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martes, 23 de abril de 2013

SANSÓN III


LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
SANSÓN III
La Venganza de Sansón

Jueces 15:1a. “Aconteció después de algún tiempo, que en los días de la siega del trigo Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer en el aposento.”
Pasado algún tiempo, cuando se le pasó la cólera y comenzó a extrañar a su mujer filistea, Sansón fue a visitarla llevándole de regalo un cabrito –se entiende cocinado- para hacer las paces.
1b,2. “Mas el padre de ella no lo dejó entrar. Y dijo el padre de ella: Me persuadí de que la aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar.”
El padre le dijo que se la había dado a otro porque pensó que él ya no quería saber nada con ella, puesto que le había traicionado al revelar el secreto del enigma. ¿Pero tenía él derecho de disponer de su hija que ya tenía marido? Sin embargo, tratando de apaciguar a Sansón, le dijo: ¿Por qué no tomas a su hermana que es más joven y hermosa? En esa época en los pueblos paganos los padres disponían de sus hijas a su voluntad. En Israel, por influencia divina, era diferente. A ellos, por lo demás, les estaba prohibido casarse con la cuñada (Lv 18:3,18). Pero eso, naturalmente, el filisteo no lo sabía.
3. “Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si mal les hiciere.”
Sansón tomó esta burla de sus derechos como una ofensa muy seria y juró vengarse, no del padre y del hombre a quien había dado a su mujer, sino de los filisteos. Acá puede verse cómo Dios iba a aprovechar la atracción desordenada que Sansón había tenido por una mujer filistea para inflingir a este pueblo una gran derrota (Jc 14:4).
4,5. “Y fue Sansón y cazó trescientas zorras (Nota 1) y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas.  Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares.”
Sansón hasta ahora ha actuado siempre solo, sin contar con la ayuda de nadie. ¿Cazaría él también los animales sin ayuda? Eso es lo que el texto da a entender.
Sansón hizo un gran destrozo en los campos filisteos quemando gran parte de la mies ya cosechada y arrasando los campos sembrados de viñas y los olivares.
¡Cómo estarían de enloquecidas las zorras al tener fuego en la cola! ¿Y cómo harían para correr estando amarradas? Podemos pensar que cada una tiraría por su lado, y no pudiendo, por último, correrían en la misma dirección.
6. “Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les contestaron: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y a su padre.”
En represalia los filisteos quemaron a la mujer y a su padre. ¡Qué feroces! Una acción muy vil y cobarde porque sus víctimas no tenían culpa alguna en lo que Sansón les hizo. Pero esos hombres no tenían conciencia. Tomaron en esos dos indefensos la venganza que no podían tomar en Sansón. Notemos, sin embargo, cómo a ella le sucedió aquello mismo que con su traición quiso evitar. Por algo dijo Jesús que “el que quiera salvar su vida, la perderá.” (Mr 8:35)
7,8. “Entonces Sansón les dijo: Ya que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré. Y los hirió cadera y muslo (2) con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.”
Sansón comprendió que lo que los filisteos habían hecho con su mujer y su padre lo habrían hecho con él, de haber podido. Una vez más se propuso tomar venganza sobre ellos y realizó una gran matanza de filisteos. Pero notemos que el texto no dice que él hiciera eso porque el Espíritu de Jehová viniera sobre él. Lo hizo impulsado por su propia cólera.
Esta vez Sansón no regresó a casa de su padre, como en el caso anterior (Jc 14:19), porque comprendió que los filisteos iban a tomarse una gran venganza, y no quería que sus padres fueran víctimas de su saña.
9,10. “Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi. Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho.”
Entonces el ejército entero de los filisteos subió contra Judá. Preguntados, respondieron que no venían contra ellos sino que querían prender a Sansón para vengarse de él.
11. “Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron.”
Comprendiendo cuál era la causa de esa invasión, los hombres de Judá se enfurecieron con Sansón porque les traía dificultades inesperadas. En respuesta, Sansón les dice en buenas cuentas que a él no le importan las consecuencias de sus actos con tal de salirse con la suya. Por eso quizá los hebreos no pensaron en defender a Sansón, que los defendía a ellos, sino creyeron más conveniente colaborar con sus enemigos, entregándoles a Sansón.
12,13. “Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis. Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña.”
