LA TEMPLANZA (Parte
3)
Si bien el cuerpo puede estar como muerto, la imaginación
no envejece y se mantiene siempre inquieta y viva, De ahí la importancia de
mantenernos siempre ocupados -cualquiera
que sea nuestra edad- a fin de no dar lugar al diablo.
Muchas comodidades del cuerpo se convierten fácilmente en
incomodidades para el alma y en ocasión de tropiezo.
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