LA TEMPLANZA II
¿Qué es lo que domina en mí: los apetitos de la
carne -incluso los legítimos- o los deseos del Espíritu? Muchas veces la lucha
no es entre el pecado y la gracia, sino entre lo permisible y lo que es más
útil y conducente al progreso espiritual; esto es, entre lo bueno y lo mejor.