Los hebreos negociaron con Sansón para que se entregue, asegurándole que no lo matarían, y que sólo lo entregarían a sus enemigos. ¡Entregarían a su salvador! Y lo ataron con cuerdas nuevas, es decir, muy fuertes.
Siglos después una cohorte de soldados del templo vendría de parte de los sacerdotes y ancianos cobardemente a capturar a Jesús para entregarlo a los gentiles para que sea juzgado y condenado. Ahí vemos cómo los sucesos de la vida de Sansón apuntan a otro Salvador de su pueblo mucho más fuerte que él, pero justo e inocente.
¿Por qué se entregó Sansón tan fácilmente? Quizá porque no quería pelear contra su pueblo, pero quizá más probablemente, porque pensó que se le presentaba una ocasión muy propicia para hacer una gran matanza de sus enemigos.
14-17. “Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. Entonces Sansón dijo:  Con la quijada de un asno, un montón, dos montones;  Con la quijada de un asno maté a mil hombres.  Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.” (Es decir, la montaña de la quijada). (3)
Cuando estaban por entregarle a los filisteos que gritaban de júbilo, el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, rompió con facilidad las cuerdas y tomando una quijada de un burro muerto que encontró por ahí, mató a mil filisteos. (4)
Pero Sansón atribuyó su extraordinaria victoria a sus propias fuerzas y no le dio gloria a Dios inicialmente por ella.
18. “Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?”
Fue necesario que Sansón sintiera que desfallecía de sed para que reconociera que era Dios quien le había dado la victoria y que entonces clamara a Dios pidiéndole que no lo dejara morir de sed.
19. “Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, (5) el cual está en Lehi, hasta hoy.”
Entonces Dios, después de haber cavado como si fuera en la roca del corazón de Sansón por medio de la sed, para que surjan las aguas de la oración y del agradecimiento, abrió una roca que había por ahí para que surgiera agua, y Sansón pudiera beber de ella, tal como siglos atrás Dios había hendido la roca en el Horeb y en Cades para que beba el pueblo sediento (Ex 17:6; Nm 20:8,11).
            El texto dice: “él bebió y recobró su espíritu.” El agua es más necesaria al hombre que el alimento.
20. “Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.”
Los israelitas finalmente reconocieron que Sansón era un enviado de Dios para librarlos de sus enemigos, y permitieron que él fuera su líder durante 20 años.
Es obvio que los episodios que relata el libro de Jueces en los cuatro capítulos que dedica a Sansón sólo contienen una pequeña parte de sus peripecias y hazañas, las más saltantes de ellas.
Pero aún no ha terminado la historia.
Sansón en Gaza
Nosotros sabemos que una de las situaciones álgidas que enfrenta el estado de Israel en nuestros días es el relacionado con la llamada “franja de Gaza”, donde viven hacinados muchos miles de palestinos. En el episodio que sigue podemos ver cómo Gaza era ya, tres mil años atrás, una piedra de tropiezo en la vida de los israelitas.

Jueces 16:1. “Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella.”
Sansón va a esa ciudad fuerte de los filisteos, no para averiguar cómo podía atacarla, sino para gastar sus propias energías. No fue impelido por el Espíritu de Jehová sino por su insaciable sensualidad y, al hacerlo, se expuso a un gran peligro.
2. “Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos.”
Al enterarse sus enemigos de la presencia de Sansón en la ciudad –quizá por boca de la mujer- se propusieron esperar hasta la mañana en que él tendría que salir, para caerle encima y matarlo.
3. “Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.”
Despertado quizá por los remordimientos, o sospechando que los pobladores de la ciudad podrían tratar de atraparlo en la mañana, Sansón se levantó a medianoche y arrancó las puertas de la ciudad con sus postes y barras y se las cargó al hombro como si fueran de pluma. ¿Podemos imaginar lo que esa proeza significaba y la fuerza de cuántos hombres juntos se hubiera necesitado para hacer algo semejante?
Pese a su conducta nada edificante con esta acción Sansón se convierte en un tipo de Cristo quien, al resucitar, no sólo movió la piedra que tapaba la tumba donde lo habían sepultado, sino que arrancó de sus goznes las puertas del Hades, que habían estado herméticamente cerradas, para dejar salir y llevarse consigo a los cautivos que esperaban su liberación (1 P 3:18-20; cf Ef 4:8,9).
