, y en ocasiones eran sobornados para no matar a determinada persona, la palabra “sicario” ha pasado a designar en el lenguaje común a criminales que matan por dinero.
2. La verdad siempre triunfa pese a los esfuerzos del diablo por ocultarla o falsearla. No nos asombremos de que las herejías que surgieron en los primeros siglos acerca de la naturaleza de Cristo, sirvieran precisamente para que la iglesia definiera con precisión el misterio de su doble naturaleza, la humana y la divina.
3. Se notará que las primeras palabras que dice Pablo para dirigirse al pueblo son las mismas que pronunció Esteban al inicio de su discurso en Hechos 7:2. Esas palabras parecen ser un modo convencional de hablar al pueblo, distinguiendo entre los que son iguales a uno y los que son sus mayores.
4. Muchos creen que cuando en el Nuevo Testamento se menciona al hebreo, se trata en realidad del arameo, que era la lengua hablada en todo el Oriente, porque se considera que el hebreo, como tal, era una lengua muerta, que sólo los eruditos conocían, y que no era hablada por el pueblo. Recientemente, sin embargo, ha habido quienes sostienen –sobre la base de los numerosos hebraísmos que hay en el griego de los evangelios- que el pueblo, al retornar del exilio babilónico, donde habían aprendido y adoptado el arameo, recuperó el hebreo como lengua hablada, y que ése era el idioma en que Jesús enseñaba.
5. La expresión “a los pies de Gamaliel” describe la costumbre judía de que los discípulos de un maestro le escucharan sentados en el suelo, mientras él enseñaba sentado en una silla alta. Pero esas palabras expresan también la reverencia con que escuchaban a su maestro. Con una reverencia semejante debemos nosotros escuchar a los que nos enseñan, y escudriñar las Escrituras para que Dios nos hable a través de ellas.
6. Ciudad situada en la llanura de Cilicia, a orillas del río Cydnus, a 16 Km de la costa, en la encrucijada de caminos entre el oriente y occidente y, por tanto, del choque de culturas, la griega y la oriental. Fue conquistada por Alejandro el año 333 AC. Formó parte del imperio seléucida, y alcanzó gran prestigio como ciudad universitaria que rivalizaba con Atenas y Alejandría. Fue conquistada por Pompeyo el año 67 AC, quien la hizo capital de la provincia romana de Cilicia. No se sabe bajo qué circunstancias la comunidad judía residente recibió el derecho a la ciudadanía romana.
7. Aquí Pablo no se refiere a la ley de Moisés, a la ley escrita, consignada en el Pentateuco, sino a la ley oral, que contiene la doctrina rabínica, y que ellos consideraban de igual, o superior validez, que la ley de Moisés, y cuyas normas estaba estrictamente prohibido poner por escrito (de donde su nombre de “ley oral”). Sin embargo, a principios del siglo II DC se consideró prudente ponerla por escrito, lo cual se hizo redactando la Mishná y la Gemará, que juntos forman el Talmud.
8. Gamaliel I fue el fundador de una dinastía de rabinos que ejercieron importante influencia en el desarrollo inicial del judaísmo rabínico. Él fue quien aconsejó al sanedrín liberar a Pedro y Juan que habían sido apresados por predicar el nombre de Cristo, aduciendo que si la doctrina que ellos enseñaban no era de Dios pronto desaparecería, pero si lo era, no debían oponerse a ella (Hch 5:34-39). Un nieto suyo, Gamaliel II, jugó un papel importante en la reconstrucción del judaísmo después de la destrucción de la ciudad y el templo el año 70. El último patriarca de la dinastía, Gamaliel VI, murió el año 425.
9. “Camino” es el término con que los cristianos designaban a su movimiento, haciendo eco de las palabras de Jesús: “Yo soy el camino…” (Jn 14:6). Es usado en el mismo sentido en los siguientes pasajes: Hch 19:9,23; 22:4; 24:14,22. Es un término muy apropiado para el evangelio puesto que lleva a la salvación. En  el judaísmo rabínico Halajá (que quiere decir también “camino”) designa a las reglas y normas puntuales que deben ser seguidas por el judío piadoso.
10. Un famoso cuadro del pintor barroco Caravaggio pinta a Pablo cayendo aparatosamente de un caballo, y por eso se ha difundido la noción de que Pablo fue derribado de su cabalgadura cuando se le apareció Jesús. Pero viajar a caballo era un lujo que sólo los muy ricos, o las autoridades, se podían permitir. Pablo, como la mayoría de la gente entonces, viajaba a pie.

Amado lector: Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios, yo te invito a pedirle perdón a Dios por tus pecados y a hacerlo el Señor de tu vida.
#961 (05.02.17). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).

1 comentario:

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    You probably know how you use only 10% of your brain.

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    Perhaps that conversation has even occurred INSIDE OF YOUR very own brain... as it did in my good friend Wesley Virgin's brain 7 years back, while driving an unlicensed, beat-up trash bucket of a car without a driver's license and $3.20 on his banking card.

    "I'm so fed up with living check to check! When will I finally succeed?"

    You took part in those conversations, isn't it so?

    Your own success story is waiting to start. You just have to take a leap of faith in YOURSELF.

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