Al observar la conducta de Sansón podemos ver lamentablemente que él, al dejarse llevar por su lujuria, había dejado de ser un nazareo consagrado a Dios en su corazón mucho antes de  dejara de serlo exteriormente.
Notas: 1. Aunque el texto dice “zorras” lo más probable es que se trate de chacales, porque estos animales andan en jaurías, mientras que los zorros son animales solitarios.
2. Ésa es una expresión popular que expresa un gran daño.
3. Lehi quiere decir “quijada”. Es muy probable que el nombre de Lehi le fuera dado por los hebreos a ese lugar posteriormente en recuerdo de la hazaña hecha por Sansón con una quijada de asno.
4. Esta hazaña se parece a la realizada por Samgar, que mató a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes (Jc 3:31).
5. Esa palabra quiere decir “la fuente del que clamó”, y en verdad, no clamó en vano.
Amado lector: Jesús dijo: “De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mr 8:36) Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios por toda la eternidad, es muy importante que adquieras esa  seguridad, porque no hay seguridad en la tierra que se le compare y que sea tan necesaria. Con ese fin yo te invito a pedirle perdón a Dios por tus pecados haciendo la siguiente oración:
   “Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.”
#771 (31.03.13). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).

miércoles, 17 de abril de 2013

SANSÓN II


LA VIDA Y LA PALABRA
Por José Belaunde M.
SANSÓN II
Sansón y la mujer filistea de Timnat

Jueces 14:1,2. “Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos.  Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer.”
Posiblemente Sansón habìa ido a Timnat (localidad al sur de Zora donde él vivía, y cerca de la costa) para ver a las muchachas filisteas que eran más callejeras que las hebreas y vio allí a una chica filistea que le gustó, y quiso tomarla por mujer. Ese deseo era contrario a las leyes de Dios, quien en Ex 34:15 y Dt 7:1-7 declara que Él no quiere que los israelitas se casen con mujeres pertenecientes a las naciones que habitan la tierra prometida, porque desviarán su corazón hacia sus falsos dioses. (Nota 1) Por un motivo semejante los cristianos deben casarse con cristianas y las cristianas con cristianos. (Véase 2Cor 6:14).
3,4. “Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada. Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque Él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.”
Sus padres no estaban de acuerdo con que él tome por mujer a una filistea, y le muestran su disgusto por esa decisión, pero él, como un niño malcriado y caprichoso, insiste en que sus padres pidan la mano de la chica. Hay una razón del disgusto de sus padres que es bastante obvia. El Ángel de Jehová les había anunciado que su hijo iba a empezar a liberar a su pueblo de los filisteos, pero ¿cómo podía hacerlo si él se casaba con una mujer filistea? ¿No le habían dicho ellos cuál iba a ser su misión? Y si lo sabía ¿cómo puede él actuar de una manera tan contradictoria a ese encargo divino?
Nótese que él no va a proponerle matrimonio directamente a la muchacha. En esa época eso no se estilaba y hubiera sido ofensivo. Los matrimonios entonces eran acordados por los padres de los novios. Ésa era una costumbre muy sana y razonable, porque los padres suelen saber mejor lo que conviene a sus hijos. En cambio, los hombres y las mujeres con frecuencia se enamoran de la persona que menos les conviene.
Pero los padres no sabían que Dios quería usar para sus fines ese propósito que en sí mismo era incorrecto y contrario a sus leyes y, por tanto, indigno de un nazareo. Dios usa con frecuencia lo malo que hacen los hombres, hasta sus caprichos, para lograr sus fines, que siempre son buenos. Ese matrimonio mal avenido iba a ser usado por Dios para que Sansón inflingiera una primera derrota a los filisteos.
En Sansón hay dos fuerzas operando: una que viene de parte de Dios; y otra que viene de su carne; una sobrenatural, y otra natural, y ambas
operan juntas en él, influenciando su conducta. (Eso nos pasa también a todos, en mayor o menor medida). Cuando él sigue a la primera le va bien; cuando predomina la segunda, le va mal, como se verá después. (Igual nos pasa a nosotros).
¿Qué edad tendría entonces Sansón? Posiblemente no más de dieciocho años, porque en esa época los israelitas se casaban jóvenes.
5-7. “Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón.”
Notemos, aún no le había hablado; sólo la había visto, y eso le había bastado para desearla como mujer. Su aspecto físico le había atraído. ¡Qué impulsivo era Sansón! ¿Pero cuántos se fijan solamente en el aspecto exterior y no en lo interno, y después son defraudados?
Sus padres accedieron a pedir la mano de la joven, y cuando iban al lugar donde los padres de ella vivían, Sansón se separó un trecho de ellos. De pronto apareció un león con ánimo de atacarlo. En ese momento el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, y él despedazó al león con sus manos sin que sus padres se enteraran. (2)
¿Por qué no les dijo nada a ellos? Él era muy independiente, y quizá no les tenía el debido respeto.
Notemos que fue el Espíritu de Jehová lo que le dio una fuerza extraordinaria y lo impulsó a matar al león. ¿Venía el Espíritu de Jehová sobre él para fortalecerlo aún cuando él usaba esas fuerzas para una obra propia? Sí, porque Dios cuidaba de él. A pesar de sus fallas humanas él era un instrumento en manos suyas.
Eso me consuela, y debe consolarnos a todos, porque quiere decir que Dios puede usarnos, y nos usa, a pesar de nuestros defectos y debilidades.
8,9. “Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león.”
Algún tiempo después –posiblemente al año- llegó el momento de celebrar las bodas, y Sansón fue con sus padres a Timnat. Él se apartó del camino para ver el cuerpo del león que había matado, y había un enjambre de abejas y un panal de miel alojado en el cadáver, y tomó de la miel. Llama la atención que las abejas no lo atacaran, o si lo hicieron, a él no le importó. Luego se unió a sus padres y les invitó de la miel.
Él, como buen hijo, debía darles a ellos figuradamente siempre miel con su conducta, pero en la práctica muchas veces les dio ajenjo y hiel, como muchos hemos hecho con nuestros padres.
10,11. “Vino, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes. Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que estuviesen con él.”
En Timnat se realizó un banquete de bodas que duró una semana, como era costumbre. (Si eso se hiciera en nuestros días, se arruinaría la familia).
Según la costumbre también, se formó un grupo de treinta jóvenes filisteos para que estuvieran con él como amigos del novio (Véase Jn 3:29).
El texto dice: “cuando ellos le vieron…” es decir, su corpulencia. Eso sugiere un cierto ambiente de hostilidad, porque normalmente no se formaría un grupo de jóvenes tan numeroso. Si estallara una disputa con el novio israelita, ellos querían estar seguros de poder dominarlo.
12,13. “Y Sansón les dijo: Yo os propondré ahora un enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta. Mas si no me lo podéis declarar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de fiesta. Y ellos respondieron: Propón tu enigma, y lo oiremos.”
Sansón, posiblemente buscando una pelea, o simplemente avergonzarlos, les propuso un enigma como un reto para su ingenio, tal como era frecuente en ese tiempo. (3)
Si daban con la solución él les daría treintas túnicas de lino (una prenda muy valiosa) y treinta vestidos de fiesta (también caros). De lo contrario ellos le darían esa ropa. El alto valor de la apuesta ya en sí mismo creaba una situación tensa entre Sansón y los jóvenes.
14,15. “Entonces les dijo: `Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura.´ Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días. Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos?”
Sansón basó su enigma en su experiencia reciente con el león y sus restos, y era muy ingenioso, pues planteaba un contraste entre dos pares de opuestos: el animal de presa y el alimento; la fortaleza y la dulzura.
Como los jóvenes no pudieron resolver el enigma amenazaron a la mujer con quemarla viva a ella y a su familia, si ella no le sonsacaba a su marido el secreto de la adivinanza propuesta.
¡Qué tales sentimientos! Estaban dispuestos a cometer un crimen horrendo con tal de no sufrir una pérdida económica. Con razón su escaso ingenio no les permitió hallar el secreto del enigma. Como suele ocurrir en la práctica, su torpeza estaba a la par de su crueldad.
16,17. “Y lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo: Solamente me aborreces, y no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti? Y ella lloró en presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo declaró a los hijos de su pueblo.”
La mujer se dedicó a presionarlo con lágrimas para que él le revele el enigma. Le malogró la luna de miel.
Ésa es la táctica que suelen usar algunas mujeres astutas para ablandar a los hombres. Cuando con sus halagos no obtienen el resultado deseado, recurren al llanto. Convierten su debilidad en fuerza. Pero no debemos juzgarla a ella severamente por su insistencia, pues estaba en juego su propia vida y la de su familia.
Finalmente él se aburrió y le reveló el enigma, y ella se lo pasó a los jóvenes. Aquí aparece por primera vez ese rasgo fatal de su carácter: su debilidad ante las mujeres.
18. “Al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron:
¿Qué cosa más dulce que la miel?
¿Y qué cosa más fuerte que el león? Y él les respondió:
Si no araseis con mi novilla,
Nunca hubierais descubierto mi enigma.”
Antes de terminar la fiesta ellos le dijeron cuál era la solución del enigma, y lo hicieron proponiéndole a su vez un enigma propio. Pero él les respondió, en lenguaje también metafórico, que si no hubiera sido por ella, nunca hubieran encontrado la solución. (4)
19. “Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre.”
El Espíritu de Jehová vino entonces sobre Sansón como en otras ocasiones, y él fue a Ascalón (una de las ciudades filisteas más grandes), y mató a treinta hombres, y con sus despojos pagó la deuda de ropa que tenía con los jóvenes.
Furioso se fue después a casa de su padre y dejó a su mujer. ¿Por qué? Porque ella lo había traicionado al revelar el enigma. El amor que él sentía por ella se convirtió en odio. (5)
20. “Y la mujer de Sansón fue dada a su compañero, al cual él había tratado como su migo.”
El padre de la novia, no queriendo que su hija quedara abandonada, se la dio a uno de los treinta jóvenes que, de amigo que había sido de Sansón, se convirtió en su enemigo. ¿Estaría ella contenta con el cambio? Es poco probable, pero la mujer en esa época no podía disponer libremente de su vida.
Notas: 1. Nótese, sin embargo, que en la relación de las siete naciones que menciona Dt 7:1 no figuran los filisteos.
2. Hay varias instancias en que el Espíritu de Jehová viene sobre Saúl, o sobre sus mensajeros, y los impulsa a profetizar (1Sm 10:10; 11:6; 19:20,23). David relata que en más de una ocasión él despedazó con sus manos a un león o a un oso (1Sm 17:34). Aunque él no lo diga expresamente es muy probable que él pudiera hacerlo porque el Espíritu de Jehová vino sobre él.
3. La palabra Jidah, es a veces traducida como “figura” (Nm 12:8), o “pregunta difícil” (1R 10:1), o como “proverbio” (Sal 49:4; 78:2), o como “parábola” (Ez 17:2), pero más frecuentemente como “enigma”. Éste es un dicho cuya cualidad intrigante deriva de la hábil manipulación de la ambigüedad inherente en el lenguaje. En el habla común tiene el sentido de “adivinanza”.
4. El enemigo también suele arar con la novilla de nuestra carne para hacernos caer en pecado.
5. Bueno fuera -anota M. Henry- que si el mundo nos defrauda con sus engaños, retornáramos a la casa de nuestro Padre celestial, como el hijo pródigo, y nos quedáramos ahí.
NB. Al publicar esta serie de artículos sobre Sansón (basados en la trascripción de una charla dada en el Ministerio de la Edad de Oro) quiero reconocer mi deuda con el excelente libro de A. Edersheim, “Bible History”, que dedica dos capítulos a nuestro personaje.
Amado lector: Jesús dijo: “De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?” (Mr 8:36) Si tú no estás seguro de que cuando mueras vas a ir a gozar de la presencia de Dios por toda la eternidad, es muy importante que adquieras esa  seguridad, porque no hay seguridad en la tierra que se le compare y que sea tan necesaria. Con ese fin yo te invito a pedirle perdón a Dios por tus pecados haciendo la siguiente oración:
   “Jesús, tú viniste al mundo a expiar en la cruz los pecados cometidos por todos los hombres, incluyendo los míos. Yo sé que no merezco tu perdón, porque te he ofendido conciente y voluntariamente muchísimas veces, pero tú me lo ofreces gratuitamente y sin merecerlo. Yo quiero recibirlo. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y de todo el mal que he cometido hasta hoy. Perdóname, Señor, te lo ruego; lava mis pecados con tu sangre; entra en mi corazón y gobierna mi vida. En adelante quiero vivir para ti y servirte.
#770 (24.03.13). Depósito Legal #2004-5581. Director: José Belaunde M. Dirección: Independencia 1231, Miraflores, Lima, Perú 18. Tel 4227218. (Resolución #003694-2004/OSD-INDECOPI).